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Venezuela me dejó enormes cicatrices

Tengo exactamente unos 17 días viviendo en Lima, Perú. Un país precioso con una cultura totalmente diferente a la mía, como era de esperarse. Pero el punto no es exactamente este, el punto es que desde que llegue he estado viviendo un par de cosas que me dejan colgada pensando en como la crisis de Venezuela malogra nuestra mente como niño, como joven, como adulto. Y algunas pocas personas piensan que soy una exagerada pero esto es un tema totalmente delicado, no exagero cuando pienso y digo que todo lo que uno vive en Venezuela hace que te vuelvas loco. Literalmente loco.

Antes de seguir, me gustaría acotar un dato importante, este articulo lo escribí no con el fin de difamar mi país ni ponerlo por debajo de todos los países, quiero aclarar que Venezuela es mi casa y la amo, siempre la amare, pero en este momento quiero hablar sin tabú de lo como transformo mi vida todo lo que viví en casa. Ademas, quiero agregar que mi único objetivo es tomar todo esto negativo y convertirlo en algo positivo que estoy 100% segura que todos nosotros, los emigrantes, podemos ponerlo en practica y continuar con nuestra nueva vida fuera de casa.

Cuando llegue a casa de las amigas que tuvieron la bondad de recibirme estaba realmente exhausta de todo el largo viaje desde Mérida, Venezuela hasta acá en Lima; Por lo que me dedique a descansar, luego de unas horas muy emocionada me bañé, me arreglé, me vestí y salimos a celebrar la llegada. Fuimos a parques, plazas, centros comerciales pero sobretodo y muy importante, fuimos a un supermercado.

¿Por qué es tan importante para un Venezolano ir a un supermercado en otro país?

Por unos cuantos años hemos estado viviendo lamentablemente la situación de lo que es un mega desabastecimiento de comida, productos medicinales e higiénicos a un nivel extraordinario que cualquier persona extranjera que se de un paseo por nuestros supermercados en Venezuela, pensaría que es una broma o no podría creerse en la totalidad que un supermercado llegue a esos extremos, mas tratándose de un país que llegó a ser uno de los mas ricos en el mundo, un país donde los sueños si se hacían realidad y nadie quería irse, bueno, aun no creo que existe alguien racional que quiera irse, es sólo que todos estamos obligados hacerlo o morir en el intento de sobrevivir.

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Por supuesto que al llegar al supermercado mi cara de sorprendida iba de esquina a esquina, cada pasillo, cada estante que veía era muy sorprendente para mi, no podía creer que por fin estaba viendo un supermercado abastecido de productos que hace ya mucho tiempo no podía conseguir ni comprar en Venezuela. Callada y con los ojos bien abiertos iba caminando con mis amigas y viendo todo, ellas como llevan parte de unos 5 meses aquí ya se han adaptado a lo cómodo y hasta muy normal que es ir a cualquier establecimiento y encontrar los productos básicos que cualquier persona comúnmente puede adquirir sin tanta complicación como lo es en mi país; Por lo que no me decían nada, sólo se reían un poco y afirmaban cuando les preguntaba si esto era real.

Antes de ir al punto al que quiero llegar, quiero agregar a estas experiencias vividas en Perú el hecho de que cuando llegué ya me había quedado sin pastillas para el dolor de cabeza y estómago por lo que necesitaba unas nuevas para cuando sean necesarios, fui a una Botica (acá le dicen así a las farmacias) y pregunté por las medicinas y bueno, obviamente si existían y el precio genérico era totalmente accesible.

Y por último, lo más común: Caminar en paz por cualquier sitio.

Fotografía tomada con mi LG G3 STYLUS en la Av La Paz, Miraflores, Lima-Perú

¿Es posible caminar tranquilamente por alguna calle de Venezuela?

La respuesta es sencilla y simple: No. No procede.

Quise adjuntar ésta foto para hacer mención y énfasis en que pude por fin sacar mi teléfono en algún sitio público para tomar la foto que me viniera en gana de algún sitio que me gusta o en otros casos una foto de la comida que me gusta o los amigos con los que ando; sin que venga un desgenarado a quitarme mi teléfono amenazándome con un arma blanco o de fuego y yo bajo presión deba entregarle lo que me pertenece.

Mi punto y mi opinión abierta....

Yo en Venezuela gracias a Dios nunca pase hambre pero si puedo decir que como decimos nosotros coloquialmente "Pase roncha dura" y puede que muchas personas hayan estado en una situación peor que la mía pero yo de verdad no aguantaba más el hecho de querer comprarme algo teniendo un buen sueldo y no poder porque no era posible de ninguna manera o que siquiera pudiera caminar tranquila a mi trabajo en paz escuchando música o caminar a la velocidad que yo quiera escoger sin hacerme presión de caminar casi corriendo para evitar que pueda pasar algo malo. Y el tan sólo hecho de llegar a un país lleno de un millón de oportunidades se siente como volver a nacer pero no deja de doler todas esas cicatrices, todos esos traumas, todas esas veces que me quisieran matar para quitarme los teléfonos y los zapatos que me compraba, todas las veces que me estafaron, todas las veces que persiguieron, todas esas veces que no dormía pensando y haciendo cuentas para saber si el poco dinero me alcanzaba para comer al siguiente día y por sobretodo, todas esas veces que no pude comprarle las medicinas a mi familia para que vivieran y estuvieran bien y por culpa de la crisis jamás pude colaborar con eso.

Sé que nada es perfecto y que aquí en Perú también existe una probabilidad de que te roben o te maten, pero las probabilidades son muy bajas, los robos existen en todo el mundo y puede que siempre haya algún raterito queriendo arrancarte de la mano el teléfono pero de allí a matarte hay una larga distancia, y todavía a pesar de que no estoy en Venezuela sigo caminando con miedo sin necesidad, o cuando compro algo en el super me desespero y quiero comprar varias cantidades "por si se acaba" o me pongo nerviosa con el transporte público porque pienso que no haber a cierta hora cuando acá a cada momento hay flujo normal de transporte público. Pero si algo puedo decir es que todo pasa, todo en la vida pasa y el tiempo y Dios se encargan de arreglar todo lo que está roto y aunque vivir en Venezuela me dejó grandes recuerdos también me dejó pésimos momentos queriendo olvidar para adaptarme a la normalidad sin tener que estar paranoica y nerviosa a cada momento.

Tú que estas en Venezuela y quieres emigrar o tú que estas fuera de Venezuela y estas comenzando tu nueva vida te digo que luches, que no dejes de luchar por cumplir tus sueños y por vivir de la manera en la que quieres vivir, trata de alcanzar la meta a pesar de las adversidades, yo también decía "Pero como voy hacer para salir de Venezuela si no tengo nada nada que me ayude a irme" Y mírame, aquí estoy, agradecida con Dios y feliz intentando tener todo lo que siempre quise tener desde otra parte del mundo. Hoy puedo decir que los sueños se cumplen y todo lo malo se puede sanar, perdonar y superar siempre y cuando des un poquito más de ti cada día y te esfuerces por adaptarte a todo lo que no es tu zona de confort.

Muchas gracias por leer mi post, espero que les haya gustado, si tienes algún comentario que agregar siempre es bienvenido aquí en mi blog de Steemit.

Un cálido abrazo y un saludo para todos.