Cuarentena

No sé si despierto o ando como sonámbulo,
agarrando las horas que se van,
puedo mirar esas imágenes que se escapan
en una oscuridad de luz.

Luz que abre caminos para mirarnos
frente a un juego que levanta sonrisas
y nos dice que debemos estar unidos.
Mi mano sale como un pájaro en fuga.

Pero hay una red donde las arañas atrapan nubes,
mi mano queda inerme en la piel de tu rostro,
mientras tus ojos limpian el horizonte
que se desdibuja en tu silencio.

Ahora puedo ver las calles,
cuerpos que andan en la soledad de la angustia,
en la risa que se cubre para evitar el estornudo,
el saludo es un gesto indefinido.

Cuerpos que andan en la compra necesaria,
aupando la queja que mortifica,
que nos recuerda la alacena polvorienta,
la nevera por donde escapa una luz hastiada.

Una realidad que sacude emociones,
que retiene gritos y lágrimas,
donde la duda baila,
pensamientos que no duermen.

Sueños confinados,
atascados en el tiempo de la desidia,
donde las noches son insuficientes para el descanso,
el tiempo nos mira y avanza a diferentes ritmos.

Su bastón es una música en las tardes,
cuando se añora la lluvia para que limpie tus sudores,
te devuelva otro paisaje,
otras horas, donde salten barcos de papel.

El señor tiempo mide las emociones,
las va esculpiendo, tatuando, cortando.
Ya no seremos los mismos,
cuando volvamos a mirarnos.

_Fuente

_{Imagenes editadas con PhotoScape y PowerPoint.
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