El Pan Nuestro de Cada Día Dánoslo Hoy

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A simple vista este párrafo de la oración universal, ”Padre Nuestro”, parece ser explícito en su sentido literal, pero en su simbolismo es que podemos apreciar su fortaleza para aplicarla a nuestro diario vivir como parte de los fundamentos filosóficos que nos legó el gran maestro Jesús de Nazaret.

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”No solo de pan vivirá el hombre (…)” fueron palabras de Jesús que podemos encontrar en el libro de Mateo (versículo 4-4 de la versión bíblica de Reina Valera de 1960), dándonos a entender que, si bien el pan representa el alimento que nos sustenta, existen otras necesidades inherentes para nuestra subsistencia y no solo de índole material, como lo es la Fe en Dios.
A lo largo de todo el “Padre Nuestro” nuestro hermano prodigio habla en primera persona del plural para mantenernos conscientes de que estamos pidiéndole a Dios, no de manera individual sino por toda la humanidad como una hermandad. El sentido teolista de lo que esta hermandad implica nos hace reflexionar sobre la necesidad que tenemos con respecto a la convivencia con nuestros semejantes, por ser seres sociables que dependemos unos de otros, y ”cuando todos salimos ganado, todo está bien”. Este es otro ejemplo de necesidad inmaterial que tenemos, y solo si nos consideramos a todos los seres humanos como una unidad indivisible, del cual el bienestar de cada uno es el bienestar de todos, es cuando la frase ”el pan nuestro de cada día” irradia todo su potencial.
El aspecto temporal de este párrafo adquiere su mayor importancia con sus últimas palabras: ”dánoslo hoy”. En el libro ”Éxodo” del antiguo testamento le dice Dios a Moisés: (…) ”el pueblo saldrá, y recogerá diariamente la porción de un día” (Éxodo, versículo 16-4 de la versión bíblica de Reina Valera de 1960), refiriéndose al pan que Dios les daba en el desierto al pueblo de Israel. El único momento importante en nuestras vidas es el presente, porque lo que ya aconteció en el pasado no lo podemos cambiar, mientras que lo que vaya a suceder en el futuro es algo que solo Dios conoce. Al pedirle al todopoderoso que ”nos de hoy” el pan de cada día, al mismo tiempo que aseguramos nuestro presente, sin importar la circunstancia en que nos encontremos, le estamos demostrando al Señor nuestra Fe en que cada día que llegue seremos proveídos por su inagotable riqueza y que, en señal de amor y convivencia con Él, lo honraremos con nuestra oración cada día de nuestras vidas.