"Lord Charles Baxter"

in #spanish6 years ago (edited)

rock-1560869_960_720.jpg
Fuente


separador.png


Lord Charles Baxter
Por @seifiro


seperator-black-1.gif

Charles Baxter estaba lejos de ser un hombre normal. A través de los años había acumulado una asombrosa colección de anormalidades que fueron construyendo un mito, enterrando con este al “hombre”. La vorágine de sexo, drogas y *rock n` roll* que se resumía su vida no le había dejado al pobre bastardo tiempo suficiente para sentarse a pensar acerca de los problemas de la vida que nos joden a todos; ¡No! Él estaba más allá de todo eso, o al menos así lo creyó durante sus años de formación como icono de la música rock en nada más que en la exitosa y controversial banda Satan’s lil cherry, la encarnación de ese ideal de rebelde sin causa que haga lo que haga se ve y es cool. Pero llegó a la madurez la cual él llamaba «patética vejez». Charles Baxter, ya prácticamente un anciano al que le costaba un extra hasta la más elemental borrachera y fiesta post-concierto; y si bien trato de ignorarlo y seguir como tren descarrilado, que era el curso así de su vida hasta el momento, llegó un momento en que no pudo continuar. Claro, no fue nada fuera de lo normal: una gropie más, una mamada adicional a la cuenta de sexo oral que su miembro había acumulado de distintas bocas de diferentes mujeres de distintas nacionalidades y por lo tanto nombres; pero esta vez aquel ariete rompedor de vaginas no pudo dar más que un breve saludo a la bandera y quedarse como flácido recuerdo de lo desgraciado, maldito y sádico que era el tiempo. Como todo macho alfa poseedor de gran orgullo, esta anécdota le hizo replantearse su vida actual, le hizo darse cuenta de que el ritmo había notablemente desacelerado y que la vorágine era ahora más bien un pequeño remolino que no era muy difícil ignorar, y aunque de hecho si estaba mas allá de problemas típicos como falta de dinero (sorprendentemente había administrado decentemente sus finanzas a pesar de los vicios), un ser extraño y atípico ha de sufrir problemas extraños y atípicos cómo él mismo.

Furia_Wałbrzych_2017_212-450x299.jpg
Fuente

hr-jeremy-mo.png


¿Quién era realmente Charles Baxter? ¿El ídolo que durante décadas había interpretado, o aquel chico un tanto raro pero bastante común que había enterrado con su primer gran cheque y su primera gran gira? ¿O quizás ninguno de los dos? Ciertamente eso explicaría el por qué el ídolo surgió en primer lugar, y porque ahora se derrumbaba tan fácilmente. Lord Baxter se preguntaba si el pequeño Charles estaría ya descompuesto, si sus mandíbulas, cuerdas vocales, garganta, lengua y labios estarían ya demasiado purulentos como para poder responder a las preguntas que quería hacerle, después de todo, se decía que dos cabezas piensan mejor que una, aun si técnicamente ambas son la misma. ¡Oh cuanto extrañaba su vorágine de coños mojados y tetas épicas de pezones duros producto de la excitación femenina por tenerlo a él, LORD BAXTER y a su miembro erecto como un altar erigido en honor al sexo! ¡Cubre esas dos delicias con la nieve que más bien te pone caliente en lugar de frio, y ambienta todo con distorsión estridente y alaridos de guerra y tienes la razón única para vivir!
Pero la única tormenta que tenia ahora era de pensamientos acerca del muchacho enterrado en su pasado, y la máscara rota que le había permitido actuar como el ídolo que se suponía debía ser. Ahora estaba solo, solo en el más aterrador sentido, porque aun teniendo fans, aun teniendo cerca (cuando sus familias les permitían) a sus compañeros de banda, Charles se sentía solo en un sentido más profundo y tan abismal que de hecho no podía disfrutar de su propia compañía ahora que el ídolo estaba roto, y el joven de antaño no podía ni responder a preguntas simples. Charles Baxter no sabía quién era, ni qué había sido real. Pero había que seguir adelante; y adelante siguió, porque aunque quizás ahora todo fuese placer vacio, seguía siendo alguna forma de placer, y el hedonismo no ha de morir, ¿eh? Y así Charles siguió sin saber hasta dónde llegaría, pudiéndosele encontrar actualmente en uno de tantos meet-and-greet organizados por su representante.

