Nuestra energía vital

Hace unos años me sucedió que observando a un hombre alcoholizado, veía o sentía en su semblante como su energía vital pareciera que estuviera extinguiéndose, esta persona a pesar de ser un hombre joven que aún conservaba algo de lo que fue alguna vez una contextura fuerte, su adicción lo llevo a tal punto de deterioro que una simple caída fue suficiente para que él no se levantara más, tal y como se sentía su energía vital disminuida hizo que no se levantará más.

Sin duda alguna cada persona nace con cierta cantidad de fuerza o energía vital. La cual debe durarle toda la vida. Esa cantidad varía de persona a persona.

Para el doctor Hans Elye, el ser humano nace con una energía vital, la cantidad de esta dependerá de sus antecedentes genéticos, la cual deberá de ser usada con sensatez pues cuenta con un límite.

Siendo así, no tendremos forma de aumentar nuestra energía vital siendo nuestro único control sobre ella la proporción a la cual le iremos dando uso en el transcurso de nuestra vida.

Muchas personas creen que después de haber expuesto a su organismo a actividades estresantes, un periodo de reposo podría restaurarle al nivel donde se encontraba antes; pero esa idea es falsa. Los experimentos realizados en animales por el profesor Hans Selye demostraron que cada exposición estresante para nuestro organismo deja una CICATRIZ INDELEBLE y consume reservas de fuerza vital que no pueden ser reemplazados.

No obstante hay mucho que podemos hacer para mejorar esta situación y sacarle un máximo provecho a nuestra energía vital como lo son: la buena alimentación (especial atención con las vitaminas B) , no recargarse de trabajo, dormir lo suficiente, ser feliz consigo mismo y en general tener un estilo de vida saludable, igualmente la práctica de meditación o aplicación de técnicas de relajamiento son considerados importantes para la longevidad del ser humano ya que ayuda a la mente a descansar y drenar los pensamientos erráticos.