El pintor del tiempo suspendido

Quiero mostraros al pintor canario que a mi más me gusta. Es un genio secreto poco conocido.

José Jorge Oramas fue un pintor de Gran Canaria que murió joven pero, aún así, le dio tiempo suficiente para producir un buen número de obras geniales.

Antes de tener a mis hijos, yo pasaba mucho tiempo pintando. El fue uno de los primeros a los que copié y de los que aprendí. Todavía en casa tengo colgado, en un lugar privilegiado, el último que hice y que es de gran tamaño. Tengo gratos recuerdos de aquella época.

El otro día, por sorpresa, cayó en mis manos un pequeño libro escrito por el renombrado Andrés Sanchez Robayna titulado “Jorge Oramás o el tiempo suspendido”. El escritor promueve y saca a la luz el valor indudable de este pintor poco conocido. Fue un artista prácticamente secreto. Quizás su talento quedó desconocido porque murió muy joven.

Emocionado, he disfrutado del libro recordando aquellos momentos de juventud en los que me pasaba las tardes pintando. Me pregunto:

¿Por qué me gusta tanto de este pintor?

.
Tal vez, me emocionan sus obras porque Oramas compone con la luz un paisaje sencillo de formas geométricas y colores vivos...

Hojeando el libro, he intentado resolver el enigma. Quiero dejar con vosotros un pequeño resumen para que os hagáis una idea de a lo que me refiero y, si es posible, me gustaría saber que impresiones os causan a vosotros.

Me conmovió conocer que Oramas tuvo muchas necesidades económicas e, incluso, pasó hambre. Como consecuencia, murió antes de cumplir los 24 años de tuberculosis. Me pregunto ¿qué artista potencial se malogró en la indigencia? ¿Hasta donde habría podido llegar?

Con casi 18 años, Jose Jorge ingresó en la Escuela de Artes Decorativas "Lujan Pérez” de Las Palmas de Gran Canaria. Fue un alumno aventajado y muy aplicado, uno de los mejores, que adquirió rápidamente los objetivos didácticos.

En la escuela se promovía salir a pintar al exterior y copiar del natural pero, sobre todo, se potenciaba el desarrollo de la intuición y la curiosidad por interpretarlo.

Está consigna la siguió incluso cuando enfermó y fue ingresado en un hospital. Desde el centro, pintó los vistosos cuadros de los Roques, aquello que observaba desde su cama.

Cuando observo sus pinturas, compruebo que tienen la capacidad de impregnar con fuerza mi mirada. Me quedo absorto, recorro todo el lienzo. Para mi, creo que es una prueba suficientemente válida de que estoy ante un gran artista de talla universal.

Su obra tiene una pureza y una singularidad creativa diferente de los patrones plásticos a los que estoy acostumbrado. Eso le hace ser, para mi, tan atractivo.

Fue un genio. No puedo explicarme de otra forma cómo este artista consiguió tener una cohesión expresiva desde fases tan tempranas.

José Jorge Oramas ingresó en 1929 en la “Luján Pérez” y murió en 1935. Por tanto, transcurrió sólo poco más de un lustro. Esto hace que su obra sea totalmente homogénea. No existió una evolución en su obra artística, no dio tiempo, sólo variaciones sobre un mismo tema. Es como si todos los cuadros fueran fragmentos de una única gran obra.

En general, Oramas pintó paisajes. Es el pintor de los riscos, es decir, los barrios populares de casas pintadas con vivos colores que están situados en las laderas de las montañas de la capital de Gran Canaria.

Pintó los riscos desde la cama del hospital, en sus últimos días. Me conmueve conocer este detalle aún más.

¿Cómo es posible hacer una pintura tan bonita y alegre con un cuerpo tan enfermo?

.

Me doy cuenta de que Oramas centró su interés en imágenes primitivas. Pintó lo que veía y lo hizo con una sistemática e intensa indagación de la luz y la sombra, desde la sencillez.

Tuvo un dominio radical de la luz y de su fuerza creadora porque la luz delimita la figura y define el volumen.

El paisaje de Oramas es el paisaje insular canario de los decenios de 1920 y 1930 con elementos precisos como pitas, palmeras, tuneras todo ello bajo un sol radiante. Todos estos elementos son reconocibles en la Canarias actual y es un rasgo muy característico.

Oramas cuidó la composición, de esto ya me di cuenta cuando copiaba sus cuadros. Los elementos en el lienzo están distribuidos casi matemáticamente. Luego, jugando con las luces y con las sombras compone el espacio y el paisaje.

Pinta el instante suspendido tallado por la luz, plasmando geometrías de color.

.

También hizo retratos, dibujos de personas y tres autorretratos.

Es un pintor postimpresionista que buscó la esencia del paisaje reduciendo los elementos accesorios hasta llegar a una completa eliminación. Con él la pintura se reduce, se simplifica, porque no copia la naturaleza sino sus sensaciones. Parecido a los impresionistas pero mucho mas plano, sencillo y esquemático.

Observo que sus pinturas crean una sensación de quietud y estabilidad. Están como suspendidas en el tiempo. Creo que esto lo consigue por su gusto por las estructuras elementales y simples.

Lo estático, la pureza de las formas y la radiante serenidad que desprende la obra Oramas es lo que caracteriza al artista como un indigenista con una visión propia del mundo fantástico que le rodea.

.
.

La escuela de Artes Decorativas Luján Pérez

La “Escuela de Artes Decorativas Luján Pérez” en Gran Canaria fue creada en 1918 por iniciativa de Juan Carlo y de Domingo Doreste. En ella se aglutinó a un grupo de artistas e intelectuales de Las Palmas.

Ambos eran conscientes de la necesidad de crear un centro producción de artes decorativas que la clase media y alta de Gran Canaria demandaba.

Juan Carlos, recién llegado de París, introdujo las nuevas concepciones estéticas y pedagógicas en la escuela, cuyas máximas fundamentales fueron la libertad creativa. En la escuela, el maestro era un mero guía. Se promovía salir a pintar y copiar del natural pero, sobre todo, se potenciaba el desarrollo de la intuición y la curiosidad por interpretar el mundo exterior.

No sólo se impartían clases sino que también la escuela era un lugar de reunión de intelectuales y escritores donde, con frecuencia, se celebraban tertulias en las que participan los alumnos. En ellas no solo se hablaba de pintura sino también literatura. Allí también se podían consultar diversos y variados libros que completaban la formación artística del alumno.

Esta es la única fotografía que se conserva de José Jorge Oramas.