Concurso de escritura. Gana por escribir. "La maestrica del patio"

in #spanish6 years ago

@fandelkefir ideó un concurso de escritura libre. Esta es mi participación. Espero que les guste:

“La maestrica del patio”

“Al fin” me dije. “Lo logré”; estoy aquí, soy lo que siempre quise ser, me abrazaba a mis libros con el amor que aprendí en la escuela de mi pueblo, escuchaba a los profesores con el corazón a punto de llorar de emoción. El pizarrón y la tiza parecían florecer desde adentro.

Allí fui creciendo, allí conocí el amor, lloré, sufrí decepciones, me sentí importante, navegué en el mar de las amistades que viajan contigo por siempre. Allí aprendí clases magistrales de economía, guardando un poquito de comida todos los días, llevándola en secreto del comedor a la casa, para poder comer los fines de semana, y con ese tesoro tener el coraje de tratar de ser una de las mejores.

Allí me gradué, y como esas maticas que le quitan una rama y pegan rápidamente, así mismo me quedé trabajando como profesora, enseñando, contando los cuentos que me contaron, haciendo míos los problemas de los que ahora empezaban como yo; llenándome los ojos del universo profundo que se abría ante mi mirada.


Fuente

Cuando era niña me gustaba jugar a la escuelita, invitaba a mis amiguitas al patio de mi casa: Yajaira, Mary Andrea, Carolina, Mirla y Deisy… como eran tan pocas alumnas las tejas, las bombonas de gas y hasta una chivita que se llamaba “Pilar” completaban la matrícula. Por supuesto que la maestra siempre era yo, vestida para la ocasión, dueña y señora de la escena, disciplinada y justiciera; los vecinos se asomaban por los patios, y allí llovían los aplausos para la “maestrica del patio”. Papá, que casi siempre estaba trabajando y tenía poco tiempo para estar en casa, escuchó el alboroto en el patio y se asomó a ver; me asusté cuando lo vi, pero continué con mi clase. Para mi sorpresa no dijo nada, se quedó callado, se quitó su sombrero, se sentó sobre un cuñete de pintura y se puso a escuchar la clase, calladito y atento. Mi corazón iba a estallar de felicidad. Cuando terminamos de jugar y las alumnas se fueron. Puse las tejas en su sitio y me fui hasta donde estaba él. Me abrazó y me susurró al oído: “Va a ser profesora”, y así fue. Pero lo que él no sabía ni yo tampoco era que aparte de enamorarme del arte de enseñar, también me enamoraría del espacio, del aire donde las letras me invitan a conocer la historia del mundo; del pupitre, madera silenciosa esculpida para esperarme a diario, solidario y paciente; los pasillos, ciudades de voces y música de juventudes; los jardines, bosques de bugambilias, cayenas, rosas de todos los colores y mangos que nos mataban de amor.

Ese mundo es mi vida. Ahora que se muere, que mi salón de clase sufre cada vez más de soledad, que casi todos se han puesto las alas de aves migratorias, que mi voz es un potro desorientado, eco sordo en los pasillos deshabitados, camino los pasos que siempre transité, contempló la lejanía desde su piso más alto y siento en el viento el peso del dolor, el color, el aliento, la mirada del que muere de soledad.

***

Si deseas participar en este concurso. He aquí el link.

Sort:  

Este es un cuento muy hermoso, @solperez. El último párrafo hizo resonancia en mí, cuánta tristeza compartida por lo que se nos va de las manos. Te deseo mucha suerte en el concurso. Un abrazo.

Lloré al escribirlo. Es inevitable no hacerlo. Gracias por tu lectura y comentario.

Que belleza de relato. Para los que hemos hecho el mismo recorrido tiene una resonancia mucho mas dolorosa. Exito en este concurso.

Me muero por volver a mi patio, a mi aula llena de sueños, a mi esperanza por una educación mejor. Pero la soledad es una pared que detiene mis pasos y me impide ser feliz como antes. Añoro la voz de papá, siempre optimista y presagiador de futuro.

Creo que todos añoramos eso.
Quizas @ramonochoag y/o @gracielaacevedo están en mejor posición de opinar al respecto, pero sin ser especialista de la salud mental, me atrevo a afirmar que estos m... nos llevaron a un colapso emocional total (algunos se lo guardan mejor que otros); una pandemia depresiva.

Enseñar era nuestro sueño; enseñar más y mejor cada día. Y nos lo arrebataron como se les arrebataba la vida a los africanos que esclavizaban hace unos siglos.
Creo que lo que sentimos es lo más próximo a esa sensación de luto reiterado; la sensación de estar maniatado y consciente mientras te desmembran de a poquito.

Imposible describir mejor tanto desasosiego, mi querido @hlezama.

Tristemente hermoso.

Gracias, @francisaponte25. Hice catarsis escribiendo este texto, lloré a moco tendido. No puedo leerlo en voz alta sin que se quiebren mis fuerzas, mi voz, mi optimismo. Sé que ambas compartimos el mismo pesar. Un abrazo.

Querida @solperez, tu relato está lleno de una melancolía tan profunda que queda uno un tanto afectado, sobre todo porque tu lamento es por algo que has perdido y que quieres con el alma, eso es lo que se siente y pega porque sabes transmitir con la palabra, muy bien tus sentimientos, de una manera que atrapa, tanto que me pareció ver en la carita tuya que aparece en cada comentario un baho de tristeza, de amargura.

Gracias, mi querido @jorlando. Sí, este relato en especial lo escribí con lágrimas en los ojos. Me entristece la situación de la Universidad. En los salones solo hay pupitres vacíos, sin alegría y sin juventud. Un abrazo.

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