Es una de las melodías más hermosas que he podido escuchar en mi vida, aunque habla del final del amor. De ese momento cuando ya las personas no encuentran entre ellas temas de conversación alguno.

Lo que bien puede ser el principio de una bendición, una sorpresa o el amor más puro; para otros el encuentro de la verdad puede ser la culminación de la ilusión vivida.

¿El amor muere? No creo que esta metáfora exista como tal, si nos detenemos a pensar que el amor es un sentimiento, pues entonces, debemos reconocer que los sentimientos más puros son deseados desde nuestro interior; es lo mismo decir que sólo si así lo queremos dejaremos morir el amor que existe por alguien. Efectivamente hablo del amor a un tercero, a la pareja, a esa persona que sin tener lazos sanguíneos con nosotros representa una parte de nuestro corazón.

Algunas personas excusan sus actos al dejar de amar incluso culpando al otro de no saber mantener el amor; pocas veces reconocen lo poco o nulo que sus actos refuerzan los sentimientos compartidos. El poco interés que pueden llegar a tener, o la peor de las muertes que es simplemente estar con otra persona por sólo cumplir un rol social.

La respuesta la desconocemos o normalmente es "no". Pero podemos tener, en él, la fe de la existencia y eso nos puede hacer felices para dar felicidad a otros. Disfrutar de vivirlo cada día y dar gracias a Dios por tener la dicha de ser sublimes en la existencia compartida.

Las canciones hermosas no siempre tienen una historia similar a la nuestra, no quiere decir que tengamos que vivir esa experiencia al pie de la letra, pero nos adentran a reflexiones que pueden cambiar la forma de interpretar ciertos hechos, o de ver las acciones tomadas. Sin duda, Silvio Rodriguez es un gran poeta que nos ha dejado sus versos en el tiempo, en el sonido y en lo eterno.