Positivo y Negativo - Relato -
¿Alguna vez has escuchado la historia de la rana sorda?
Es bastante sencilla; dos ranas caen a un pozo profundo y empiezan a tratar de salir, las otras ranas que las miran desde arriba les dicen que es imposible salir, una rana los escucha y deja de intentarlo, mientras que la otra persiste y llega a la cima, ¿Por qué? Porque estaba sorda.
Bonita e inspiracional, ésta historia ha ayudado a mucha gente a ver el valor de persistir en lo que uno cree. Nos enseña que a veces no debemos escuchar a los demás, sobretodo a aquellas personas que sólo buscan desanimarnos.
Ahora, ¿Qué sucede cuando la única persona que nos está desanimando somos nosotros?
El recuerdo que tengo de aquel día es vívido, recuerdo que me hace preguntar estas cosas, y no me dejará por lo que me queda de vida.
La situación era exáctamente la misma. Un camino solitario, fuerte lluvia, y un enorme e inconveniente agujero en el medio del camino. Un jovencito se hallaba de rodillas frente a él, con las manos haciendo mucha fuerza sobre el borde del hoyo para sostenerse; estaba completamente tenso, con la mirada fija en lo profundo.
"¡Vamos Sam! ¡Tienes que saltar! ¡Puedes alcanzarla!" decía él, refiriéndose a una gran piedra que estaba a una difícil altura del suelo. Dentro del hoyo, se hallaba una jovencita. Su vestir era el vivo reflejo de su personalidad. Chaqueta y pantalones formales color negro y camisa vinotinto oscuro. Sentada al fondo del agujero, mantenía la vista en el suelo, con los brazos apoyados en las rodillas. Una postura de completa derrota.
¡Qué contraste tan grande con aquel chico! cuya vestimenta era muchísimo más luminosa, e incluso simple, con una franela blanca y jeans azules, expresaba muy bien que su espíritu era más extrovertido. Sobrepasa mis conocimientos por qué este chico estaba tan interezado en aquella muchachita. Sin embargo, era evidente que hacía todo lo posible por ayudarla y animarla a salir.
"No hay forma Jason... vete de aquí... no vale la pena" decía ella, en un tono de voz lento y cansado. "¡No puedes decir eso! ¡Tienes que salir! ¡La solución está allí, frente tuyo!" exclamaba él. "No quiero seguir intentando... ya fallé muchas veces... es obvio que no voy a salir" dijo ella.
Al ver semejante situación, me acerqué para tratar de ayudar de alguna forma. Pues estábamos muy lejos de cualquier clase de pueblo o sitio donde pudiéramos conseguir ayuda. "Disculpe... ¿están ustedes dos solos por aquí?" pregunté. El chico, sorprendido de que hubiera alguien en esa zona, me dijo: "Buenas... sí, estamos solos... mi amiga Sam se cayó accidentalmente aquí y estamos pensando en alguna manera de sacarla..." respondió él.
La lluvia se hacía cada vez más fuerte, y ésta empezó a empaparnos, haciendo un desagradable contraste entre el calor natural del ambiente y nuestros cuerpos con las frías gotas de agua, aunado al hecho de que el viento soplaba fuertemente, era una sensación desafortunada y recurrente en esa zona. Sin embargo, lo único que nos preocupaba en ese momento era que esa stuación no daba buena pinta para ella. El hoyo estaba empezando a llenarse de agua y lodo. "¡No nos queda mucho tiempo!" dijo el chico.
Años de experiencia en ese lugar me habían enseñado que hay ciertas plantas que se enredan entre los árboles que podían ser útiles, y sabía exáctamente dónde encontrarlas. "Espera aquí... volveré en menos de cinco minutos con algo para sacarla" le dije. Él asintió, pero, comprensiblemente, la ansiedad no desaparecía de sus ojos.
Corrí lo más rápido que pude en busca de la hiedra perfecta. Finalmente, conseguí una lo suficientemente larga y gruesa y la arranqué con todas mis fuerzas. Entonces corrí de vuelta a donde se hallaban ellos.
