Pretender ser una buena persona te hace ser un imbécil

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Toda red social funciona como una especie de océano con una enorme variedad de criaturas viviendo dentro de él. Hay grupos intelectuales que quienes quieran seguirlos los siguen, por algo existen las cuentas de academicistas en Twitter y los distingues primero porque en su biografía ponen que son "académicos" y en segundo lugar por sus memes con referencias a nombres alemanes y franceses; hay luego gurús de la moral de la generación del derecho, ya saben, esos que van por ahí profiriendo que tienen derecho a cada cosa: desde sus libertades sexuales hasta que un escritor de fantasía termine su épica serie porque si no, ellos van a llorar, van a trollear y se van a poner insoportables creando grupos y grupos de odio en internet hasta que converjan en una trifulca asesina. Y hay enfermos mentales, sexuales, cómicos, quimeras de todas las cosas mencionadas y las que faltan por mencionar pero es bien sabido que entre todos los sujetos es el imbécil el que siempre destaca.

No sé si es a consecuencia de la justicia social haciendo coctel con la generación del derecho que hace pensar a un grupo de imbéciles no reducido que los problemas de África se acabarían si al año el mundo occidental le da a cada africano un millón de dólares, o si sobre todo se cumple el sueño húmedo de los populistas baratos: que el Vaticano venda su oro para acabar con el hambre en el mundo así nada más, como si fuera un deseo de las esferas del dragón, o el poder del genio de Aladino. Si hiciéramos eso que planteo al principio, ese millón de dólares por africano rápido se convertiría en sal y agua. ¿No les suena a la historia de un país con grandes masas de dinero y ninguna producción? Es una historia muy cercana a la de un país que es potencia precisamente en no ser país. Comienza con "V" y termina con "enezuela".

Las lágrimas más recientes en internet han salido después del incendio de la catedral de Notre Dame en París. En todo su corazón histórico. Pero no hablo de las lágrimas de a quienes nos ha dolido que la catedral se queme, si no las lágrimas de los odiadores de occidente quienes las derraman porque ha sido específicamente el sector privado el que ha recaudado varios cientos de millones de dólares para la reparación de los daños de este símbolo de la humanidad. Para estos quéjicos, ese dinero debería ser donado a África o a Haíti; de este último país hacen un recordatorio continuó ya que no ha recibido ayuda humanitaria ni nadie quiere donarles nada pero a Venezuela sí; ya saben, el que es socialista nubla y ciega todos sus sentidos y cree que la solución de la pobreza es donar. Honestamente y duela a quien le duela, no es lo mismo para la humanidad reconstruir la Catedral, un sitio histórico que además genera lo que más precisa el ser humano: el dinero, que reconstruir un pueblo en un sitio del mundo que nadie conoce. No es crueldad, es mera razón. Y claro que es más fácil atacar a las donaciones a Notre Dame que ir a realizar donaciones a África y si se quiere de miles de millones de dólares, lo cual sería cruel porque con ellas terminaríamos destruyendo todavía más a los pobres.

Anualmente, África recibe donaciones de miles de millones de dólares, y eso es algo que se ha mantenido desde la década de los 80's. Pero la corrupción de los países receptores puede lograr más que las buenas intenciones ya que los modelos se mantienen, y estas donaciones no han sido paliativas si no más bien un problema para la economía local. Si tienes un negocio donde vendes comida porque es lo único que a las personas les interesa comprar, y súbitamente comienzan a llegar donaciones millonarias de comida entonces tu negocio va a quebrar. La población se acostumbrará a la gratuitidad y la producción seguirá muerta.

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África es ese continente que gracias a na pornografía de la pobreza sirve como un castigo moral y metafísico para las comodidades de las personas en países que más o menos funcionan como algunos de latinoamérica, y los países del primer mundo. No es que a la gente le interese el niño negro moribundo de desnutrición cuya foto es de hace varias décadas, porque si les importara sabrían cuánto se dona para allá. O sabrían que África es más grande que esas fotografías; a esta gente sólo le importa imponer su hacia moral y volverse el líder de la tribu como lo podría hacer un católico idiota al criticar a los que no van toda la semana santa a misa mientras que él si lo hace, ergo, es mejor católico que los que no.

También está el sujeto antioccidente el cual se alegra porque se está quemando uno de nuestros símbolos mientras argumenta acerca de pedofilia y asesinatos y una preferencia extraña por las mezquitas casi como un seudo terrorista.

Alegrarse por la quema de la catedral de Notre Dame por ateísmo es ser un mero cateto; no se necesita compromiso religioso para con la catedral, si no un mínimo de conocimiento de historia universal para entender que es un símbolo que forma parte de toda nuestra cultura. El ateísmo puede negar a Dios pero no puede negar la cultura.