Teolismo vs egocentrismo
El egocentrismo es la condición de percibir la realidad y de comportamiento en el cual le damos preponderancia a nuestras ideas de manera que no haya ninguna consideración al modo de pensar de los demás.
Jean Piaget - Fuente
Según el biólogo y psicólogo constructivista Jean Piaget los niños pequeños son egocéntricos por naturaleza, debido a que no han desarrollado el razonamiento para tomar en cuenta el criterio de los demás e identificarse con otras personalidades. Todos los seres pensantes desde que nacemos conformamos una unidad corporal que integra los sentidos con los que recogemos información que viene de todas partes, desde afuera hacia dentro, haciéndonos sentir como el “eje del Universo”. Con el paso de los años crecemos reforzando este sentimiento egocéntrico que desarrolla una parte de nuestra personalidad e influye en nosotros de forma determinante: el ego.
El estudio del ego es tan extenso que diversas ramas del saber humano como la lingüística, la antropología, la filosofía o la psicología, por nombrar las más conocidas, han despertado el interés de cientos de investigadores para estudiar el tema. Entre las ciencias especializadas que han tratado el tema me declino por la psicología transpersonal que se ha dedicado profundamente al estudio del ego desde una perspectiva humanista, y más específicamente las conclusiones a las que ha llegado el eminente psicólogo Wayne Dyer quien describe al ego como ”la falsa idea que tenemos de nosotros mismos” (Tu yo sagrado, pag. 163).
Para no extenderme en un tema tan profundo como lo es el estudio del ego, solo haré referencia que, tratándose de una idea, es tan compleja que más de tres cuartas partes de la humanidad se dejan regir por ella. A través de la mira holística he llegado a concluir que, al igual que Dios representa la unidad de toda inteligencia que existe en el Universo, las personas hemos creado un monstruo al cual considero ”el peor invento del ser humano”. Se trata de la suma de todos los egos que existen en el mundo, que funciona como un ”organismo vivo inmaterial” con personalidad propia al cual la mayoría conocemos como el Diablo, yo simplemente lo llamo ego, y tiene tanto poder que se vale del conocimiento de cada ser humano para tomar control sobre nosotros, sometiendo a nuestro verdadero yo. En palabras textuales de Wayne Dyer: ”Hemos creado un ego mundial que refleja, a nivel global, la misma carencia de profundidad y riqueza que existe en nuestras vidas” (Tu yo sagrados, pag. 307)
El egocentrismo es el mecanismo que el ego utiliza para dominarnos, incentivando sentimientos que antagonizan con la convivencia social como el egoísmo, la envidia y la propensión a hacerle daño a los demás, con la creencia que lograremos nuestra supervivencia con la práctica de estos antivalores.
Mientras que el egocentrismo busca aislarnos del resto de nuestros congéneres, la filosofía teolista, tomando como fundamento primordial el sentido de unidad universal, busca la armonía en la convivencia humana, respetando la individualidad de identidad propia que cada persona posee, pero con la capacidad de poder interactuar sinérgicamente para ayudarnos entre todos a resolver nuestros problemas comunes. El ego es como una bestia a la cual podemos ”domar” cuando nos sobreponemos al domino egocentrista, y la mejor opción de trasfondo filosófico es utilizando el modelo teolista cuyos fundamentos remplazan los muros de aislamiento psicológico por una actitud de cooperación y ayuda mutua; haciendo uso de la fórmula universal de supervivencia que nos legó el gran maestro Jesús de Nazaret: ”ama a tu prójimo como te amas a ti mismo”.
El exceso de ego es la principal fuente de muchos males en la humanidad.