Tiempo y desorden: La procrastinación

in #spanish6 years ago (edited)

“¡Oh el tiempo está en desorden!” — Shakespeare, Hamlet


¿Imaginan cómo sería el mundo si cada una de las personas diariamente fuese productiva (para el bien propio o ajeno) en su mayor capacidad posible? Suponiendo que fuese así, ¿imaginan los avances como individuos y a su vez de la humanidad en todos los campos que conocemos? Ciencia, tecnología, deporte, arte, cuidado del planeta, etc. Pero, ¿es posible?, o mejor dicho, ¿por qué no es posible? (al menos por lo que la historia y la actualidad nos muestran hasta ahora), quizá la respuesta sea “procrastinación”.

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Para rondar en este complejo tema de una merna muy resumida y desde una perspectiva de experiencia personal, dividiré en cuatro etapas el proceso que va formando el camino hasta la procrastinación y luego la etapa post-procrastinación, siendo esta última clave para superarla.

1) Motivación

Podemos partir desde dos puntos muy frecuentes en la vida de las personas, uno es el “deber”, impuesto por las necesidades a las que nos empuja la sociedad por naturaleza propia, aquí nos encontramos con los retos y objetivos que debemos alcanzar y superar para así sustentar una mejor vida o simplemente sobrevivir ante las adversidades del mundo y del cuerpo humano (educación, comunicación, hogar [refugio], impuestos, salud, alimentación, etc.). Si tenemos suerte, podemos vernos colocados en un puesto de trabajo con el cual nos identificamos y apasionamos, si no es así, de igual manera nos podríamos encontrar con la motivación de hacer y rendir mejor para así alcanzar lugares o sencillamente mantenernos en el que estamos. En cualquiera de los dos casos, ya sea trabajo por pasión o simple obligación, vamos a necesitar de nuestras acciones para seguir en el ruedo y esto ayudará a generar esa motivación mínima o suficiente para realizar tales cometidos.

El otro punto es el “querer”, acá nos motivamos para alcanzar las metas que nos hemos propuesto en nuestras mentes con las cuales creemos o aseguramos que al ser alcanzadas y materializadas, encontraremos satisfacción inmediata en nuestro ser. Basta con el deseo, la ambición e incluso el simple capricho, para que nos levantemos a trabajar por ello.

En resumen, por alguna u otra razón, ya sea por obligación o voluntad propia, la motivación aparecerá para suministrarnos vida.

2) Expectativas

Es impredecible lo que sucederá en el camino, pero aún así (y quizá esto venga atado a la motivación), idealizamos el proceso y/o el resultado de las cosas, a veces hasta tomamos decisiones apresuradas a los hechos que aún ni se aproximan siquiera, tendiendo en fé que los planes se darán tal cual nos los imaginamos.

Estas expectativas pueden ser peligrosas, aunque a simple vista pareciera que solo añaden ánimos para continuar con la motivación, de un momento a otro se pueden convertir en realidades inesperadas e inconformes.

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3) Exceso de metas

La mente es muchísimo mas compleja y desconocida que el mundo físico a nuestro alrededor. En ella podemos moldear el universo a nuestro gusto y gracia. Lo que se nos hace imposible lo conseguimos con la mente para imaginar y sentir (aunque quizá nunca sabremos cómo sería en realidad).

Sin alejarnos tanto en la escala, podemos notar cómo el cálculo de aproximación entre lo que nos proponemos y deseamos cumplir no concuerda con lo que nosotros mismos nos demostramos o somos capaces de hacer.

La misma motivación y expectativa nos lleva de aquí a allá entre ideas encontradas y por encontrar, ya que en la mente, todo parece posible y hasta lógico para cada quien. Nos sobrecargamos de geniales propuestas que sin dudarlo serían increíbles si en la medida de la realidad fueran posibles.

4) Procrastinación

Y llega el momento, el día, la hora y el minuto en el que debemos plasmar lo idealizado en el mundo palpable… Nos detenemos, pensamos en el primer, segundo y tercer paso al mismo tiempo, pensamos en el inicio, el intermedio y el resultado final, pensamos en la satisfacción futura, pensamos en el próximo paso luego de haber finalizado la primera etapa de lo alcanzado… Decidimos que para dar lo mejor de uno debemos prepararnos mejor. Nos vamos, volvemos, pausamos, pensamos… Nada ocurre, el tiempo se detiene en nuestro mundo mental aunque por supuesto no en el mundo real.

Los escritores, por ejemplo, pueden pasar horas frente al computador con el titileo del puntero marcando cada segundo que se pierde al no escribir lo que tenemos que escribir (entendiendo que otra causa podría ser el bloqueo de ideas).

0) Post-Procrastinación

Así como iniciamos desde dos posibles puntos, el “deber” y el “querer”, nos podemos ver en dos condiciones distintas luego de caer en cuenta que pasabamos por el trance de la procrastinación. La primera, que en medida de lo posible deberíamos evitar a toda costa, si en dado caso tenemos voluntad sobre ello, es la “decepción” de los hechos, de las metas no alcanzadas a tiempo. Los pensamientos nos atacan, la utopía propuesta por nosotros mismos nos golpea desde los aposentos de nuestra imaginación mostrándonos escenas de cómo hubiese sido si los actos necesarios para conseguir lo deseado se realizaran satisfactoriamente. Aquí corremos peligro, gran peligro de mantener la procrastinación activa y dejar que nos consuma desde el interior hacia lo externo.

El siguiente punto radica en un factor clave, de suma importancia si queremos salir del hueco donde nos encontramos, sin un mañana, algo que nunca llega, este punto es el de la “reflexión”. En ella, la reflexión, podemos navegar en un mar de razones que se vuelven irrelevantes al ponerlas como “excusas involuntarias” que nos damos a nosotros mismos dejando para un mañana lo que en realidad tenemos (no como se acostumbra decir “podemos”) que hacer hoy.

Lo más importante de esta reflexión post-procrastinación es que en algún momento determinado a todos nos llega, es la de caer en cuenta y concienciar de lo que realmente podemos realizar hoy y con las herramientas que tenemos a la mano, ya sean físicas o mentales. Fijar metas posibles, creíbles y lógicas para el presente hará la diferencia entre el exceso de motivación desordenado de ideas encontradas por nuestra insaciable mente deseosa, con la de la motivación concentrada y canalizada a un objetivo (o varios dentro de lo posible).

Vernos desde afuera, vernos como un tercero, criticarnos y juzgarnos como hasta los mejores y peores amigos hacen entre sí, se podría convertir en el impulso necesario para salir del ciclo procrastinador y así, no solo mejorar y avanzar por el bien propio, sino también ser parte del efecto mariposa que se sumará al mundo, a la sociedad y a la historia.

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La intención de estas letras no es más que analizar y reflexionar un poco acerca de un asunto padecido por las personas desde una perspectiva positiva. Quizás el tener el escrito frente a los ojos y no en los vastos pensares de nuestras mentes, ayude a superar el síntoma que retrasa la grandiosidad de cada individuo, de cada oportunidad que tenemos.

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Espero hayan disfrutado de esta publicación.
Todo comentario es bienvenido.
Gracias por pasar y leer.
Yimi Ipsa.

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Excelente publicación, posponer constantemente las metas es un terrible vicio en el que incurrimos con excesiva frecuencia!!!

Ese mal habito puede volverse un verdadero dolor de cabeza @yimiipsa Muy buena tu reflexión. Saludos :)

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