Considerable número de hispanohablantes utilizan los términos conciencia y consciencia como vocablos con el mismo significado, en tanto lo emplean como sinónimos. Respecto a esto es propicio indagar un poco sobre el orígen de los términos para entender mejor en qué consiste cada uno y ejemplificar los contextos en que se usan correctamente. Para esto he acudido a los postulados del catedrático, escritor y conferencista Emilio Carrillo, autor de 56 libros. Con mucha pedagogía Carrillo explica que en las traducciones de libros extranjeros no terminan de ponerse de acuerdo si es consciencia o conciencia, porque la controversial "s" está en nuestro idioma, más no aparece en el diccionario anglosajón. Fuente

Dícese que hace unos dos mil quinientos años, los grandes sabios de la Grecia clásica en la localidad de Delfos, donde se encontraba el afamado oráculo de los dioses, escribieron en el pronaos (parte delantera) del templo de Apolo la frase: "Conócete a tí mismo". Cabe mencionar que la sociedad de entonces iba en peregrinación a ese lugar para conectar con la divinidad. En realidad el epitafio puede ser visto desde diversas perspectivas dependiendo de la corriente espiritual, religiosa, cultural y social que cada quien posea. No obstante, estos preceptos (147) son sencillas frases que se le atribuyen a los siete sabios de la antigüedad, entre ellos el cultor del conocimiento Tales de Mileto.

Ruinas del legendario pronaos del templo de ApoloFuente

Ahora bien, continuando con el análisis se documenta que en latín existía un adjetivo conscius (partícipe de un conocimiento, que comparte con otro el conocimiento de algo, confidente), que por cierto, Terencio en el s. II a.C. lo emplea con significado y valor de cómplice. Con la evolución conceptual y cambios terminológicos se construye el sustantivo conscientia, que en principio se interpreta como conocimiento compartido, seguidamente como conocimiento global y completo y autoconocimiento global de un ser humano, de su existencia y de su pensamiento, de sus actos y de la relación de sus actos con la moral. Ya aquí vemos cómo va reforzando el carácter moral. El gran Julio César también toma papel en esta historia, en la primera mitad del s. I a.C. escribe la palabra en su obra De bello civili y luego en De bello Gallico, afianzando mucho más el valor del bien y el mal. En años posteriores, Salustio, Cicerón y muchos otros autores emplean la palabra en todos sus matices. Fuente

Efigie del dictador Julio César Cayo (100 a.C. - 44 a.C.)Fuente 1 Fuente 2

Visto lo anterior, es referencia obligada que a partir de conscius y de conscientia, el poeta Horacio (segunda mitad del s. I a.C.), en sus Épodos, emplea por primera vez un verbo conscire con el valor de tener algo sobre la conciencia para traducir el aoristo griego σύνοιδα, y a partir de esa traducción o calco, la palabra conscientia va a adquirir el valor de remordimiento, que antes no tenía tan claramente. De manera tal que hubo un ramal tributario que fue dando forma al término conciencia. A principio de este siglo, el Diccionario de la Real Academia Española (2005) presenta una clara definición respecto a la forma conciencia. Pues, no por casualidad los principales preceptos morales por los que partieron y debían regirse los griegos figuraban en las columnas y principales muros del pronaos del templo de Apolo en Delfos. La máxima autoridad sobre normas de nuestra lengua materna declara que en sentido moral, como capacidad de discernir entre el bien y el mal, solo se usa la forma conciencia, entre los ejemplos refiere: no tener conciencia (no tener escrúpulos) tener cargo de conciencia (por sentirse culpable de algún daño en perjuicio de alguien).

Firmemente la RAE, dice que con el sentido general de percepción o conocimiento, se usan ambas formas, aunque normalmente se prefiere la grafía más simple: Tengo conciencia de mis limitaciones. El adjetivo correspondiente, en todos los casos es: consciente, y su antónimo, inconsciente. Siendo enfático al decir que no son correctas las formas conciente ni inconciente. Fuente En consecuencia, la palabra conciencia debe emplearse principalmente cuando su contexto se enmarque dentro del ámbito moral: Manifestó sentir remordimiento de conciencia porque no apoyó una buena causa... La RAE dice que:

Consciencia es la capacidad del ser humano de reconocer la realidad circundante y de relacionarse con ella. El coma consiste en la pérdida total de la consciencia. Como segundo valor, se refiere al conocimiento inmediato o espontáneo que el sujeto tiene de sí mismo, de sus actos y reflexiones. Perdió la consciencia de lo que le estaba pasando. Mientras la tercera definición es conocimiento reflexivo de las cosas. Actuó con plena consciencia de lo que hacía. En este particular, si puede emplearse la forma consciencia para referirse al aspecto moral. La última acepción se relaciona con la primera, acto psíquico por el que un sujeto se percibe a sí mismo en el mundo.

Este post es producto del análisis de fuentes documentales debidamente acreditadas por el autor, quien te agradece el tiempo dedicado y la atención. Quedo presto a tu comentario

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