Reseña fílmica XLII: Duología "Blade Runner" (1982 y 2017)

El viernes y el domingo de la semana pasada vi esta interesante duología cyberpunk clásica sobre androides con emociones humanas que son perseguidos por elementos de élite de la policía humana llamadas "Blade Runners". Las vi en desorden; es decir, que el viernes vi la segunda parte y ayer domingo la primera. Sin embargo, si hay algo grandioso de esta duología es que en cierto modo Blade Runner 2049 puede ser comprendida aún sin ver la primera parte; aún así, es mejor seguir la recomendación de ver antes la primera película para tener una comprensión mejor de esas ciudades futuristas distópicas.

Esta duología aborda varios aspectos, desde el (mal)  uso de la tecnología para la atención de la necesidad humana hasta la pregunta retórica que quizás se ha visto alguna vez en otros filmes como Terminator y I, Robot: ¿Pueden las máquinas llegar a sentir emociones?

La respuesta, lejos de ser ambigua, parece asustar a una amplia parte de los habitantes de la Tierra y de las Colonias: Es posible. Solo se necesita implantar memorias ajenas. La idea es explorada primero por Eldon Tyrell, de Corporativos Tyrell; los replicantes Roy, Leon, Zhora, Pris y Rachael demostraron que son capaces de sentir ciertas emociones, desde el cariño (Rachael) hasta el odio (Leon y Roy). Posteriormente esa idea es retomada por Niander Wallace, de Corporativos Wallace, y lo perfecciona a tal punto que ya no es tan fácil saber quién es replicante y quién es humano. Luv, la replicante creada por Wallace, es la máxima representante de dicha perfección; la eterna sed de dar lo mejor de sí misma para complacer a otros y la rabia que siente al ver a su rival con vida eran tan reales que uno piensa que Luv es humana.

Otra temática que llamó mi atención es la ciudad como un todo. Si observamos ambos filmes, notamos que la ciudad de Los Ángeles es una megametrópoli; su población es excesiva, una mezcla homogénea de clases sociales. Los edificios antiguos se ven en completo estado de abandono y con habitantes que cuentan con pocos recursos para repararlos; los edificios modernos recuerdan a Las Vegas, pero con colores más llamativos y, en el caso de BR 2049, con hologramas incluidos. Una ciudad distópica en donde la policía está en todas partes y en donde los corporativos parece tener el control absoluto.

Ahora bien, en los aspectos técnicos, las actuaciones de los repartos estuvieron de lujo y el guión una perfecta combinación de drama y acción. Los colores, esos ambientes desolados en donde se desarrollan los hechos, te pueden decir muchas cosas más allá de la historia que presentan. 

Sin duda alguna esta duología es un "debes ver" en el repertorio de los fans de la ciencia ficción, sobre todo del subgénero cyberpunk.