La salud total de la persona

En este aspecto del ser, se torna dolorosamente aguda la sensación de opresión debida a la falta de sentido, de propósito, extravió y de desarraigo de la vida. Pero los transtornos de la vida espiritual son especialmente difíciles de diagnósticar porque los sintomas adoptan muchas veces una diversidad de mafifestaciones, y no siempre tienen una conexión obvia con el mal espiritual que padece. Parte del malestar espiritual moderno se debe a la falta de raíces. Echar raíces es tal vez la necesidad más importante y menos reconocida del alma humana. Las raíces anclan, nutren y aun explican al hombre. Son vínculos invisibles mediante los cuales un individuo es retenido dentro de su contexto esperitual y social. Si las raíces se rompen con violencia, o si una persona es desarraigada, se convierte en un brote marchito, sin profundidad e inestbale.

Las encuestas ubican a la "Buena salud física" en el primer lugar de las prioridades de la mayor parte de la gente, y "la mala salud" en su lista de mayores temores. Y tiene razón. La vida física depende de un complicadísimo conjunto de funciones biológicas. No hay forma de desentenderse de eso. Pero de todos modo muchos se desentienden, aún los que colocan la buena salud como la primera de sus prioridades. Con frecuencia no toman en consideración los efectos a largo plazo de su estilo de vida, porque se encuentran ocupadísimos en llevar a cabo numerosas actividades, en subir la escalera del éxito, en ganar amigos e influenciar a la gente, o simplemente en mantener la cabeza fuera del agua. La única consesión que hacen a la primera de sus prioridades es tomar abundantes pastilas cuando se sienten enfermos, cuando lo que realmente tiene importancia aquí es un régimen de alimentación saludable y equilibrado, y un programa regular de ejercicios.