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Lorenzo Figueroa iba saliendo de la casa de manera habitual a trabajar como de costumbre.
El perro se acercó a la puerta con la ilusión de salir junto a su dueño en una salida matutina, no era raro que suceda, no el paseo; la ilusión del perro de salir junto a su dueño a trabajar.
El trayecto fue monótono y tedioso como siempre para este autómata esclavo de rutina, las calles estaban colmadas de gente, los autobuses rebosaban de los eslabones perdidos de la cadena evolutiva colgados en las ventanas y las ojeras se asomaban por debajo de los lentes oscuros de Lorenzo que agobiado por la hora pico toma decisiones precipitadas.

Tomó el camino hasta el metro, algo que Figueroa siempre consideró engorroso debido a que debía caminar bastante sin poder leer en el camino. Cuando logró llegar a la estación, bajar a la taquilla, comprar un boleto y bajar una vez más hasta el andén un pensamiento permanente pasa por su cabeza al observar el panorama:

”Maldito metro y maldita hora pico , me debí levantar más temprano...”.

Mira su reloj de muñeca y se da cuenta de que va bastante tarde, otra cosa que se suma a su stress matutino. Luego de esperar unos 15 minutos (los cuales se multiplican cuando estas en el metro) el tren llega despampanante asimilando a los autobuses que Lorenzo tanto trato de esquivar.

”Ya que ”

Vociferó entre dientes al abrirse paso entre los otros usuarios enardecidos.

El metro es un lugar raro a cualquier hora; hay múltiples personas viajando al igual que Lorenzo y todas se miran entre sí, pero nunca se miran a los ojos.
Lorenzo era diferente, se colocaba sus audífonos y pretendía que nada sucedía a su alrededor, cosa que era mentira ya que experimentaba un calor insoportable.

En una parte del trayecto, casi llegando a su estacion destino, Figueroa se distrajo un poco con una niña que dibujaba en pleno movimiento del tren; algo que le hizo algo de gracia sacándole una sonrisa, sonrisa que fue el catalizador de la mirada de una chica hacia él.

Luego de que Lorenzo terminó de ver que las casas y el sol de la niña estaban cercanos a los árboles que parecían brócolis, levantó la mirada e inmediatamente la reconoció...

No sabía su nombre, de donde venía, o que pudiera estar pasando por su mente en ese momento; pero él sentía que la conocía, que la había visto antes, tal vez en una vida anterior o quizás en un vagón de regreso a casa.

El hecho es que Lorenzo cruzó una mirada con esa desconocida que para muchos pudo haber durado solo un instante, pero para él fue como ralentizar el tiempo al tocarse mutuamente con las pupilas.

El pobre masoquista solo pudo decir:

"coño ... otra vez..."

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Post Data:

La primera imagen es una captura del video de la cancion Como tú de León larregui ya que no consegui ninguna imagen en internet

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