Mukumbarí: un recorrido por el renovado teleférico de Mérida, el más alto y largo del mundo

in #spanish5 years ago

¡Hola! Comparto este artículo que escribí cuando tuve la oportunidad de visitar esta maravilla de obra que nos permite sumergirnos en los espectaculares paisajes de una parte de los andes venezolanos. ¡Los invito a conocerlo!

La Sierra Nevada del estado Mérida no siempre fue conocida así, para sus primeros habitantes su nombre era “Mukumbarí”, que significa en voz indígena “lugar donde duerme el sol”, y es así como se llama ahora el Sistema Teleférico de esta ciudad de los andes venezolanos, el más alto y largo del mundo y que luego de ser totalmente renovado y reabierto hace dos años se perfila además como el parque temático de naturaleza más grande de Latinoamérica.

En pleno centro de la ciudad, con puestos de artesanía, comidas y bebidas típicas andinas y variadas actividades de recreación, la Plaza de Las Heroínas, aquellas que ayudaron al Libertador Simón Bolívar en su gesta independentista, es la antesala hacia la nueva experiencia que se puede vivir al visitar el Sistema Teleférico de Mérida: Mukumbarí, el cual se constituyó como ícono turístico de este estado desde que fue abierto en 1960 y que luego de seis años de reconstrucción total tras haber sido cerrado por haber cumplido su vida útil, fue reinaugurado en abril de 2016 para ofrecer a la gente más que un simple boleto hacia los 4.765 metros de altura del Pico Espejo.

Apenas al ingresar a la estación base, Barinitas, la hermosa arquitectura abierta de la estructura, permite visualizar la serranía. Los boletos se pueden adquirir en las seis taquillas habilitadas y ya podemos ir rumbo a las estaciones: La Montaña, La Aguada, Loma Redonda y Pico Espejo.

Durante el tiempo que duró la renovación, más de 3 mil trabajadores laboraron en condiciones climáticas extremas, vientos superiores a 45 Km/hora, temperaturas de -10ºC y la inversión estatal fue de más de 680 millones de dólares, una obra de gran magnitud, por algo este Sistema Teleférico es el único del mundo que combina tanta altura (4765 metros) con tanta longitud (12.5 km).

Pero antes de comenzar la aventura del Mukumbarí, la estación base tiene además para la visita, tiendas y una feria gastronómica. Entre los locales comerciales está el establecimiento oficial del teleférico, donde se pueden adquirir souvenirs como franelas, tazas o libretas y otros locales que ofrecen productos textiles y artesanía.

Cinco estaciones, decenas de posibilidades

El concepto del nuevo Sistema Teleférico es que cada estación es un parque temático. Se comparte la experiencia de estar en contacto con la naturaleza haciendo aflorar el espíritu de aventura, además el diseño arquitectónico está integrado a la montaña, las estaciones son estructuras metálicas cerradas con vidrios panorámicos que permiten contemplar la belleza del entorno. Antes sólo eran estaciones de paso, donde no había mucha motivación de mirar a los lados.

Y es que el lema del renovado Sistema Teleférico de Mérida, “Mukumbarí: la nueva experiencia”, no es en vano. De la primera a la última estación, hay más de 40 posibilidades de recreación para todos los gustos, desde hacer turismo de naturaleza para conocer la biodiversidad del Parque Nacional Sierra Nevada observando gran variedad de aves o frailejones, plantas típicas del páramo venezolano; actividades como senderismo de baja, media y alta montaña; turismo de aventura con itinerarios en vías ferratas, escalada en roca y vuelo libre (parapente o íkaro); hasta turismo de inclusión social, para por ejemplo conocer la forma de vida de pueblos como Los Nevados, una de las pocas comunidades merideñas donde aún se siembra y procesa el trigo.

Debido a todas estas novedades, el Mukumbarí, más que un teleférico, se perfila como el parque temático de naturaleza más grande de Latinoamérica.

En la estación base, Barinitas, justo antes de abordar, la expectativa de todos es grande. El personal da la bienvenida con la amabilidad que caracteriza a los merideños, e informa que la capacidad de la cabina es de 60 personas, 40 sentadas y 20 de pie y que hay que hidratarse constantemente para evitar el mal de páramo o mal de altura y si alguien llegara a sentirse mal, se cuenta con servicio médico. También se informa que están prohibidas las bebidas alcohólicas y los cigarrillos y se insta a cuidar las áreas del PN Sierra Nevada, generando la menor cantidad posible de deshechos para reducir el impacto ambiental.

