Reseñas fílmicas VIII: Bram Stoker's Dracula (1992)

Ojo: Posibles spoilers

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La primera vez que vi este film de culto fue cuando tenía unos 10, 11 años en la televisión. Era, si mal no recuerdo, una tarde de un fin de semana, cuando en el Canal 5, un conocidísimo canal nacional, se transmitió por primera vez uno de los filmes de terror que vería en mi infancia cuyas escenas en su momento me produjeron miedo y, actualmente, sorpresa.

Basado en la famosa novela del escritor británico Bram Stoker, Bram Stoker's Dracula del director Francis Ford Coppola nos ofrece un espectáculo visual que, aún a unos 26 años de su estreno, sigue seduciendo a generaciones muy a pesar de la crítica más feroz de los fans del escritor en cuanto a fidelidad literaria se tratara. Si bien tengo muy pendiente la lectura de la novela, me gustaría, por el momento, enfocarme solo en el material cinematográfico.

Lo primero que debo señalar son las actuaciones. Gary Oldman, Winona Ryder y Anthony Hopkins estuvieron tremendos en sus respectivos personajes; Keanu Reeves estuvo decente, y Cary Elwes como que necesitó un poco más de empuje para que su personaje de Arthur Holmwood tenga también un poquito más de protagonismo. Ni qué decir de Richard E. Grant en el papel del atolondrado y desesperado médico John Seward, a quien sentí que realmente merecía también tener ese pequeño protagonismo.

El argumento, en mi opinión, fue una joya muy bien llevada al momento de trasladar el papel a la pantalla; el Drácula monstruoso que Stoker quizás nos quiere mostrar en su novela es un Drácula rabioso, dispuesto a todo con tal de vengar y recuperar a su esposa muerta, quien ha reencarnado en la mujer de Johnatan Harker (Mina Murray). Un Drácula que, al final, termina por... ¿redimirse?

 "What the actual fuck?!" fue lo primero que me pregunté cuando, hace unas horas, vi el filme hasta el final. No es que esté en contra de los finales felices, pero siento que este Drácula, muy a pesar de que Coppola nos muestre a un ser enamorado, no estaba del todo arrepentido por el daño hecho. Más bien el anti-héroe estaba encaprichado con su esposa fallecida, tanto que fue capaz de renegar a Dios y volverse inmortal, llevándose a diestra y siniestra a cuantos inocentes pudiera,  incluyendo a la exuberante mejor amiga de Mina, Lucy Westenra.

Con franqueza me atrevo a decir que esperaba que Drácula muriera ahí mismo en la nieve y no dentro de la capilla donde comenzó todo. Sin ninguna compasión ni remordimiento. Sin embargo, creo comprender que Coppola quería darle al personaje una muerte piadosa y redentora, quizás distinta o idéntica a la del libro. 

En fin, tendré a pendiente leerme el libro y así, más adelante, publicar una reseña al respecto. Por mi parte, recomiendo ampliamente este filme a aquellos que les fascine el tema de los vampiros.

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