Historias me relataron de un caballero, de capa y sombrero, sin armadura, solo vestimenta de cuero, ágil y audaz, pero sin fuerzas suficientes, como para a alguien salvar...

Vagaba solo y perdido, en un mundo tan vicioso y descolorido, enfrentándose a la soledad día y noche sin parar, no quería a nadie consigo arrastrar, a nadie podía salvaguardar... triste caballero, de capa y sombrero, era bueno y modesto, pero en un mundo lleno de oscuridad, donde ni a si mismo se podía salvar...

Paso días y años vagando sin sentido, la vida era rutina y el tiempo pasaba en un descuido, se preguntaba a sí mismo —¿Por qué vivir?, si para nada he de servir...

Un día en una esquina, paso una señorita de ropa fina, dulce fragancia y sonrisa armoniosa, preguntándole al desolado caballero, adonde podía ir, a por una copa.

En su rostro se manifestaba que no era una simple copa para gozar, sino para ahogar tormentos y pesar... no era de su incumbencia, pero se atrevió a preguntar.

«—No se le ve muy bien,  ¿qué hace una dama como usted caminando por este lado de la ciudad?, donde solo hay peligros e inseguridad, adecuado no es para usted, madam. »

La joven dama de ropa fina, no se atrevió a contestar… bajo la mirada empezó a caminar… mientras se alejaba empezó a sollozar, el caballero entendió, que no debió preguntar…

Al ver su reacción alzo su voz y exclamo « —¡Espere!, le acompañare, por favor disculpe mi imprudencia con usted… no fue mi intención con recuerdos herirla, todos sus motivos tienen, y por dolor, se oculta con pavor… »

La joven dama se detuvo, y cuando el llego a su lado allí se mantuvo… el empezó a caminar y paso por paso le comenzó a guiar.

La llevo a un viejo bar, pero al llegar pensó que era ya su responsabilidad, él la había traído allí, así que decidió esperar, cuidarla desde la lejanía, mientras tomaba una copa fría, para ahogar las penas y pesares que no se atrevió a confesar.

Pudo simplemente irse de aquel lugar… pero no lo hizo, no supo "por qué", solamente se quedó, a vigilar, para asegurarse de que nada malo le pasará.

Como imaginó, aquella dama bebería de más... y se marcharía pronto ya, él sabía cuán corrupto el mundo es, salvaje y abismal, donde todo ser humano se quiere aprovechar... de aquellos que no tienen tanto poder, de aquellos que no se pueden defender... el mundo no es así... pero las personas sí.

Mientras salía aquella dama del bar, hombres con mirada picará y maliciosa fueron a asechar... con solo observar, a primera vista se podía notar, la malicia, todo el mal que iban a provocar...

Aquel caballero no lo permitiría, no era un justiciero pero aquella dama no se lo merecía… así que por su cuenta actuó, y aquellos malvados hombres como pudo aparto...

A ellos se enfrento, aunque sabía que perdería...  

Pero estuvo más feliz que en muchos años, porque lo hacía por alguien que ni conocía... con alegría y con dolor... llego a la conclusión de que quizás... pudo salvar a alguien en está vida.

 Y allí yacía en el suelo, aquel caballero, de capa y sombrero, ahí pereció... 

No realmente, sólo durmió, pero con una sonrisa que iluminaba los cielos, entendiendo el lado radiante de la existencia humana, donde intentas salvar a alguien, cuando en realidad el salvado eres tú.

—No temas a ayudar a quién lo necesite, si así lo ha dictado tu corazón... no hay que temer por la razón... podrá aguardar, si una vida podrás salvar.

Aunque jamás nuestra hazaña sea contada, aunque con el tiempo no ganemos nada, más que memorias que avivan el corazón, un destino impredecible y un mundo sin razón, donde todo se convierte en maldad o se contrarresta con bondad. O el mundo abismal nos tragará.

—StrangerWoolf~

«Y aprenderemos a mentirnos para anhelar la felicidad, para pizarle los talones a la dicha, para no caer en la tempestad, de la que casi en una pieza, logramos escapar.»

Gracias por tomarte el tiempo de leer, espero te haya gustado. ♥! Si es primera vez que lees uno de mis escritos te invito a seguir leyendo, tu opinión es totalmente aceptada, así que, ¿qué te ha parecido eh? ♥

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