Josué...
“El amor está en sus miradas, la ternura en sus corazones, así los veos. Para entenderlos solo tenemos que abrazarlos…”
Saludos amigos. El compartir con ellos, es universal. Quien no ha estado al lado de estos seres maravillosos que por naturalezas son ángeles de corazón. Josué es parte de esa inocencia arropada por la sociedad llena de desperfectos y ambiciones. A continuación, el texto para su consideración y comentarios.
¿Quien, no conoce a Josué?
Llegó al barrio muy pequeño. Hoy tiene 19 años, es alegre, pícaro, astuto, por decirles entre otras cosas, lo mejor de su personalidad, es un ser bondadoso.
Lo queremos demasiado. Josué es un joven especial, nació con Síndrome de Down. Muestra esa particularidad en el rostro que los identifica. Además, fuera de su condición, es un chico sano.
La última picardía que le notamos, es ser muy enamorado. Él está claro, se fija en cualquier mujer que se le presenta.
En la avenida principal cerca de mi casa semanas atrás se mudaron una pareja de jóvenes recién casados. Pero Josué puso su ojo en la chica. Fue un flechazo fortuito. Está loco por ella.
Desde entonces me arrastra hasta esta esquina donde pasamos horas tras hora para avistarla y es allí cuando se queda tranquilo, saliendo de la zona con una inmensa sonrisa.
Josué carga un reloj que me gusta mucho, por lo que le ofrecí presentarlos a cambio de esa pulsera.
Esta tarde lo espero con el sol abrazador. Se aproxima. Manipula el reloj, mostrándose emocionado, bien bañado, vestido y totalmente perfumado. Preparado para su conquista.
El carro del esposo no se encuentra, es oportuno ayudarlo a entrar, conversará un rato con ella, el reloj será mío.
- ¡Dale Josué! pasa- le digo abriéndole el enrejado peatonal.
Con brincos, apresurado entra.
Sin medir la privacidad se pierde en el interior de la casa. Aquí lo espero.
Algo inesperado ocurre, llega el esposo y no encuentro manera de avisarle.
Adentro se deja escuchar una regadera abierta, la chica se ducha.
Repentinamente se escapa un grito femenino seguido de otros, son desgarradores, de alguien asustado.
El hombre vocifera un par de malas palabras y de pronto se deja sentir dos detonaciones.
- ¡Nooooo! Grita la mujer, quedando todo en silencio.
Sudo como un maniático. Pelo los ojos. Miro el reloj puesto en mi brazo izquierdo. Varios vecinos corren hacia donde salieron los lamentos. Salgo despavorido del lugar, calle arriba. Volteo.
Siguen entrando a la casa donde Josué conoció a su amor personalmente, en el peor de los momentos...
Saludos @rafarosado, agradecido por el apoyo del proyecto cervantes. Mil gracias a todos.