Odorama. El cine con olor

Creo recordar que fue en el año 1982 cuando siendo yo un niño, mi padre se presentó en casa con un nuevo aparato bajo su brazo; se trataba de un reproductor de películas de video, la mayor revolución tecnológica hasta aquel momento.

El vendedor convenció a mi padre para que comprase un reproductor de sistema BETA, que se suponía que era mejor que el convencional VHS; craso error, ya que aunque ofrecía mejor calidad, el sistema BETA solo fue comercializado por la casa SONY y apenas tuvo éxito. El resultado fue que apenas había películas disponibles en los videoclubs de mi localidad y su utilidad era escasa.

Pero la historia dio un giro inesperado; mi padre comenzó al poco tiempo a trabajar para una distribuidora de películas de video de tal forma que de la noche a la mañana teníamos multitud de títulos cinematográficos a nuestra disposición para ser visionados, y además gratis. Durante varios años pasaron todo tipo de películas por nuestro flamante reproductor, desde magníficas obras a absolutos esperpentos.

Recuerdo mis primeras experiencias con el cine porno, a escondidas cuando no había nadie en casa; y con el cine de terror "gore", o lo que por aquel momento se entendía por "gore". Fue una época en la cual, dado que en España solo existían dos canales de televisión, en mi casa se devoraba cine de forma compulsiva.

Pero hay una película especial de todas aquellas que siempre me ha quedado en la retina, y no precisamente por su calidad, ya que podemos decir que era una película de serie B muy mala, sino por la curiosidad que la acompañaba; se trata de Polyester, una película dirigida por el controvertido John Waters y protagonizada por la extravagante Divine.

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La peculiaridad de Polyester es que tenía implantado el sistema Odorama, mediante el cual se intentaba que el espectador se sumergiera en la historia a través del olfato; es decir, se trataba de que cuando estuvieras visionando la película pudieras oler lo que allí estaba ocurriendo.

La técnica era muy sencilla pero a priori interesante; la cinta venía acompañada de una tarjeta en la cual aparecían unos círculos con números; durante la película, en determinadas escenas aparecía en pantalla un número parpadeando, de tal forma que en ese preciso momento había que rascar ese número en la tarjeta con la uña, desprendiéndose un olor que simulaba a lo que sucedía en la historia.

Por ejemplo, en una escena aparecía un jarrón con rosas y se veía un número en pantalla; el espectador rascaba el número en la tarjeta y podía percibir ese aroma a rosas. Recuerdo vagamente los olores, aunque había una escena en la que Divine se tiraba un pedo y en consecuencia podías oler dicha fragancia; hay que tener en cuenta que la película era una comedia, y además estaba dirigida por Waters, así que no podía faltar algo de diversión y mal gusto.

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La película previamente se había estrenada en ciertas salas de cine, pero fue un fracaso, ya que aunque tenía el atractivo de Odoroma, su calidad era ínfima. Polyester ha quedado exclusivamente como una película de culto para los seguidores de John Waters.

Sin embargo existen otros antecedentes al sistema Odorama para dotar al cine de la experiencia del olor. El primero es del año 1939 y fue presentado en la Exposición Mundial de Nueva York. El sistema se llamaba Scentovision y consistía en que junto a la banda sonora de la película había una banda olorosa; las butacas de la sala estaban conectadas a un sistema de tubos y un encargado de controlar el sistema iba activando cada olor mediante un panel de mandos, de tal forma que cada uno de los espectadores percibía dicho aroma.

El problema del sistema es que la sincronización era defectuosa y además las partículas aromáticas permanecían cierto tiempo en el ambiente, con lo que se mezclaban los diferentes olores y el resultado final era molesto. Además, tras la proyección de la cinta, las salas tenían que limpiar el ambiente de los olores que permanecían antes del siguiente pase.

No fue hasta 1958 en que se realizó un nuevo intento con un desarrollo del Scentovision más moderno, el cual pasó a llamarse Smell O Vision. La película que se utilizó fue “Scent of Mystery”, un film del llamado género negro donde entre otras cosas, se podía oler el aroma de los cigarros fumados por los protagonistas.

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A diferencia de su predecesor, el sistema no funcionaba manualmente, sino que estaba automatizado; cuando la película llegaba a una escena con olor, se producía una vibración en un motor que hacía que una aguja pinchara una membrana; el olor se liberaba y era transportado a través del sistema de tubos hasta las butacas.
Este sistema era caro y además la prensa fue muy crítica con la calidad de la película, lo que significó otro intento fallido.

Paralelamente otra película del año 1959, titulada "Behind the Great Wall", utilizaba un sistema alternativo llamado Aroma Rama. En este caso se trataba de esparcir el olor a través del aire acondicionado de la sala de cine. Pero tampoco las críticas fueron buenas y Aroma Rama también fracasó.

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Posteriormente, aparte de Odoroma, pocos han sido los intentos que merezcan ser reseñados, a excepción de un novedoso sistema coreano que hoy en día parece que está teniendo un relativo éxito en las salas de aquel país.

No creo que me vuelva a apetecer visionar una película con olor, pero en mi recuerdo sigue quedando la divertida anécdota de Polyester y el sistema Odorama.

Fuentes:
https://www.xataka.com/historia-tecnologica/smell-o-vision-el-cine-que-apesta-o-que-huele-bien-tecnologias-que-fracasaron-iv
https://blogthinkbig.com/olorvision-cine
https://www.ingenio2010.es/olorvision-nuevo-sentido-nos-hara-disfrutar-del-cine-otra-manera/
https://perdutalcinema.wordpress.com/2016/02/07/polyester-y-el-fantastico-odorama/