RESEÑA DE LA LITERATURA GRIEGA; Parte I y 2 (COMPLETA).

in #spanish7 years ago (edited)

La Antigua Grecia ha sido, junto al pueblo hebreo, la cuna de la civilización occidental. Su pensamiento, su arte y su literatura alcanzaron tal perfección, que han determinado el desarrollo cultural de Occidente. Característica común a todas sus manifestaciones culturales es un profundo sentido del equilibrio; de ahí su gusto por la sencillez, la claridad, y la proporción. En contraste con las exageraciones, la desbordante fantasía y la grandiosidad propia de la literaturas orientales, el arte y la literatura de los griegos, creados a la medida de la naturaleza humana, se basan en la armonía, en el equilibrio y la sobria limitación.

Los mitos fueron, una fuente de inspiración.

Gran parte de la literatura helénica tienen su fuente de inspiración en la propia mitología griega. Esta constituye un abanico muy amplio de creencias y leyendas religiosas sobre los orígenes de Grecia. Los relatos en otrno a sus dioses (largas y crueles guerras, truculentas historias familiares, amores y odios, héroes, aventuras y venganzas...), que se transmitían oralmente, suministrando una gran cantidad de argumentos, que no necesitaron inventar otros; les bastó con recrear y plasmar en papel a los ya existentes.

Las grandes epopeyas.

La tradición atribuye a Homero, un rapsoda ciego del siglo VIII a.C. que se ganaba la vida cantando de ciudad en ciudad, la autoría de las dos grandes epopeyas griegas: la Ilíada y la Odisea. En ellas Homero narra las Hazañas de los antiguos guerreros. Se trata de relatos en lo que junto a los héroes protagonistas (personajes que encarnan en grandes valores humanos como el honor, la piedad filial o la fidelidad conyugal). Aparecen también los dioses, que son retratados por Homero como semejantes a los hombres en sus pasiones y defectos. Además, suelen entrometerse en sus vidas y tomar partido por unos u otros, pero no son omnipotentes. Por encima de ellos está el Hado, fuerza misteriosa que gobierna su destino y los seres humanos, por que sí, los griegos creían firmemente en el destino.

Hesídodo

De Hesíodo, que vivió hacia el siglo VIII a.C., nos han llegado dos obras didácticas: La teogonía y los trabajos y los días con él, la poesía adquiere una clara intención épico-docente; así se aprecia cuando en la teogonía trata el tema del origen y la genealogía de los dioses y también cuando en los trabajos y los días expone la monótona vida del agricultor y moraliza sobre el mundo y los hombres en tono pesimista, a la vez que enseña cuándo debe hacerse cada trabajo en el campo. Gracias a sus obras disponemos una valiosa serie de conocimientos acerca de la religión y la vida griega.
Cronos comiendo a su hijo, inspiración de Goya ante el libro de la Teogonía.

La Ilíada.

El nombre de la Ilíada proviene de Ilion, nombre griego de Troya. Esta obra relata un episodio de la guerra de Troya: La cólera de Aquiles. Varias razones hacen de esta la epopeya por antonomasia:

  • La variedad y la fuerza de las pasiones que mueven a los personajes, entre las que destaca la amistad.
  • La atmósfera heroica que se respira en toda la obra, ya que sus personajes son guerreros valientes cuya mayor gloria reside en combatir y salir victoriosos.
  • La dignidad y el temple moral de los protagonistas, que encarnan en las virtudes ideales para el pueblo griego.

Oda y lírica coral.

En el siglo VII a.C, tras la poesía épica, comienza en Grecia el florecimiento de la poesía lírica. Esta se escribía para ser cantada y acompañada por un instrumento, por lo general la lira, aunque también la cítara o la flauta. De ahí proviene el nombre de lírica con que acabó asignándose la poesía que no narra objetivamente acontecimientos externos, si no que expresa sentimientos y emociones íntimas. En las canciones interpretadas por un solista (que se denomina lírica monódica o personal) el poeta expresaba sus sentimientos personales; este era el caso de Safo y Anacreonte. Por contra, en las canciones interpretadas por un coro (reciben el nombre de lírica coral), el poeta se convierte en portavoz de las composiciones de Píndaro.

Safo de Lesbos.

Safo y Anacreonte.

Safo fue una poetisa griega de finales del siglo VII. a.C. que dedicó su vida a instruir a los jóvenes en la músuca, la poesía y el baile. En los escasos fragmentos que han llegado hasta nosotros, canta insistentemente a la belleza y el amor, con exquisita delicadeza y prescindiendo de artificios retóricos. Nació en la Isla de lesbos y, por sus poemas, se sabe que se dedicó una buena parte de su tiempo a enseñar poesía a un grupo de mujeres con las que mantuvo una estrecha relación (de ahí procede el término lesbianismo). Medio siglo después que Safo, otro poeta. Anacronte de Teos pasaba su vida en diferentes cortes palaciegas, sin otra preocupación que alegrar los ratos de ocio de príncipes y nobles. Su poesía cantaba los placeres sencillos de la vida (como son el amor, el vino, la buena mesa, la música), en un tono ligero y burlón, aunque no estaba exento de la delicadeza y la sensibilidad.

