AUTORRETRATO - Una "Fosilizada" contando su historia

En febrero 2017 inicie en el taller de pintura de la Universidad de las Artes. Extremadamente ansiosa de que por fin tendría una preparación formal en esta área (jamás la tuve antes de entrar a la universidad 🤓). El profesor que se nos asignó se presentaba como un gran estudiado de las artes y excelente pintor, bastante intimidante por cierto.

La situación económica tambaleante de Venezuela en ese momento se prestaba para crear caos en las calles de Caracas. Manifestaciones y barricadas en las calles, cierre de avenidas principales, sabotaje del transporte público, locales comerciales cerrados o abiertos sin mercancías, la gente (incluyéndome) angustiados y con temor de lo que sucediera. Los aires de zozobra nos cacheteaban la cara. Solo salir de la casa se convirtió en una aventura.

Ticket del Metro (sistema de transporte público subterráneo), algo de dinero en efectivo, alguna comida que pudieras llevar contigo (que te alcanzara para todo el día si acaso), un radio para escuchar las noticias, un par de zapatos cómodos y por supuesto la estampita de un santo con la bendición de tu abuela se convirtieron en algo infaltable en nuestros morrales, ademas de nuestras tareas y materiales para las artes.

Como pueden ver es un cuadro bastante complicado para cumplir con la rutina diaria y mantener un estado anímico equilibrado.

Volviendo a las clases. Las asignaciones que mandaba el docente para el taller de pintura eran difíciles de cumplir, no solo con la asistencia a clases sino con los materiales que solicitaba. Era difícil conseguir lienzos, pinturas, pinceles y hasta pega blanca.

Llego Semana Santa y lo que normalmente se haría en estos días feriados es salir, disfrutar y ralajarse. Pero no, las calles seguían iguales. En casa, agobiada por las tareas y asignaciones para el taller de pintura (ejercicios de pintura dahh!), con un gran sentimiento de vacío, dispersión, encierro y frustación por no saber que pintar, tomé un pedazo de papel craft que tenía recortado y lo pegué en el closet, agarre los acrílicos que nunca había utilizado, me rehusé a usar los pinceles así que agarre un cuchillo de mantequilla (a modo de espátula) y comencé a modelar encima de papel una figura, fue algo muy impulsivo, no era algo tan conscientemente premeditado. Sólo pinté.

Y ese fue el resultado.

Ni bien lo termine salí a caminar, todo ese flujo de energía tenía que drenarlo. Volví y mas calmada lo pude apreciar. Quizás no sea la mejor pintura ni una "obra de arte" ni siquiera un ejercicio de 20 puntos, pero fue una pauta, me hizo descubrir parte de mi que no tenia idea del alcance que tenía. Los colores en función de los sentimientos, la técnica con la espátula para crear textura, la expresión en el trazo y la mancha para crear una figura, la utilización "informal" de los materiales y sin mencionar todo aquello que se plasmó allí:

El aspecto de esta figura humana que pude lograr carece de pocas dimensiones y perspectiva en el plano, cuestión que año después lo denominaría como "fosilizado". A partir de esto nacieron el restos de los personajes.