LO ESENCIAL ES INVISIBLE A LOS OJOS

"—Adiós —dijo el zorro—. He aquí mi secreto, que no puede ser más simple: sólo con el corazón se puede ver bien; lo esencial es invisible para los ojos.

—Lo esencial es invisible para los ojos —repitió el principito para acordarse".

Antoine de Saint-Exupéry, El Principito.

Pasamos la mayor parte de nuestra vida pensando que la vida misma no es más que aquello que somos capaces de observar con nuestros ojos; pensamos que no hay nada más allá... Nos ahogamos en lo superficial y nos quedamos en el lado de afuera de nosotros mismos.

Somos más que carne, somos espíritu y mente; somos un conjunto de cosas que nunca llegaremos a comprender, pero con las cuales debemos estar en armonía para ser realmente nosotros mismos.

Nos dicen que no nos perdamos en la imagen que los demás quieran crear de nosotros. Sin embargo, lo más común es que nos perdamos en la imagen que nosotros mismos queremos crear sobre nosotros. Vivimos en un mundo donde pocos sabían decir lo que son; vivimos en un mundo donde son pocos los que se toman la molestia de tomar un tiempo para conocerse ellos mismos.

La gente se queja: se queja de la sociedad, se queja de la economía y de los gobiernos; las viejas generaciones se quejan de las nuevas, y las nuevas generaciones se quejan de las viejas. Nos quejamos de lo que no recibimos, y nos quejamos de lo que recibimos cuando es menos de lo que esperamos. Nos quejamos del mundo, cuando en realidad queremos quejarnos de nosotros mismos.

Nuestro ser interior nos da gritos de alarma, pero hemos dejado de entender su idioma porque lo hemos olvidado en la búsqueda de las cosas que creemos importantes. Abandonas tu identidad para quedarte afuera de lo que eres, y vives en una eterna búsqueda de la una felicidad que no eres capaz de encontrar porque nadie más que tú sabe que es lo que te hace feliz; y ya has dejado de ser tú.

No todo está perdido. Cada día es una nueva lección, y la vida nos va repitiendo la enseñanza hasta que la aprobemos. Vuelve aprender ese viejo idioma que solo tú y tu ser interno conocen, y expande tu percepción y aprende a ver con tu corazón.

Toma el consejo del Principito y repite cada día: "—Lo esencial es invisible para los ojos"