Una luz que brilla
Hoy la mañana comenzó oscura había muchas ansias y pocas respuestas, por suerte el día aclaró, pero para mi sorpresa tanta luz mareó.
No sé en qué momento los rayos de luz comenzaron a ahogarme tanto. Ya no entiendo como fue que desprecié la noche. Si realmente estábamos tan necesitados de un poco de luz, ¿por qué ahora no la encuentro reconfortarte?
Quizás estoy buscando en el lugar incorrecto
Pensamos demasiado en esa idea errada de que no hay lugar para almacenar ilusiones en nuestros corazones. Por alguna razón creemos ser personas sombrías, con miles de justificaciones para pensar lo mal que podemos comportarnos con todos e incluso, en ocasiones, con uno mismo. Puede ser que haya crecido muy de golpe, sin disfrutar de una infancia común y por ello me crea con derecho a ser una persona taciturna, melancólica y un largo etcétera.
A pesar de que casi siempre tengo esa idea de que todo es tenue, me he dado cuenta que no es para nada así. Hay mucha luz alrededor, hay muchas almas dando calor y brillando entre ellas. A pesar de las injusticias, de los miedos, de los momentos donde se han sentido desbordados aún cuando abundaba la luz, lo importante es simplemente elegir vivir.
Elegir vivir de verdad. Esto no implica ocultar los sentimientos, ni siquiera aquellos que nos hacen parecer débiles. Por lo contrario, se trata de expresar cada una de las emociones que recorren nuestro cuerpo. De desahogarnos de la forma en que más nos reconforte, mientras no dañemos a nadie. Así cuando los sentimientos que hablen sean los de amor y felicidad no tengamos miedo de sufrir porque ya seguramente hemos aprendido como demostrar esa sensación y sobre todo ya vamos a tener claros que la luz no está en el sol, ni en ningún lado.
La Luz está en nosotros y no nos abandona sea cual sea nuestro estado de ánimo