Antes de empezar, quiero señalar que el libro que se va a reseñar a continuación fue entregado en archivo digital por el mismo autor a cambio de una reseña honesta. 

Ahora bien, debo decir que este libro fue una enorme sorpresa para mí, y estoy segura que también lo será para todo fan de este tipo de historias y para aquellos que buscan alguna historia novedosa al darle a esta obra una oportunidad. ¿Por qué digo que fue una sorpresa?, ¿qué novedad tiene la historia de una chica que vive en un Nueva York en ruinas? Para empezar, la trama está muy bien planteada; no todos los días te topas con un libro en donde te presenten con amplios detalles un escenario post-apocalíptico en donde la humanidad está al borde de la extinción gracias a un evento puramente humano. Pero más que un buen planteamiento, este libro cuenta con unos giros argumentales francamente inesperados, lo que le otorgan un amplio dinamismo a la lectura, quizás más de lo esperado en un subgénero literario tan experimental como el thriller post-apocalíptico. 

Y hay que señalar aquí que el elemento sorpresa es sin duda un recurso literario que, de manejarlo bien, deja en el lector un sabor bastante grato.  

Un ejemplo excelente de giro argumental con elemento sorpresa lo podemos encontrar en las revelaciones concernientes a la maldición de la muerte por orgasmo; al principio del libro, uno como lector empieza a sacar conclusiones rápidas después de leer que el hombre que estaba con Helena de Troya gritara de terrible agonía. La conclusión aparentemente obvia es que la “maldición”, como le llama el Complejo, el grupo de mujeres que vive en Nueva York, sea en realidad algún virus en el aire que afecta a la población al impedirle que se reproduzca. Un virus que probablemente alguien lo inventó para reducir la población mundial y lo soltó en algún punto del planeta. No obstante, cuando estamos a punto de llegar al final de la historia, vamos descubriendo que esa maldición mortífera no era un virus, sino algo meramente humano motivado por un sentimiento de rencor disfrazado (muy hábilmente) de responsabilidad hacia la construcción de una nueva humanidad.  

Y qué mejor forma de reconstruir la humanidad que combatiendo la maldición del mundo antiguo, del mundo que condenó a la humanidad a vivir una Guerra Final cuyas consecuencias son la depredación, el rencor y hasta la nostalgia por todo lo que se tenía y no se supo valorar. Hablando de guerras que acaban con la humanidad, ¿qué fue lo que provocó la Guerra Final?, o más bien, ¿qué fue la Guerra Final? Tengo la esperanza y la curiosidad de que esa y otras dudas sean resueltas en los próximos libros. Mi apuesta es que la Guerra Final fue una guerra nuclear, ya que hay algunas escenas al final del libro que parecen indicar que aquello fue lo que extinguió a un amplio porcentaje de la humanidad. 

No obstante, sería mejor ver qué es lo que Gillespie tiene reservado para nosotros sus lectores en el segundo o (si es que habrá) en el tercer libro.