La Chica del Tren - Fruit Loops (Relato Erótico)

La primera vez que la vi fue en una parada, parecía una muñeca, no era muy alta tenía el cabello rojizo y su piel era muy blanca, su rostro era realmente hermoso con centenares de pecas en sus mejillas, en su brazo derecho justo encima del codo tenía un tatuaje con algunos puntos, sostenía una bolsa de Fruit loops, así decidí llamarla.

El primer vistazo que hice fue a través de la ventana, pude notar que se despedía de otra chica con un beso en los labios. Al subir a el bus se sentó justo a mi lado, tenía un aroma a frambuesas, algo peculiar. A través del reflejo de la ventana pude notar su sonrisa y que me perseguía con la mirada, no pude evitar responderle su juego, al cabo de unos minutos me pidió la hora, su voz era dulce y áspera, una combinación difícil de olvidar, continuaba nuestro juego de miradas hasta que finalmente ella llegó a su destino.

Mi mente estaba confundida, núnca una mujer había despertado ese deseo en mi.
Pasaron los días y no paraba de pensar en ella, se encontraba en mis sueños más calientes, eso no suele pasar, necesitaba volver a verla.
Hasta que una tarde en el tren como producto del destino ella apareció junto a lo que supongo que es su chica, definitivamente pude notar entre la muchedumbre su presencia ya que su olor era reconocible, al entrar al tren, se sentó justo frente a mi, traté de evitar su mirada, moría de vergüenza pero era inevitable, ella agarró sensualmente su labial rosado y sin quitar su mirada en mi rozaba sus prominentes labios al compás de finas mordidas, no sabía que pensar en ese momento, definitivamente esa chica me intrigaba, el tren se detuvo y su novia se bajó, la chica ocupó toda su atención en mi y se sentó a mi lado, sin pensarlo mucho me saludó, se me erizaba la piel, no imaginé que me fuera a hablar, le respondí el saludo, en ese momento sacó una hoja anotó su número y con una picara sonrisa entregó el recado, luego abandonó el lugar.

Fuente
No tardé mucho en escribirle pues a decir verdad la curiosidad me mataba. En nuestras conversaciones nocturnas, acordamos jugar un poco y conocernos mejor, nunca mencionaba a la chica que despidió aquella vez en el tren, finalmente me invitó a su casa y yo accedí, no tenía nada que perder…

Al llegar a su casa, para mi sorpresa sus padres se encontraban, ella me presentó como una vieja amiga, cenamos y la noche se hacía presente así como mi intriga por descubrír lo que me llevo a esta aventura.

Subimos a su alcoba y pude notar su buen gusto, su luz era tenue, con algunas postales en las paredes y luces de navidad que creaban un ambiente un poco misterioso. Para avivar el ambiente encendió su computadora y puso “Vengase” de Rawayana, una de mis canciones favoritas. Cantábamos a coro en su cama con ciertos tonos de picardía en cada verso, sentía éxtasis en cada frase y su mirada no paraba de perseguirme, una mujer me estaba deseando era lo único que estaba pensando en ese momento, posó su mano en mi entrepierna sin pedir permiso, yo me deje llevar por la tentación; con una sonrisa en su rostro y un gesto de complicidad para que me mantuviera callada empezó a juguetear alrededor de mis senos por entre mi ropa, yo realmente no sabía qué hacer en ese momento, pero decidí seguir su juego, sus suaves manos fueron bajando acariciando mi abdomen y cuando menos lo espere desaparecieron entre mi pantalón y sus dedos entraron a mi con ímpetu. Su lengua recorría mi cuello mientras yo cerraba los ojos y me entregaba al placer, poco a poco fuimos despojándonos de la ropa, su mini falda era sencilla de retirar y su ropa de encaje combinaba perfectamente con su piel.

Fuente

Quedamos totalmente desnudas entre sus sabanas de color magenta, nos besamos desenfrenadamente, su labial de frambuesa que usaba aquel día en el tren era exquisito, nuestras manos desatadas en la pasión frotaban nuestras feminidades a un ritmo desafiante. Lentamente su lengua fue bajando a través de mi cuerpo y con movimientos circulares rondando mi clítoris, yo entre el éxtasis tapaba mi boca y jugaba con sus ondas rojizas, sus dedos comenzaron a entrar en mi mientras su lengua seguía perdida en el juego para finalmente alcanzar mi clímax y pude sentir como la cama se humedecía. Hundidas en el placer nos quedamos dormidas hasta el día siguiente.

Fuente
Luego de lo ocurrido con la chica Fruit loops, nuestros encuentros sólo se basaron en las miradas insinuantes en el tren.