Escucha Icaro, ya no me sometas a mas vituperios en tu necio empeño de salir del laberinto.Por más que intentes elevarte a las alturas del éter, no lograrás llegar muy lejos.Pues de tus alas aceradas pronto caerán lágrimas de parafina que se desvanecerán como una paloma de hielo entre mis dedos. Distinta sería mi suerte si el pequeño Dios del amor me llevara entre sus alas para encontrarme com mi amado , asi como él se reúne con psique en los aposentos del Olimpo a escondidas de su madre quien no aprueba su relación, porque pone en entredicho su hidalguía de diosa del amor y la fertilidad.Icaro permanece impávido ante los ruegos de selene, abrigando en su mente,la férrea idea de escapar del cautiverio.