Ya no hay nada (Coplas para mi viejo)
Tantas cosas se me fueron,
que no podría contarlas,
cuántas más se me perdieron,
en una triste mañana.
¿Y ahora qué? Me pregunta,
mi alma sola, atormentada,
te fuiste, viejo, y sé
que ya no hay nada.
No hay una mano en mi hombro,
ni olor a café en la casa,
tu cigarro, allí quedó,
ceniza no desechada.
A veces, cuando la casa,
con tu música se llena,
creo que estás muy cerquita,
con tu sonrisa tan buena.
Algunas noches, mi viejo,
me parece que caminas,
por la casa con tu paso,
tan recio, como tu vida.
Por eso, viejito mío,
quiero contarte estas cosas,
porque te siento muy cerca,
porque es mentira tu fosa.
Ya no hay turrones grandotes,
no hay carnavales ni fiestas,
ya no hay paseos en auto,
ni helados en la alameda.
No hay más goles ni pelotas,
ni espinas sin cirugía,
ya no hay libretas de notas,
ni visitas a la tía.
Ya no hay ratones que dejen
una moneda en la almohada,
sólo hay bruma y soledad,
y silencio, en nuestra casa.
Sobre todo ya no hay cuentos,
de aquellos que me contabas,
de los que yo te creía,
que tú protagonizabas.
Cuantas cosas he perdido,
cuantas cosas te has llevado,
qué larga será mi vida,
tan solo como he quedado.
No hay más trucos de magia,
no más canciones silbadas,
ya no hay más noches sin frío,
ya no hay mascotas compradas.
Ya nunca habrá Navidad,
ni un papá Noel de mentira,
ni un rey mago de verdad,
ya no hay nada.