Algunos pensamientos acerca de la Igualdad

En general, los marxistas, sean estos comunistas o socialistas, se declaran los únicos defensores de la igualdad entre los hombres. Argumentan que el capitalismo crea una desigualdad real entre los hombres basado netamente en una construcción imaginaria propia de la sociedad burguesa.

Esto, por supuesto, siempre ha hecho que los opositores a la doctrina marxista aleguen, en contra de esta, que el concepto de igualdad es incompatible con el concepto de libertad, pues según los opositores al marxismo, la desigualdad no es creada por el capitalismo o por una construcción social, sino que es la naturaleza del hombre ser desigual, y que por ende, vulnerar los principios básicos de las personas para conseguir que estas sean igualadas es un acto negativo.

No obstante, cabe señalar que, los marxistas no son bajo ninguna circunstancia los únicos defensores de la igualdad entre los hombres, pues como el universo tiene una curiosa forma generar una especie de dualidad, bien y mal, material y espiritual, y así sucesivamente, se ha generado una dualidad dentro de la dualidad libertad-igualdad, mientras que por el lado de la libertad se discute entre la libertad negativa o positiva, o libertad y esclavitud, en el campo de la igualdad se libra una disputa entre la igualdad y desigualdad, y entre igualdad material y la igualdad simbólica.

Los representantes de los movimientos de izquierda desean y proponen el uso de la fuerza coercitiva del Estado como medio para conseguir sus objetivos, es decir, la igualdad, pero si somos específicos, la igualdad que a ellos les importa es la igualdad material.

Las ideas que pregonan la igualdad material como fin supremo surgen del pensamiento marxista, pues esta igualdad, nada tiene que ver con la igualdad ante la divinidad, ante la ley, ante el Estado, o ante nosotros mismos, esta igualdad es meramente una igualdad material, es decir, la primacía de la igualdad material por sobre cualquier otro tipo de igualdad.

Es aquí donde tengo que hacer una gran diferenciación, pues considero que existen dos tipos de igualdad, una material, y otra simbólica o ideal.

La primera es aquella que afirma que todos debemos poseer las mismas condiciones y oportunidades materiales, mientras que la igualdad simbólica o ideal, es aquella que afirma que todos debemos ser juzgados de igual forma.

Aunque no es algo absoluto, la igualdad material generalmente se presenta bajo un escenario de desigualdad simbólica o ideal, y viceversa, es decir, que la igualdad simbólica e ideal se presenta bajo un escenario de desigualdad material, algo que lleva, de una forma u otra, consecuentemente a la injusticia. De hecho, la línea que divide estas dos igualdades es la línea de lo que consideramos justo e injusto en una circunstancia dada.

Por ejemplo, para los defensores de la igualdad material es injusto que dos personas tengan diferentes niveles de ingresos, no obstante, para el defensor de la igualdad simbólica sería injusto que dos personas sean remunerados de la misma forma cuando probablemente una aporta más a la sociedad, se esfuerza más, o tiene más responsabilidad que la otra.

Así mientras que la igualdad material se mide de forma cuantitativa, la igualdad simbólica lo hace de forma cualitativa.

En la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, se estableció en su primer artículo lo siguiente:

Los hombres nacen y permanecen libres e iguales en derechos. Las distinciones sociales sólo pueden fundarse en la utilidad común.

Bueno, aunque sabemos que teóricamente somos iguales en derechos, también sabemos que en la práctica no es así, hay criminales que no son castigados e inocentes que sí lo son, solo por poner un ejemplo, no obstante, eso no quiere decir que el hombre no puede o no debe intentar ascender a valores y principios simbólicos más grandes que el mismo.

He aquí la diferencia entre la igualdad material y la igualdad simbólica, y en quienes profesan una u otra. Unos son guiados por el idealismo y otros por el materialismo.

Que los hombres nacen todos con derechos iguales a los bienes de la sociedad, está sancionado por la pluralidad de los sabios; como también lo está que no todos los hombres nacen igualmente aptos a la obtención de todos los rangos; pues todos deben practicar la virtud y no todos lo practican; todos deben ser valerosos y todos no lo son; todos deben poseer talentos y todos no los poseen. De aquí viene la distinción efectiva que se observa entre los individuos de la sociedad más liberalmente establecida. Si el principio de la igualdad política es generalmente reconocido, no lo es menos el de la desigualdad física y moral. La naturaleza hace a los hombres desiguales, en genio, temperamento, fuerzas y caracteres. Las leyes corrigen esta diferencia porque colocan al individuo en la sociedad para que la educación, la industria, las artes, los servicios, las virtudes, le den una igualdad ficticia, propiamente llamada política y social.

Simón Bolívar, Discurso de Simón Bolívar ante el Congreso de Angostura.

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