Black Panther y la política exterior estadounidense

La más reciente película del "Universo Cinematográfico de Marvel", Black Panther, ha generado olas de comentarios y críticas positivas alrededor de todo el mundo. Ya se ha hablado hasta el agotamiento de los logros de esta película, así que haré un simple repaso de lo que me parecen los mayores logros de la cinta: un gran diseño de producción, que carga a la película de personalidad; mayor contención del "humor Marvel", que es a veces tan molesto en otras cintas; una banda sonora memorable, y utilizada con mucho acierto; y, por supuesto, el mejor villano que ha tenido alguna vez una cinta de Marvel.

Dicho esto, hoy me gustaría desviarme un poco del tema cinematográfico, y comentar el punto que más me ha llamado la atención de esta cinta: su mensaje político. Y no me refiero con esto a los temas de inclusión y de racismo que tan fácilmente se asocian a esta película, sino al choque de dos posiciones ideológicas respecto a política exterior que han definido la historia del mundo, y particularmente de Estados Unidos: el aislacionismo y el intervencionismo.

Advertencia: Este artículo asume que has visto ya la película, y comenta abiertamente partes esenciales de la trama.

Wakanda

La película nos presenta a Wakanda, una nación tecnológicamente muy adelantada, que ha estado durante toda su historia escondida del resto del mundo. Wakanda posee tecnología médica y militar que fácilmente podría convertirla en la mayor potencia del planeta, pero tiene una política muy clara al respecto: para protegerse, Wakanda no comparte sus recursos o su tecnología con otros países, ni se involucra en conflictos que no le afecten directamente.

Si comenzamos a establecer paralelismos históricos, esta Wakanda recuerda poderosamente a lo que fue la política aislacionista estadounidense hasta mediados de siglo XX, que consistía en no establecer alianzas con país alguno, para evitar verse arrastrados a una guerra que no amenazara directamente su territorio. Recordemos, por ejemplo, la reserva que mostró Estados Unidos a la hora de involucrarse en ambas guerras mundiales, en las cuales terminó participando solo luego de extensas discusiones, y en algunos casos motivados a circunstancias muy particulares (como el ataque a Pearl Harbor)

Volviendo a la cinta, el recién nombrado rey T'Challa tiene intención de continuar esta tradición aislacionista. Aunque T'Challa entiende que Wakanda podría ser de ayuda en el resto del mundo, pone por encima su obligación como rey de proteger a su nación, y considera que mantener el secreto de su desarrollo es la mejor forma de lograrlo. Pero vamos viendo indicios de que hay quienes no opinan igual: Nakia, interés romántico de T'Challa, viaja por el mundo como espía ayudando en diversas causas, y desea mayor implicación por parte de Wakanda; su hermana Shuri, lider de la investigación tecnológica de Wakanda, desea compartir sus descubrimientos con el resto del mundo; W'Kabi, lider militar y amigo de T'Challa, que desea intervenir en los conflictos militares del mundo. En estos primeros momentos de la cinta, parece claro cuál será el viaje ideológico de T'Challa: descubrir que ya la política aislacionista no puede continuar, y que Wakanda necesita intervenir más en los asuntos del resto del mundo.

Y entonces aparece Killmonger. Y sí, antes he dicho que no repetiría aquellas cosas que ya han sido ampliamente habladas sobre esta película, pero es imposible ignorar el peso que tiene el villano, especialmente al evaluar el mensaje ideológico de la cinta. Y es que Erik Killmonger es justamente un producto de la política aislacionista de Wakanda. Su padre, el príncipe N'Jobu, en un intento desesperado por ayudar a los oprimidos del mundo, traiciona a su patria, acto que le cuesta la vida. Abandonado en Estados Unidos (un acto del rey T'Chaka para encubrir la traición de su hermano), Erik crece llenándose cada vez más de resentimiento, al conocer de la existencia de una nación como Wakanda, y ver que esta hace la vista gorda al sufrimiento de sus "hermanos" en todo el mundo. Ese odio le conduce, finalmente, a desafiar a T'Challa, y arrebatarle el trono.

Pero Killmonger, además de evidenciar las consecuencias del aislacionismo de Wakanda, también presenta la postura ideológica totalmente opuesta a la de T'Challa: el intervencionismo absoluto. Su plan es repartir la tecnología de guerra de Wakanda a sus "hermanos" oprimidos, para que estos puedan hacer frente a sus opresores. Volviendo a los paralelismos históricos, Killmonger parece representar la política externa de los Estados Unidos durante la segunda mitad de siglo XX, y lo que va del XXI. Luego de una larga tradición aislacionista, Estados Unidos comenzó a tener cada vez mayor injerencia en los asuntos de otras naciones, y esto ha conducido a su participación directa en numerosas guerras fuera de su territorio: Corea, Vietnam, Afganistán, Irak, y un largo etcétera. Es difícil además no relacionar el plan de Killmonger de repartir la tecnología militar de Wakanda por todo el mundo con las operaciones estadounidenses en las que se ha armado a grupos beligerantes en los conflictos del medio oriente (y que algunos aseguran han contribuido a la aparición de peligrosos grupos terroristas).

Soldados estadounidenses en Afganistán

Enfrentadas estas dos posturas ideológicas (aislacionismo absoluto e intervencionismo extremista), la película toma el camino que, aunque poco arriesgado, parece inevitable. Killmonger es derrotado, pero su filosofía afecta profundamente a T'Challa, que decide que ya Wakanda no puede seguir ocultándose al mundo cuando tiene tanto que ofrecer. Pero su relación con el mundo no se hará en base al enfrentamiento (lo que buscaba Killmonger) sino en base a la cooperación y la ayuda. Un mensaje dirigido claramente a los políticos de Estados Unidos y del mundo, y si me preguntan, mucho más sutil y mejor logrado que ese "los sabios construyen puentes mientras los tontos construyen muros" de la escena postcréditos.

Siempre es muy satisfactorio ver que una película que en teoría está pensada como "entretenimiento para masas" se toma la molestia de construir un discurso, e invita a la reflexión. No es la primera vez que Marvel hace esto, ya que las últimas dos películas del Capitán América tenían reflexiones políticas de mucho peso: en Winter Soldier, el valor de la seguridad en contra la libertad y la privacidad (recordemos las naves de Shield, que tendrían la capacidad de eliminar cualquier amenaza en el mundo en un instante, teniendo a todos bajo su mira en todo momento); en Civil War, el choque entre la regulación estatal como medio de prevención y la libertad (de nuevo) y responsabilidad individual (Civil War además tiene el mérito de no dar una respuesta definitiva a este debate). Posiblemente películas como estas continúen siendo casos aislados, pero es muy grato saber que existen, por escaso que sea su número.