La isla gris

Este relato está inspirado por el arte digital de @xpilar. Ésta es la imagen que lo motiva:

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Érase una vez un enorme crucero que iba pasando por el océano Pacífico cuando se consigue de frente una monstruosa tormenta que fue imposible evadir, lo que lo hace hundir en el fondo del mar falleciendo la gran mayoría de los 6.000 pasajeros y tripulantes que llevaba a bordo.

Contra todo pronóstico, hubo un puñado de personas que se salvaron de aquel naufragio; uno de ellos se aferró a lo que fue alguna vez una mesa y con eso evitó hundirse y morir ahogado. Al amanecer este señor que resulta ser de nacionalidad Rusa pudo llegar a una isla desierta al que la marea lo llevó casi que milagrosamente sin ningún rasguño.

En esta isla desierta de aspecto grisáceo nuestro amigo (el cual se llama Gustav) llevaba 20 años viviendo, cuando en un camino de rutina por la playa avista una lámpara mágica. Corre a sacarla del agua, la frota y sale un genio, el cual le concede sólo 2 deseos (a este genio no le gustaban los números impares). Nuestro amigo queda impávido asombrado al ver a un genio salir de la pequeña lámpara.

-Tenía 50 años encerrado en esta maldita lámpara. Como me liberaste te concederé 2 deseos. Dijo el genio con mucha felicidad.

Gustav se queda pensando... pensando y pensando. Luego de 5 minutos y ya cuando el genio estaba a punto de agotar su paciencia, dice:
-Deseo una botella grande de vodka, ¡pero que nunca más se acabe!
-Tus deseos son órdenes. Y con un chasquido de los dedos aparece en las manos de Gustav una botella a la que se toma un gran pero gran trago y a la que mira y sigue estando llena. Se le dibuja una sonrisa de oreja a oreja.

-¿Cuál va a ser tu segundo deseo? Dice el genio.
Gustav se queda nuevamente pensando... piensa y piensa y luego de tanto pensar le dice:
-Ehh... ¿Podrías darme otra botella igual a esta?

PLOP!