Lo Bueno y lo Malo de Ser Pesimista. ¿Eres Optimista?

Recuerdo una célebre frase de Jim Rohn, “vale la pena vivir si se aprende”.

El aprendizaje es inagotable. Incluso si llega el día que pensamos que sabemos algo, la experiencia nos enseña, a veces de una forma ruda, que aún somos aprendices.

La sensación de energía que nos llena durante el proceso de aprendizaje, es la señal de que estamos creciendo. Mientras nos mantengamos progresando, permaneceremos alejados de la vejez.

La vida es crecimiento. Lo que olvidan algunos, es que el abono, lo que alimenta el progreso es el ser positivo.

Ya sé que un vaso que contiene agua hasta la mitad para algunos está medio lleno y para otros está medio vacío. La verdad, son las dos cosas.

Veamos, lo bueno y lo malo, lo positivo y lo negativo existen, están allí.

Entonces, tendremos la elección de ser positivos o negativos, y ambas tendrán sus razones.

El pesimista dirá que hay que ser realista, con los pies en la tierra.

EL optimista mira hacia el futuro, busca la solución, no tolera que las circunstancias gobiernen sus resultados.

El pesimista no avanza, rumia sus problemas, enfocándose en encontrar culpables.

El que piensa positivo para entonces, está actuando en resolver los problemas.

El pesimista encuentra excusas, responsabiliza a otros o a las circunstancias. Él tiene “los pies en la tierra”.

El optimista al centrarse en su visión, en el panorama que obtendrá al dominar las circunstancias al hacerse responsable, hará lo que haga falta para resolver el percance.

Mientras el negativo se queja y se echa en un rincón por carecer de una visión que le aclare el mañana, el positivo revive con pasión su energía; durante los peores momentos, se levanta con más ánimo hasta conseguir la victoria.

El sentimiento de la derrota, común entre los pesimistas, apaga el entusiasmo, se entregan, se rinden.

El ego del pesimista le hace apostar por la derrota.

Buscan defectos con minuciosidad. Llaman “crítica constructiva” cuando en realidad es la manera que tienen para sobresalir, ya que no tienen resultados que los representen.

El pesimista puede llegar a ser una persona tóxica que envenena el alma a los forjadores del progreso.

En momento más frágil de un proyecto es en sus inicios, apenas la fe del emprendedor es lo que lo mantiene.

Y allí llega el pesimista, cono su ojo avizor a encontrar defectos, a señalar detalles inútiles, a hacer correcciones que se solventarán por sí solas al someterse a los ajustes naturales de la experiencia.

Es buena idea mantener al pesimista alejado de las fases iniciales de un proyecto.

Tal vez al final. Cuando un plan está listo para salir a la luz pública, es que el ojo criticón puede servir de algo.

Lo digo porque el emprendedor optimista puede excederse e ignorar ciertos detalles negativos que por su forma de ser los desecha; algunas veces, es bueno tomarlos en cuenta.

Recuerda que el vaso está medio lleno, pero también está medio vacío.

Lo que quiero decir, es que lo mejor es tener una vida optimista, positiva. Sólo así se logra tener la felicidad, aprovechar el esplendor que nos brinda la naturaleza, la familia, y todo lo demás.

El pesimista aclamará sus quejas de lo injusta que es la vida, pero también tiene su lugar para colaborar y hacer que este mundo sea mejor. Es cuestión de no permitir que nos ensucie la belleza de la vida.

El optimista estudia con fervor, porque sabe que le espera un futuro mejor. Vale la pena crecer.

El pesimista se entrega a dejarse llevar por la corriente. Al no querer levantar la mirada, se convence a sí mismo que la realidad son los problemas de este mundo. ¿Para qué seguir aprendiendo, si todo está perdido?

Es un problema social cuando el pesimista intenta convencer a los demás de su negatividad, invitando con quienes tratan a rendirse.

Al final, está en las manos de cada quien el elegir entre una vida positiva plena, colmada de retos y crecimiento; o ver pasar los años con la lentitud el aburrimiento, las amarguras y soledad que acompañan a un pesimista, con el peso de la vejez haciendo presión sobre sus hombros.

Me contenta que hayas llegado hasta aquí.

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Nos vemos en el próximo Post .

Thomas Flores

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