Este verano pasé unos días en Málaga (España). En el castillo de Gibralfaro pude ver una exposición en la que se recogía la historia del castillo a través de sus moradores. En las vitrinas había maniquís ataviados con los uniformes de la época.

El primero de ellos es un alabardero del siglo XVI.

El letrero que lo acompaña reza: "Alabardero con morrión italiano, peto y espaldar, armado con daga de mano izquierda ("siniestra") y rodela, portando alabarda."

El morrión era un casco que apareció en la Castilla de principios del siglo XVI que cubría la cabeza de los antiguos caballeros; su forma era algo cónica y contaba de ordinario con una cresta casi cortante.

El peto y el espaldar son las dos piezas que forman la armadura, para proteger el torso del soldado (pecho y espalda respectivamente).

La rodela es un escudo de forma circular que se fija al brazo con correas.

La alabarda es un arma de unos dos metros de longitud, de asta de madera y cuyo hierro, además de la hoja recta, contaba con hojas laterales de formas variadas. La más sencilla adaptaba la forma de un hacha por un lado y de una punta por el lado opuesto.

El Alabardero es un soldado especial que, armado de alabarda, daba guardia de honor a los reyes de España.

El Real cuerpo de alabarderos fue fundado al parecer en 1504 con la misión de proteger al monarca. Se disolvió y se volvió a instaurar varias veces a lo largo de los siglos. Actualmente, después de la reinstauración de la guardia real en 1975, fue establecida una unidad de alabarderos como componente de ella.