La primera vez

Hoy no voy escribir sobre música, ni tampoco postearé un vídeo tocando el piano. Tan solo haré unas pocas reflexiones...

Hoy, 8 de julio de 2017, es la primera vez que viajo a Alemania con mis hijos.
Y ellos, la primera vez que viajan en avión.

Y aquí, sentado en el asiento 22C del avión , me vienen recuerdos de la infancia y juventud, algo que suele ocurrir cuando vuelo.

La primera vez que viajé en avión fue en el año 87. Tenía 12 años.
Mi colegio organizaba intercambios escolares con un colegio inglés situado en Bolton, ciudad dormitorio de Manchester, Inglaterra.
Lo recuerdo perfectamente. Desde la primera (y única) terminal del aeropuerto de Málaga que existía entonces, del que salían todos los vuelos nacionales e internacionales, me ha quedado grabada para siempre la estampa de la montaña de Málaga, con el pueblo Alhaurín amontonada a lo lejos sobre su falda, y el inmenso azul del cielo y el mar a ambos lados del avión en su viraje al Norte.

Tampoco olvidaré esos primeros días que pasé en Inglaterra, yo sólo, con una familia inglesa, sin apenas hablar el idioma , en una casa aislada situada en medio de un prado al Norte de Bolton que parecía Bolsón Cerrado. Estoy seguro de que Tolkien se inspiró en esta comarca para escribir su gran aventura.

Cosas de la mente, me viene ahora mismo el recuerdo de la canción "Nothing is gonna stop me now", número 1 en las listas de éxitos del verano del 87, cantada por la exuberante Samantha Fox. "Nada me va a parar ahora"...es curioso... nunca me había detenido a reflexionar sobre el título...

Recuerdo canturrearla todo el tiempo durante mi estancia allí. Se escuchaba por todas partes , en la radio, en la televisión...

Aunque el intercambio fue organizado por mi colegio con otros niños (el niño inglés de esa familia vino a nuestra casa dos o tres meses antes), el día a día, conviviendo con extraños , sin poder comunicarme con mi familia, fue algo duro...

Porque no recuerdo haber podido llamarles por teléfono. Quizás una vez llamó mi padre para preguntarme brevemente (entonces las llamadas internacionales eran bastante caras): "¿todo bien? , y yo responder "sí, todo bien, aunque no entiendo nada de nada ". "Bueno pues aprende todo lo que puedas".

Yo sabía que si ocurría algo nuestros profesores sí serían avisados inmediatamente por las familias inglesas de nuestro intercambio, y en ese aspecto me sentía algo tranquilo.
En cualquier caso ese primer viaje a Inglaterra creo que fue la mejor manera de ir curtiendo y ir puliendo la personalidad de un niño de 12 años para ir espabilando ante la "adversidad". Afortunadamente, en mi caso la adversidad era solo preguntar "¿qué hora es?" pasar saber cuando se aproximaba la hora de la cena, o entender "Dinner!" cuando nos sentábamos todos a la mesa, o "It' s time to get up!" cuando mi "madre" inglesa me despertaba por las mañanas a las 6.20 para ir al colegio.

Recuerdo descubrir sobre el piano de la familia inglesa que me acogió una partitura de piano con temas de bandas sonoras de las películas que más me gustaban en aquella época : Encuentros en la tercera fase, En busca del Arca perdida, Superman y ET.
No podía imaginarme que existirían versiones para piano de estas músicas de mis películas favoritas. Wow! (pensé)
Y lo descubrí la primera vez al Norte de Bolton en el Norte de Europa.
La idea del "Norte" es un concepto sobre el cuál el legendario pianista canadiense Glenn Gould habló con bastante frecuencia. En el Norte han nacido los compositores más importantes de la música clásica y donde se han gestado las más grandes obras de la literatura universal, gracias a las cuales se han creado las mejores bandas sonoras del S. XX.
La pregunta es ¿por qué?...

Para mí el "Norte" posee connotaciones más vinculadas a de "puertas para adentro". Es decir , el recogimiento, la introspección, el pasar más tiempo frente a la chimenea en invierno o la luz de un candil, en soledad, con una pluma de escribir en la mano, viendo nevar o llover desde el ventanuco, provoque quizás en la mente una exploración más racional, más académica, más cerebral de la creación musical, resultando menos espontánea que lo que se da en los países más cálidos o del Sur.

La extroversión, el "de puertas para afuera", el corrillo y el gentío acompañando al tañer de una guitarra o al baile desenfadado, provoca una creación más intuitiva y más directa, sin necesidad de escribirla sobre el papel, transmitiéndose directamente de generación en generación.

(Fotos de Pixabay)

Quizás por eso siempre me atrajo mucho primero la cultura anglosajona y luego un poco más tarde, la germánica, cuando me fui a Alemania por primera recién cumplidos los 21.
@titin