Píndaro.

Píndaro (siglo V a.C). Es el poeta más excelso de la lírica coral. La obra de Píndaro que se ha conservado hasta nuestros días está formada por odas que se dedicaban a los atletas a los vencedores de juegos panhelénicos. Llegó a alcanzar tal prestigio , que los atletas tenían por mayor honor ser celebrados en sus poemas. Píndaro es el canto de la vida feliz, de la belleza, de la fuerza y el vigor juveniles. Sus Odas responden siempre a la misma estructura: Comienzan con un elogio del atleta vencedor y de las virtudes de sus antepasados, para concluir con las leyendas mitológicas llenas de poesía, de ejemplaridad y de sentido religioso.

Con la tragedia nace el teatro.

El teatro en Grecia, como más tarde en los países europeos, estuvo íntimamente ligado a ceremonias religiosas. En concreto a los himnos lírico-corales que los campesinos, disfrazados, cantaban en honor de Dionisio, dios del vino, de la fertilidad de la tierra, de la dualidad y de la vertiginosidad y el goce En el siglo VI a.C. aparece por vez primera un personaje que dialoga con el director del coro (en su origen, el coro era un personaje colectivo y anónimo que representaba a la opinión pública). Así nace el género dramático que, con el tiempo, constituirá una de las más altas cimas de la literatura griega en sus principales modalidades: La tragedia y la comedia. La tragedia gira alrededor de las grandes pasiones humanas, encarnadas en personajes elevados (dioses, héroes...) de la mitología. Su desenlace siempre funesto, con objeto de infudir lástima, inquietud o terror en los espectadores. Esquilo, Sófocles y Eurípides, son los tres grandes trágicos griegos, que fundaron el género en el siglo V a.C.

Estructura del teatro griego.

La comedia: Aristófanes.

La comedia es un subgénero dramático que pretende divertir mediante el humor y la sátira. A diferencia de la tragedia (a la que acabará superando en popularidad dentro de la sociedad helénica), no busca sus temas en las grandes pasiones humanas, si no en los vicios y defectos comunes y en las vicisitudes de la vida cotidiana. Sus personajes, en lugar de dioses y hérores del pasado, son individuos sencillos, que utilizan un lenguaje vivo, ágil y procaz. Uno de sus máximos cultivadores fue el ateniense Aristófanes (sibes, a los escritores en Las ranas y a los políticos en Lisístrata y en La Paz. En sus obras también abundan las parodias de los dioses.

La prosa clásica.

Como sucede en muchas literaturas, la prosa griega apareció mucho más tarde que la poesía, es decir, cuando el lenguaje ya había alcanzo un elevado grado de madurez. Este momento puede fijarse hacia el siglo VI a.C. Sin embargo, no ser{a si no una centuria m{as tarde cuando la prosa griega brulle con obras de extraordinario valor literario. Destacarán especialmente las que cultivan el género histórico y las que exponen el pensamiento filosófico de intelectuales como Sócrates o Platón. No es hasta el siglo II d.C. que se tiene constancia de las primeras novelas griegas.


Platón a parte de haber de ser un gran representante de la filosofía griega, también es un gran representante de la literatura griega.

La aparicición de los historiadores en Grecia.

A aparición de la historia como género literario estuvo precedida en Grecia por la obra de los logógrafos, letrados a los que se contrataba para escribir textos de defensa en procesos jurídicos. Con prosa sencilla y sin pretensiones literarias, dejaron constancia de hechos memorables, como fundaciones de ciudades. Pero hasta herodoto (Siglo V a.C.) nadie puede arrogarse por derecho propio el nombre de historiador. Su historia es un prolijo relato de las guerras entre griegos y persas (o guerras médicas), que constituye, pese a ciertas ingenuidades en la narración, el primer intento de historia universal. Tucídipes (siglo V-IV a.C.), autor de la Historia de la guerra de Peloponeso, es el primer gran historiador moderno. Ofrece información exhaustiva y minuciosa, y la analiza con rigor e imparcialidad. Su obra será continuada por Jenofonte en el siglo IV. a.C., otro de los grandes historiadores griegos.

Heródoto, el padre de la Historia.

La Prosa filosófica.

La filosofía griega, en sus momentos culminantes y en sus figuras más representativas, aparece inevitablemente ligada a la literatura. Ya en sus comienzos, la especulación filosófica se expresó en formas rítmicas y métricas no muy alejadas de la creación estrictamente poética. Con el tiempo, un importante movimiento filosófico -la sofística- encontraría en la oratoria el medio principal para captar y expresar su pensamiento. Sin embargo, su relativismo metafísico y moral y su dialéctica, vacía de contenido, provocaron la contundente réplica de Sócrates y posteriormente activaron las magnísifcas construcciones filosóficas de Platón y de Aristóteles (siglos V y VI a.C).


Sócrates, Platón y Aristóteles.

MUCHAS GRACIAS.

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