Todas esas caras entre excitadas o cansadas, algunos jóvenes, otros tantos adultos y lo que va en el medio, tanto hombres como mujeres tapando de negro la entrada como si una masa de oscuridad se apretujara haciendo fila en busca de ser evacuados cual sombrío mojón de Satanás siendo liberado al mundo, y yo, no más sentado en una silla un tanto alta la verdad, dentro de lo posible, daba un poco la sensación de un trono; me reí para mis adentros pensando nuevamente “oh, gente tarada, se retiran ahora que ya tienen una dosis de mi magnificencia”, y luego me rio de nuevo al darme cuenta de cómo sonaba eso. Estas últimas semanas no han sido las mejores para mí, y eso es decir mucho; desde que aquella chica vestida tan oscura como la masa que se hacía más lejana se retiró corriendo después de haberle gritado no sé qué, y digo «no sé qué» porque fue de esos momentos cuando no recuerdas nada al estar abrumado por algo, y me consta que no fue el alcohol ni nada mas ya que mis compañeros estaban “limpios” desde hace tiempo y si quería algo tenía que arreglármelas por mi cuenta. Y mientras le decía a un asistente del evento que no quería otra botella de agua, mis ojos se paseaban por las sillas vacías y recordaba las preguntas que el escatológico publico me hacían, con sus ojos saltones, rostros enrojecidos y unas expresiones que no sabía decir si se reían conmigo o de mí:

“¿Cuál es tu canción y álbum favorito?”

“¿Es cierta aquella anécdota del baño portátil en Australia?”

“¿Cuándo una competencia de arrancar cabezas de murciélagos entre tú y Ozzy?”


belzebong-Photo-by-Rafal-Kudyba.jpg
Fuente
hr-jeremy-mo.png

Vaya, qué originales fueron… y si estuviese hablando en voz alta se notaria el sarcasmo, pero lo cierto es que si hubo al menos una pregunta interesante y que de verdad me hizo pensar aun a pesar de su simpleza:

—oye, en tu canción Obsession ‘n Temptation ¿no habrás querido decir «calmar» en vez de «colmar»?
¿No es asombroso cómo las cosas más simples pueden desencadenar reacciones y pensamientos bastante enredados? Le dije al tipo que era probable, seguro estaba ebrio cuando escribí “¿Dónde estoy? Frente al pozo que colma mi sed”, porque vamos, el agua se supone que aplaca la sed, pero por algo existen las metáforas. Y ahora me encuentro preguntándome «¿sed DE QUÉ?» Sentí escalofríos al pensar con esa parte oscura y vergonzosamente cursi que los hombres rudos niegan… Ya saben, lo que quizás era amor… o sexo, ¿no son lo mismo? Pero de lo último no estaba tan necesitado. Decidí salir de ahí de una vez antes de ahondar más esa fosa, esa en la que verdad no quiero entrar, buscar un trago para quizás beber el asunto, o incluso tratar de componer algo, de pretender hacerlo, porque el cielo sabe que necesito nuevo material, y al pasar por la puerta que cruzo el rebaño de negro, tropecé con algo que obviamente no noté por estar tan ocupado pensando en pozos, agua y el pasado: una persona, aparentemente un chico de unos dieciséis años con el no muy celebrable talento de pasar desapercibido. Pedí rápidamente disculpas de una manera automática y por lo tanto robotizada, y estuve a punto de irme de ahí sin mas mientras maldecía en voz baja hasta que escuché su voz y me detuve realmente a verle. «No hay problema» me dijo, «pero me gustaría hablar un poco mas con usted… si no es demasiada molestia». Suave pero sin titubeos, y esos labios rosados torcidos en una pequeña sonrisa me hicieron querer verles bebiendo algo...incoloro, tinto, blanquecino… Respondí que debía ser rápido, que tenia cosas que hacer, lo cual era una total mentira, pero seguía queriendo irme, aun a pesar de la extraña sensación que sentí tan fuerte pero alienígena durante los segundos que tarde en responderle. Una conversación con alguien nuevo, sea la única vez o no, quizás eso sea lo que necesite.


