Algunas reflexiones sobre el pensamiento ideal de una sociedad virtuosa

Uno de mis pensamientos más frecuentes es y siempre ha sido el tratar de encontrar las bases y los fundamentos de una sociedad virtuosa, de un modelo de organización exitoso, de una economía funcional y al servicio de la razón social, de la fuente de la riqueza cultural y espiritual, las bases para el correcto desarrollo de la vida del individuo, todo ello sin comprometer la libertad de las personas.

La pregunta es, ¿cuáles características debe tener una sociedad para tener estas cosas que describo?

Siempre he determinado que la respuesta a esa pregunta se haya en las personas. Toda sociedad virtuosa debe, necesariamente, estar compuesta de individuos virtuosos, pues así como un grupo de personas mal intencionadas no pueden crear nada bueno al unirse sino que crean sociedades pervertidas, personas virtuosas tampoco pueden crear una asociación perjudicial. La virtud de los ciudadanos es la clave para una sociedad noble y exitosa.

Así como Montesquieu decía que las leyes debían estar hechas a semejanza de a quienes iban dirigidas, en caso contrario su efecto en el organismo social sería nulo o negativo, de la misma manera una sociedad regida bajo principios virtuosos solo puede estar conformada por personas virtuosas, de lo contrario, la perfección de las leyes y de los modelos serán simples esquemas sociales vacíos que pronto serán degenerados.

Las cualidades de un individuo virtuoso, bajo mi percepción, son asociadas con dos rasgos particulares; el sentido del deber y la competencia. Un individuo virtuoso, pues, actúa conforme a la moral, es decir, procede con la intención de hacer el bien, siendo así, el sentido del deber el que le indica lo que es bueno y, por ende, cómo debe proceder moralmente, por otro lado, la competencia representa la capacidad de poder actuar efectivamente conforme a lo que su sentido le indica.

Así, una persona virtuosa sabe lo que tiene que hacer y cuenta con la capacidad de hacerlo, mientras que una persona sin virtud, no sabe que debe hacer, y aunque lo supiera, no contaría con la capacidad de hacerlo.

Entonces, en una sociedad virtuosa, conformada por personas que saben lo que deben hacer y teniendo la capacidad de hacerlo, debe tener necesariamente la actitud de dar u ofrecer cuanto se deba y pedir o exigir cuanto se deba.

Veamos, la sociedad moderna, partícipe totalmente de una lógica utilitaria, intenta siempre obtener más por menos, siendo este el pensamiento del homo economicus, es decir, del hombre moderno, obtener más de todo por la menor contribución posible de su parte. De tal manera, que si llevamos este pensamiento a sus últimas consecuencias, el hombre actuando bajo esta lógica debería aspirar a no ser más que un parásito. Exigir todo de todos sin dar nada a cambio.

¿Puede una sociedad mantenerse siendo esta su idea fundamental? Si, puede hacerlo, y esto se debe a que así como no hay una sociedad donde todos sean virtuosos, tampoco hay una sociedad donde todos sean parásitos, la sociedad moderna es un ejemplo de esto, una pequeña minoría puede, aplicando este concepto, vivir totalmente del resto sin dar nada a cambio. La sociedad actual, parece ser una sociedad en la que todos quieren recibir pero nadie quiere dar. No es el caso de todos, pero parece que ese es el principio fundamental. Y en base a este principio, y a esta idea de exigir todo o lo máximo a cambio de nada o de lo mínimo, es que funciona actualmente la sociedad, pues este es el principio que domina la economía, y como la economía parece, actualmente, ser más importante que el resto de la sociedad, todo la sociedad se vuelca a la actividad económica desapareciendo totalmente otros principios, y llenando el espacio dejado por estos por la idea de la utilidad; menor inversión más ganancia, menor trabajo mayor recompensa, dar menos o nada a cambio de recibir más o todo.

Otro tipo de pensamiento que podemos descartar fácilmente, es aquel basado en la idea de no dar pero tampoco exigir, pues es en sí mismo un comportamiento antisocial, una sociedad sin cooperación no puede ser una sociedad, por ende, este tipo de pensamiento no puede ser el imperante en una sociedad de hombres virtuosos.

El siguiente análisis, sería sobre la idea de dar todo y recibir todo, este pensamiento aunque podría parecer más noble que los anteriores, pues representa la entrega total del individuo en cuerpo y alma a todo el conjunto social, a su vez está viciado, pues en una sociedad en la que los individuos estén obligados moralmente a entregarse totalmente, es también una sociedad en donde todo ápice de individualidad desaparece, y por ende, la libertad también, ya que el individuo no se pertenecería a sí mismo sino al colectivo.

Así que, finalmente, el pensamiento de los individuos virtuosos debe ser el de exigir de otros solo cuando se necesite, es decir, cuando aquello que deba hacer exceda su capacidad, no obstante, siempre debe estar a disposición de dar u ofrecer cuanto se necesite de él, de tal manera, que estos individuos virtuosos se hallen cooperando entre sí sin abusar unos de los otros. La competencia les hará necesitar lo menos posible uno de otros, pero a su vez, el sentido del deber les impulsará a ayudar a aquel que lo exija, de tal forma que en perfecta sintonía los individuos virtuosos se ayuden a sí mismos solo lo suficiente como para llenar las carencias que cada uno posean, no comprometiéndose así ni la cooperación social, ni la libertad de ninguno de los miembros.

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