En las fauces de la muerte.

Me han quedado tantas cosas por hacer, tantas cosas sin decirte. Pero, es que siempre que estás delante de mi. Se me hace un nudo en la garganta. Y mis palabras juegan eternamente a esconderse de ti. Se esconden por una terrible verdad. Y es que te he fallado. No podré cumplir con mi promesa de unir mi vida a la tuya, no podré cumplir con la promesa de nuestro viaje de toda una existencia de duración, juntos.

Y es que parece que mi parada se adelantado. En contra de lo que imaginábamos. Si de algo estoy seguro, es que tu me has hecho mejor persona. Gracias a ti comencé a descubrir quien era. Un completo misterio para mi mismo. Y el valor de tal hazaña que has logrado conmigo. Tiene un valor incalculable.

Hay mucho que no te dije cuando tuve la oportunidad. Sentimientos, amor mismo. Cariño y nostalgia. Todo un espectáculo fluvial aconteciendo dentro de mi propia alma. Se encuentran (O al menos intento colocarlas) aquí en esta carta. Todo lo que sabías de mi. Dicho o no con palabras. Quizás demostrado en acciones a lo largo de los años.

Quiero que sepas que lamento de sobremanera el hacerte esto. Lamento todo lo que te haya hecho sufrir en el pasado. Por todo lo que has lidiado ayer y hoy, y que probablemente tengas que lidiar mañana cuando recibas este escrito.
Dicen que todos tenemos una segunda oportunidad en la vida. La mía empezó sin duda en el momento en que te conocí.

De alguna manera. Cuando la guerra empezó, creía firmemente que regresaría a casa pronto. Cansado. Adolorido. Pero con la misma energía y felicidad que me producía el simple hecho de ver tu rostro a diario. Verte a mi lado. Sin embargo, nada permanece igual para siempre ene este mundo. Y no ha sido sino hasta ahora que lo he comprendido.

La verdad es que si bien podría tener la suerte de volver a casa, tu esposo. Ese que bailaba y cantaba a diario en los atardeceres de nuestro jardín, solo para sacarte una sonrisa. Que miraba al mundo con optimismo pese a lo gris de los tiempos actuales, ese al que le diste el "Si, acepto" hace tan poco tiempo. Nunca volvería. Sería otro hombre. Uno que viviría con el miedo eterno de no estar a tu altura y hacerte terriblemente infeliz. Por lo que creo que un fugaz minuto en mi vida contigo. Vale más que toda una eternidad sin haberte conocido. Ignorante de ti, de lo mucho que significas.

Hice mi mejor esfuerzo al amarte, y se que no ha sido suficiente. Sin duda, deberías encontrar en algún punto a alguien mucho mejor que yo. Te ruego que sigas siendo como eres, desde cada rizo de tu cabello hasta tus más complejos sentimientos. Y que ames, con esas sencillez que te caracteriza, tan pura. Yo estaré allí, te lo prometo. De otra manera de la que hubiese soñado. Pero presente.

Nunca fui muy bueno con las despedidas, cada vez que surgía un momento en el que involucraba decir adiós pasé de largo y me alejé de el. Esta no es la excepción, despedirme de ti es algo imposible. Pues seguirás aquí, allí. Donde sea. Porque personas como tu, dejan un rastro indeleble en el mundo.

Me llevo todo el amor que me diste, salvo una pequeña porción de el, la cual yace contenida en este sobre. Tu puedes quedarte con el recuerdo de lo que ha sido, es y será. En otro tiempo, en otra vida para ti.

Desde siempre, y hasta después del final.

Tuyo eternamente.

Joyce

5 de junio de 1944

Normandía. Francia.

)

Tomada el 6 de junio de 1944, por Robert F. Sargent, un ayudante del fotógrafo jefe de la Guardia Costera de los Estados Unidos. "Into the Jaws of Death" se convirtió en una de las fotografías históricas más representativas de la humanidad en sus crónicas contemporáneas.

La fotografía fue tomada a las 7:40 AM, hora local. Representa a los soldados que salen del barco de Higgins y que avanzan a través del agua hasta la cintura hacia el sector "Easy Red" de Omaha Beach.
La frase "En las fauces de la muerte" en el título de la fotografía proviene de un estribillo en "The Charge of the Light Brigade" un poema narrativo de 1854 de original de Alfred Tennyson sobre la carga de la brigada ligera en la Batalla de Balaclava durante la guerra de Crimea .
La fotografía original se encuentra almacenada en la Oficina histórica de la Guardia Costera de los Estados Unidos.

Fuente

Este monólogo, tiene como intención recordar a las víctimas de la guerra. Seres humanos, con esperanzas, miedos y amores que vieron interrumpida su vida por la tiranía, la violencia y el odio de unos pocos. Recordar es vivir. Vivir para decir: NUNCA MÁS.

Pueden escucharlo acá: