Digamos que bien para suavizar un poco las heridas

Esa mañana, juntos, tomados de las manos, caminaron por el parque, contemplando los árboles que recién nacían en sus colores, comenzaron a jugar, un juego inventado, para encontrar el árbol más bello del lugar, uno realmente hermoso, tenía que ser el árbol perfecto.

Detallaron sus ramas, las hojas, los colores y hasta la alfombra que los rodeaba en su belleza; quizá buscando el más frondoso, el perfecto, un retrato de la naturaleza; pero no era fácil hacerlo, de todos los árboles se enamoraban, era como un nuevo descubrir los milagros en cada árbol que miraban.

Se rieron juntos por un rato, el viento les hacía la mejor compañía durante el paseo que se había convertido en un viaje. Muchas ideas, tristezas y algún dolor, que en ese momento de reflexión se detuvieron ante la grandeza de Dios y su naturaleza.

Sucede que algunas veces las soluciones que no vemos tan simples, están allí, donde late un corazón, porque allí siempre hay una esperanza; entonces ese "digamos que bien para suavizar un poco las heridas" se convierte solo en un poco de resilencia ante la vida.

Entre las risas y los juegos, luego de encontrar el árbol perfecto, tomaron su fotografía, el mejor ángulo, el perfecto; así comenzó un día diferente, un día que sirvió para borrar definitivamente las heridas, en esa mañana que al principio se había llenado de una estela triste de melancolía, pero que luego el viento limpió, mostrando la ilusión y las nubes infinitas en el cielo.

Así la naturaleza que hace milagros por el equilibrio de la vida, una vez más dejó nacer el sentimiento de apreciar la belleza de cada mañana. Ellos regresaron a casa tomados de la mano y con una nueva linda sonrisa.

_{Imágenes propias. Fotografías tomadas con un móvil Blu Vivo One Plus. Cámara f / 2.0 1/100 3.79mm ISO 200. Editadas para los mensajes usando la aplicación de diseños Canva.}

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