Queen y su acertada intromisión en mi vida (Parte 1)

La niñez.
Transcurría el año mil novecientos setenta y ocho, cuando todos los habitantes del edificio donde yo residía estabamos alegres y muy felices por el regreso a nuestro país (Venezuela) de Sofía, quien era una amiga de la infancia que vivió con su familiares en esa urbanización pero que los últimos cinco años estuvo residenciada en Inglaterra debido a que una de sus tías, junto con su esposo e hijos, se la llevó para allá dándole la oportunidad de conocer otro país y de aprender un nuevo idioma. Así pues que, al llegar Sofía a nuestra muy unida comunidad, no se hizo esperar la fiesta de bienvenida y el recibimiento afectuoso de todos quienes nos sorprendimos de lo cambiada, bella y alta, que había regresado ¡Ah y además hablaba ingles! Para ese entonces ella tenía diesciseis años, yo once, y formabamos parte de un grupo numeroso de niños, niñas y adolescentes que viviamos felices entre juegos, risas y caramelos.

A medida que pasaban los días, Sofía nos fue contando sobre sus experiencias y algunas de sus anécdotas en el país que tiene el reloj más famoso del mundo, los autobuses rojos de dos pisos (para nosotros eso era una gran novedad), donde era más facil que una familia de varios perros alquilara una vivienda a que lo hiciera una que tuviera varios hijos- la tia tenía cinco hijos, con Sofía eran seis y les costó mucho conseguir un piso- y donde varias veces tuvo que defenderse, a punta de sombrillasos, del ataque de algunos chicos que se burlaban de ella, y de sus primos, por no saber habla ingles. Y yo siempre me preguntaba porqué con sombrilla (Paraguas) hasta que, hace pocos años atrás, me enteré de que en Londres llueve con bastante frecuencia.

Uno de esos días, estando yo en su casa, Sofía saca un disco- un lp por supuesto- y lo coloca en el tocadisco. Cuando comienza a sonar la música y seguidamente la voz del cantante, allí en ese instante, yo entré en shock, me quedé en silencio, inmovil, utilizando al máximo mi sentido auditivo, sorprendida con la voz de ese hombre que, a mi manera de ver, trascendía ese disco de acetato y se transfiguraba ante mí como si fuera un holograma, mostrandome la fuerza, la vitalidad, la potencia, la energía pero también el amor en su máxima expresión. No gesticulé palabra alguna y creo que ninguno de los que allí estaban -su hermana y un amigo- tampoco, o por lo menos no los escuché. Sólo cuando terminó la canción me atreví a hablar y, afanozamente, pregunté quién era el cantante. La respuesta de mi amiga fue tajante: Quenn. Y acercándose a mi, ella me dá la carátula del disco, la cual miré y remiré hasta que sonó la última canción de ese long play. Sofía nos comentó que ese era un grupo de rock muy famoso de Inglaterra y que su tio, al ver que a ella le gustaba mucho, decidió regalarle el disco el día de su cumpleaños.
Ese día salí de la casa de Sofía sintiendome como si hubiera descubierto un nuevo mundo, y esto fué gracias a las narraciones de sus vivencias y, sobre todo, a los matices sonoros que escuché provenientes de la voz de Freddie Mercury, de la guitarra de Brian May, del bajo de Jhon Deacon y de la batería de Roger Taylor que, al unísono, formaron un mundo paralelo para mí. Y esto, esto solo fue el comienzo.

Y a ti ¿Te gusta el Queen?