SABER EXPRESARTE CON CARIDAD "HERMOSA VIRTUD CRISTIANA"

Cuántas veces decimos cosas de las que luego nos arrepentimos. Las palabras tienen poder, por ello debemos utilizarlas con cautela, pensar antes de hablar. Con lo que decimos podemos herir a una persona o la podemos animar en una situación difícil que esté atravesando.

Lamentablemente existen personas con la tendencia a expresar sus pensamientos sin detenerse a pensar en las consecuencias. Por ejemplo, alguien encuentra a una amiga que hace tiempo que no ve y lo primero que se le ocurre antes de saludarle es decir ¡qué gorda estás! Aunque muchas personas no lo entiendan, todos sabemos que estamos pasados de peso o cuando ya tenemos líneas de expresión en el rostro, para eso hace falta solamente tener un espejo.

La sinceridad es importante, es una gran virtud. Habla con sinceridad aunque tengas que decir algo negativo que hace otra persona, sólo cuando realmente sea necesario porque te causa dificultades o se las causa a los demás. Tampoco la idea es ocultar lo que nos molesta de otros, sino saber cómo decirlo con las palabras adecuadas, evitando que lo que estamos diciendo pierda valor porque confrontamos a las personas con enojo y empleamos palabras que les agreden, de esta manera pierde credibilidad lo que digamos aunque tengamos la razón.

Es tan importante expresar nuestras emociones y pensamientos como lo es saberlos ocultar en el momento adecuado. Realmente las críticas no son constructivas, no existe tal cosa, se puede decir que una crítica expresa nuestra opinión sobre algo o alguien, es subjetiva, por lo tanto, no representa la verdad absoluta. Algo que puede parecerte malo de alguien puede parecerle maravilloso a otra persona.

En este sentido, debemos tratar de ser positivos al expresar nuestras opiniones, no siempre creer que las personas deben ser o estar como pensamos. Muchas veces al expresarnos ejercemos nuestro poder de destrucción, realizando una crítica a una persona que está pasando una terrible situación, entonces reforzamos su tristeza o desánimo.

Cada quien es libre de ser como quiere, vestir como le gusta o expresarse de una forma en particular, a menos que ofenda a alguien con su forma de ser o hablar es que sería preciso intervenir, ofreciéndole sugerencias para mejorar su manera de relacionarse con los demás.Entonces, la idea central es pensar en lo positivo que tiene el comentario que voy a realizar, si no tiene nada de positivo y como dice San Josemaría Escrivá:

“¿No soy capaz de decirlo con caridad, con amor?¡Es mejor callar!”(Camino, punto 443)

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Hablar con alguien en un momento en el que nos domina la rabia, no es lo mejor que podemos hacer para solucionar la disputa, sería lo peor, puesto que cuando estamos enojados podemos decir cosas que hieren, aunque sea lo que realmente pensamos o sentimos pero debemos tratar de relacionarnos mejor con los demás. Si es alguien que nos importa, lo más idóneo es esperar a que nuestro enojo pase y pensar las palabras que vamos a emplear; es decir, cómo abordar la situación solucionando el problema con esa persona.

Un consejo útil es centrarnos en la acción negativa que esa persona realiza, por lo cual al enfrentar la situación desagradable con ella, le dejamos saber lo que hace que nos molesta o nos causa dificultades, evitar utilizar adjetivos negativos en su contra como por ejemplo: eres irritante, eres grosero, eres abusadora, entre otros. Lo debemos expresar así: algunas veces tu comportamiento es irritante, en ocasiones dices palabras que ofenden a los demás o cuando haces estas cosas abusas de la confianza que te doy.

Finalmente, utiliza palabras agradables que hagan sentir bien a los demás, si no tienes nada agradable que decir, solamente sé cortés, las críticas muchas veces no ayudan a nadie, aprende mejor a sugerir algo y siempre que éste sea tu objetivo; hazlo con respeto, recuerda que la persona a quien se lo dices tiene la libertad de tomarlo en cuenta o no. No comentes a alguien sobre su apariencia si no es algo agradable que le haga sentir bien, la vida es difícil en muchas ocasiones y no tenemos el poder de una bola de cristal para conocer lo que le pasa a cada una de las personas que nos rodean, por eso, no aumentemos sus aflicciones.

La virtud de la caridad es difícil en la práctica, en la convivencia con los demás, pero vale la pena intentar ser mejores personas cada día.

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Fuente giftanimados.org
@yahelysanchez

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