La música y yo

Es evidente que no hace falta ser un músico o tocar un instrumento para sentirte a gusto con esas canciones, que te tocan y dejan una pequeña huella en ti independientemente de la canción a tratar. Yo en lo personal me considero o me visualizo como un emisor o catalizador cuando escucho una música que me haga trascender y se fusione conmigo danzando junto a mis pensamientos.

Solamente cierro mis ojos, me acuesto y quedo en un estado de reposo, luego la imagen que se forma frente a mis ojos es oscura hasta tomar la forma que me quiera transmitir y se adapte a ese sentimiento permitiéndome verme por dentro, observando toda esa información almacenada en mi memoria, esa que me transmite aquel sonido usándolo como una fuente para ir mas allá donde me quiera llevar.

Es un escape para mí, quizás por la magia que me transmite cuando estoy en ese transe ya se acostado o caminando es algo que me aleja del presente vivido y me transporta lejos, permitiéndome estar en un estado similar al de un piloto automático. Es esa clase de magia asemejada al amor aceptándola tal y como es como si lo reflejaras a una persona, los momentos se esfuman solo quedas tu y esa emoción reducida a momentos abstractos colmándome de felicidad, una efímera pero pura en su estado de transición.