Al llegar, Jason de inmediato exclamó: "¡Señor! ¡Venga rápido" ¡Ya el agua le llegó al cuello!". Me aproximé hasta ellos y ví a la jovencita. De pie, erguida, con la espeza y oscura agua llena de ramitas, piedritas y hojitas estar a la altura de su cuello. Ella mantenía el rostro inclinado hacia arriba y respiraba con lentitud y dificultad. Su cara estaba empapada de lágrimas y llena de suciedades de la tierra.
Mi corazón se encojió al ver a una jovencita de aspecto tan inocente e inofensivo en aquella situación. "No te preocupes, la sacaremos. Sólo necesito que me ayudes a elevarla" le dije, colocando una mano en su hombro. Él asintió con entusiamso y me dijo: "¡Sí! ¡Muchas gracias señor! ¡Muchísimas gracias!".
Entonces, arrojé la hiedra en dirección a Sam y ella la tomó. Jason se colocó frente a mí y tomó la cuerda también. Entre los dos, usando todas nuestras fuerzas, empezamos a tirar de ella y Sam poco a poco empezó a subir.
"¿Por qué persistes tanto en salvarla? Ella parecía haberse rendido desde el principio" le dije a él, en un tono más bajo, sabiendo que la conversación se diluiría entre los fuertes ruidos de la lluvia. "Ella nunca se rindió conmigo" respondió él. Eso me pareció increíble pues, a mi parecer, esa chica no tenía una mera chispa de positividad.
"¿De verdad?... porque en estos momentos no parece tener mucho ánimo hacia la vida" dije yo. El chico, con un tono más calmado y reflexivo, me dijo: "Sí... Sam puede ser muy negativa... pero no es diferente de cualquier otro defecto... y como cualquier defecto, luchamos contra él. A veces ganamos, a veces perdemos. Y yo quiero estar para ella en ambas ocasiones. Así como ella lo estuvo conmigo."
Me quedé sin palabras. En el momento, no podía entender que un chico tan joven hablara de esa manera. Sin embargo, el agite del momento evitó que pensara mucho en ello. De modo que continuamos tratando de sacar a aquella chica del hoyo.
Con mucho esfuerzo, un paso tras otro, la logramos elevar lo suficiente y ella, apoyando sus brazos con brusquedad sobre el suelo, hizo un último gran esfuerzo y salió del pozo y gateó con dificultad hasta nosotros.
"¡Sam!" exclamó Jason, mientras llegaba hasta ella y la sostenía y la ayudaba a caminar hasta un arbol cercano y sentarse. Luego de aquello, ambos esperaron hasta el final de la lluvia, descansando, para poder marcharse.
Y hasta el día de hoy, no puedo terminar de creer la existencia de semejante lealtad entre dos personas, que dejó una lección marcada para siempre en mí corazón; positivo y negativo, tranquilo o ansioso, son cualidades que nos definen y a veces nos hacen débiles e incluso nos hacen daño. Pero todos las padecemos, pues son inherentes al ser humano, e inevitables a cualquiera.
Justamente esta historia me refleja la situación que actualmente estoy viviendo. Muchas circunstancias me han hecho tomar decisiones de cosas que parecen estar fuera de mi alcance. He escuchado a muchas personas alentarme y otras hablarme de lo difícil que podría ser conseguirlas. En oportunidades he creído que la mejor manera sería quedarme en mi zona de confort y no arriesgarme, pero luego pienso en los motivos que me impulsaron y trato de ser la rana sorda del cuento y sigo esforzándome a pesar de toda adversidad posible.
Me gustó mucho tu post y ahora también te has convertido en parte de esas personas que me motivan a seguir mis sueños.
Vaya... es admirable lo que dice, es halagador poder dar ánimo a los demás de esa manera. Hemos de seguir luchando contra muchas cosas para alcanzar lo que deseamos. De verdad me ha conmovido su comentario. ¡Muchísimas gracias!
Ayyyyy la debilidad y fortaleza humana que nos define. Gracias por compartir con nuestra comunidad.