La gente ingresa ansiosa y cuando el telecabinero aprieta el botón y las puertas se cierran, todos fijan la mirada hacia adelante para disfrutar el recorrido en unas cabinas silenciosas y sin turbulencias y que van a una velocidad aproximada de siete metros por segundo.

La ciudad y sus ruidos ha sido dejada atrás, abajo se empiezan a ver varios senderos marcados en las montañas y al pasar por la primera de las nueve impresionantes torres que unen el Sistema Teleférico, la cabina cae como en un vacío, provocando los gritos de emoción de niños y adultos. “Mira, estamos volando”, le dice asombrado un niño a su papá, mientras entre risas, una niña se entretiene señalando el curso de un río.

Del lado izquierdo se ven las cabinas que realizan el descenso. Hay ocho en total, cuatro subiendo y cuatro bajando, dos decoradas con el tricolor nacional, dos amarillas, dos azules y dos rojas.

Al llegar a la estación La Montaña a 2.436 metros, aún no se siente mucho frío y si el cielo está despejado se puede disfrutar de una espléndida vista desde el mirador panorámico “Ciudad de Mérida” o hacer el sendero de selva nublada “Camino de Hojarasca”. Para los niños hay un parque infantil y si se quiere tomar o comer algo, también hay servicios.

Ya en ascenso hasta la tercera parada: La Aguada, a 3.452 metros, la altura se siente en los oídos, que se tapan un poco, pero eso quizá no importe cuando a partir de acá la visión hacia el nevado Pico Bolívar, el más alto de Venezuela con sus 5.007 metros, es cada vez más cercana y además se ve cómo desde él baja el deshielo convertido en caídas de agua.

Desde La Aguada hay más de cinco senderos que se pueden recorrer, está la plataforma de vuelo libre, el jardín botánico de frailejones, el sendero de observación de aves o el mirador “Parques Nacionales Andinos”, al cual se llega por un camino corto de unos 800 metros.

Para continuar el recorrido y por el frío que se avecina, los guías recomiendan abrigarse lo mejor posible antes de llegar a la cuarta estación: Loma Redonda, a 4.045 metros, aquí ya estamos en territorio de alta montaña y esta es quizá la parada más aventurera del sistema teleférico Mukumbarí, porque combina actividades como: escalada en roca, descensos en bicicleta de montaña, senderos, caminos ancestrales, vías ferratas y circuitos de paseos a caballo.

Ya solamente falta ascender a la quinta y última estación, pero el recorrido aún guarda sorpresas entre Loma Redonda y Pico Espejo, por eso no hay que despegar la vista de las ventanas panorámicas de la cabina. No solamente se ve más nieve por todos lados, de repente a la derecha se divisan Los Anteojos, dos lagunas llamadas así por su peculiar forma y cuya agua procede del deshielo que baja de las cumbres.

Finalmente la cabina hace su última parada, Pico Espejo, a 4.765 metros. La calidez de la estación recibe a los visitantes mientras afuera hace un intenso frío. Si durante todo el recorrido no hubo rostro sin sonrisas, en este punto el sentimiento predominante es la euforia. Sin importar las bajas temperaturas, todos quieren salir a la caminería para sentir y ver el impactante paisaje de la cordillera andina venezolana. Allí se encuentra el monumento a La Virgen de Las Nieves, patrona de los montañistas y tanto si está despejado y se tiene una grandiosa vista del Pico Bolívar y sus alrededores, como si el clima no es muy amigable y está nevando, ambos escenarios son ganancia, nadie saldrá decepcionado de esta experiencia.

Desde Pico Espejo hay posibilidad de hacer varias actividades, con senderos como el Parque de Interpretación “Cambio Climático o los de alta montaña hasta Timoncito, Loma Redonda o la travesía a La Mucuy, además de las vías ferratas.

Antes de su renovación, el teleférico sólo podía recibir 160 mil personas al año, ahora pueden conocerlo 500 mil al año y para completar todas las experiencias que ofrece el nuevo Sistema Mukumbarí, calculan que hay que venir doce veces. Después de haber visto tanta belleza, no cabe duda de que miles de personas estarán ansiosas por volver.


Texto y fotos propias (Sofía Athanassopoulos)
Artículo publicado en la revista impresa Venezuela
Editada por Mintur / Junio 2017



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