CRIATURAS MITOLÓGICAS - CONCURSO DE HISTORIAS CREATIVAS
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RÍO ABAJO | Córdova Caccavale
Río abajo, río abajo...
¿Será que el río jamás sube?
Río abajo, más abajo, donde los ríos se encuentran.
Quizás ese sea el motivo por el cual el río jamás sube.
Angostura, tierra mía que me has visto crecer.
Dime tú si lo sabes ¿el río subirá alguna vez?
Le pregunto a la sapoara, le pregunto a la tonina,
Dime tu amiga mía, si río arriba nos hemos de encontrar.
Si río arriba nos hemos de encontrar,
Entonces río abajo los dos amantes también se tienen que entremezclar.
Pero los dioses, oh los dioses, que su brazo no dan a doblar,
Decidieron río abajo, que los amantes nunca se iban a encontrar.
Río abajo, río abajo,
¿Será que el río jamás sube?
Río abajo, amada mía en las montañas,
En las montañas y en la desembocadura,
Hacia el mar azul nos encontramos.
Y en contra de los dioses,
Y en contra de los dioses amada mía,
En el mar azul por fin nos mezclamos.
De cuando los ríos inundaban la mayor parte de esas tierras, y sus pobladores viajaban en curiaras. De épocas anteriores, cuando los pobladores eran los renombrados indígenas, y le alimentaban, y no le daban caza, porque ella cuidaba de sus aguas.
La culebra de las siete cabezas ha recorrido los ríos desde el inicio mismo de los mismos, presenciando el curso de la historia, sin jamás formar parte de ella.
Pero quizás hay una historia, que dio lugar años, siglos atrás y quizás incluso milenios, cuando la población aún era joven y los dioses aún tocaban esas tierras.
Recuerda, cómo se conocieron, Orinoco y Caroní.
Presenció la historia desde su hogar, el cálido río de aguas amarronadas, y cómo ambos jóvenes cegados por su amor, decidieron ir en contra de sus padres dioses.
Caroní, calmada y fría, quien con un guiño podía calmar al bravo y cálido Orinoco.
Y Orinoco, siempre altanero, con un abrazo daba calor a su amada.
Recuerda con ternura, cómo solían encontrarse a las orillas del río, a observar las más preciosas puestas de sol, en las partes profundas, y las más angostas.
Si la culebra hubiera sido humana, también habría quedado prendada con la belleza de Caroní. Si la culebra hubiera sido humana, también habría querido la calidez de los abrazos de Orinoco. Sin embargo no lo era, así que veía y dejaba ser.
A veces se pregunta si los dioses no debieron ser iguales.
El río, la culebra opina, no sabe de amores. Más que nada, porque un río es.
No detendrá ni revertirá su cauce por quien vea una bella flor en el río. No dejará de tomar las vidas de aquellos que caen a sus aguas.
Quizás los dioses, están enojados con el amor de otros.
Sin importar cuantos admiradores cayeran a los pies de Caroní, esta no daba su brazo a doblar, y a ninguno aceptaba como su otra mitad. Sin importar cuántas mujeres siguieran a Orinoco, este no tenía ojos para ninguna más que su bella y fría amante.
Y, lo recuerda la culebra, que se prometieron encontrarse en las montañas, y viajar juntos al mar abierto, donde los dioses de esas tierras no podrían tocarlos.
Fueron condenados, a transformarse en los ríos en los cuales se encontraban, y jamás, jamás encontrarse.
Sin embargo, río abajo, y río más abajo, en la desembocadura, y en las más altas montañas, donde ambos prometieron encontrarse y viajar juntos...
Orinoco y Caroní se encuentran, y surcan hacia el mar azul, como se prometieron cientos de años atrás.
La culebra de las siete cabezas ha recorrido los ríos desde el inicio mismo de los mismos, presenciando el curso de la historia, sin jamás formar parte de ella.
Se pregunta sí, si decidiera visitar las tierras alguna vez, algún otro día, y abandonar la calidez que hay bajo su amada Piedra de en medio...
Si decidiera asomar la cabeza ¿la culebra, qué historias se encontraría?
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Leyenda de la culebra de las siete cabezas.
Leyenda del Río Orinoco y el Río Caroní.
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Me gustó este post por resaltar nuestra mitología, que también la tenemos y por la maravillosa vista de una tonina justo donde se encuentran las aguas de los dos ríos.
¡Muchas gracias! Escogí precisamente esa imagen por la tonina, me gusta mucho ese animalito. La mitología que hay alrededor de todo el río Orinoco me parece sencillamente fascinante ¡Es de las cosas que trae vivir en una ciudad tan viejita! JAJAJAJAJA ¡Gracias por su comentario!