NOTA CRÍTICA - Sociedades Salvajes

Las relaciones humanas están siempre condicionadas por la ideología, historia, costumbres y vicios de cada persona. La película francesa del año 2009, Les Herbes Folles (Las Hierbas Salvajes) de Alain Resnais, es una obra que habla de ello. Quizá éste trabajo sea producto de las reflexiones del director a sus 88 años, cuando una larga experiencia le lleve a hablar de historias que, aunque parezcan sencillas, nos inviten a cuestionar nuestra cotidianidad y nuestra manera de relacionarnos.

George Palet, co-protagonista de la historia, es un personaje un tanto perturbado, con conductas impulsivas, pensamientos invasivos y una ideología misógina. Por lo que se nos muestra, parece tener antecedentes penales, que quizá tengan que ver con su actitud abusiva hacia las mujeres. En distintos momentos podemos conocer sus pensamientos inmoderados y algunas intenciones de controlarse. Sin embargo, el autocontrol es una demostración de que su ideología no ha cambiado, y que intenta no actuar como piensa para no ser castigado.

Cuando George Palet se encuentra con la billetera de Marguerite Muir, la revisión de sus documentos lo lleva a armarse historias de ésta mujer y a imaginar posibles hechos futuros junto a ella; se nos demuestra así su personalidad invasiva e imperativa hacia las mujeres. Sin haberla visto nunca, fantasea, habla y se cuestiona qué hacer con Marguerite, de un momento a otro pasa a ser el centro de sus pensamientos. Lograr tener contacto telefónico con ella se convierte en una razón “válida” para plantearle exigencias y hasta provocar cambios de ánimo en él.

Por otra parte, Marguerite es un personaje con una personalidad un poco sumisa y vulnerable. Asume que tiene pies “horribles”, o extraños en comparación con el resto de las personas, lo que la lleva a comprarse zapatos, incluso cuando no los necesita. Cuando comienza a ser acosada por George, Marguerite soporta bastante su persecución; el hecho de que George rompiera sus neumáticos no es razón suficiente para tomar acciones legales, sólo se limita a intentar ahuyentarlo pidiéndole a la policía que conversen calmadamente con él. Alcanza su objetivo y George deja de perseguirla, sin embargo es ella quien siente la necesidad de su presencia y, contradictoriamente, va en su búsqueda. Este hecho nos revela características masoquistas de Marguerite, sus relaciones con los hombres se nos muestran como relaciones sumisas. Además el personaje cuestiona en pocas ocasiones las actitudes imperativas de George, y el hecho de que las tome con naturalidad nos dice mucho de su formación machista, en el que asume un papel de oprimida. Es una fuerte crítica, por parte del director, a la cultura patriarcal en el que las mujeres son formadas para reproducir opresión propia, llegando al punto de necesitar sentirse así.

Una situación importante de analizar es el hecho de que todos los personajes principales de la película giran en torno a George, él es el eje de sus acciones e incluso de sus pensamientos. Estos personajes principales son todas mujeres, y es interesante reflexionar sobre sus actitudes cómplices y placenteras hacia George. Parece ser este uno de los mensajes implícitos que Alain Resnais envía para hacernos reflexionar. El androcentrismo está tan posicionado en las sociedades patriarcales que es difícil percibirlo, sin embargo cuando los varones presentan conductas conflictivas como la del protagonista de Las Hierbas Salvajes, empezamos a cuestionarnos este tipo de sucesos.

Alain Resnais nos cuenta una historia aparentemente sencilla, una historia cotidiana que tiene implícita nada menos que la forma en la que nos relacionamos. Su obra se convierte en un espejo constante para encontrar nuestras propias conductas viciadas. Al darle a la película un trágico final, como es el estrellamiento del avión donde viajan algunos de los personajes principales, y la posterior escena en las que se nos muestra un cementerio, es quizá el mensaje más contundente que el autor nos da, para invitarnos a reflexionar.