Morbid_Angel_live_in_2006.jpg
Fuente


hr-jeremy-mo.png

Cuando niño, alguien me dijo que las mejores cosas eran las que llegaban de sorpresa, y de cierta forma aplique eso a mi vida en años posteriores, cuando no te detienes a pensar o a planificar mas allá de a qué chulo llamaras para que te facilite a un buen par de putas, y donde compraras las botellas esa noche; o si prefieres un Ferrari que a un Lamborghini; pero si hay algo en que en verdad me sorprendió, algo que ni de cerca me esperaba, fue el encuentro con Tom. Era, como tantos otros, un fan, de esos en que podías sentir la admiración hacia su ídolo, pero a diferencia de la mayoría, no tocaba los extremos de sumisión o reactiva agresión, el contemplaba, el adoraba, él… «Analizaba». Desde esa primera conversación, no dejamos de buscarnos. Él, discretamente en su proceder, yo más salvaje como siempre, y es que poco a poco comencé a entender esos segundos que tarde en responderle la primera vez, el chico era un caso extraño, en sí mismo y en como lo comencé a tratar; no era tímido, pero daba la impresión de serlo, era capaz de comentarios mordaces y encantadoras expresiones de molestia y fastidio a pesar de actuar bastante tranquilo, podías notar que su mente bullía de pensamientos, y admito con un poco de vergüenza que me sonroje al saber hasta qué punto estos pensamientos eran sobre mí, y es que aun si algo admirable, para el yo era más una curiosidad digna de analizar, de buscar entender. En muchos puntos dio en el clavo, eso y su manera de ser, eso y lo fácil que dio sentido al aparente error ortográfico por el que preguntaron en aquel meet-and-greet me mantuvieron orbitando alrededor de su persona:

—Oye, vamos que soy menor de edad y estamos en público— me decía luego de rechazar un trago que le ofrecí.

—Es fácil malinterpretar esa frase—iba diciendo Tom—ya que lo profundo de ella es discreto, y por lo que veo inconsciente de tu parte… Creo que nadie se ha dado cuenta de que simplemente has estado en la búsqueda de algo… No sé; respuestas quizás, venga a saber a qué pregunta, y ese “pozo” no es más que la duda de saber a dónde ir, donde buscar, que buscar—. Tuvo el descaro de reírse porque nuevamente me quedé sin decir nada, ocupado en el sonido del “click” en mi mente indicándome que algo encajaba; un tanto patético de mi parte el que un misterio tan antiguo como los primeros pasos de mi Yo Ídolo fuese a la vez resaltado y revelado por alguien que no llevaba mucho tiempo conociendo, pero era recientemente que me daba la oportunidad de pensar realmente en mi mismo, habiendo estaco ocupado durante años en solamente sentir lo que me llegase, al carajo las explicaciones. Que el que este chico pareciese conocer más de ese aspecto de mí que yo mismo fue lo que quizás me condenó a buscarle, y buscarle a él, ya callada la voz que insistía en repetir “patético” y activa la que lo saludaba y le preguntaba por mí, un poco por él, y eventualmente por ambiguos “nosotros”.

Duramos un buen tiempo conociéndonos, juntándonos, como si una sed mutua nos juntara con la esperanza de ser saciada, pero solo aumentando un poco con cada encuentro.
hr-jeremy-mo.png

El genial loco austriaco de Freud tenía razón al relacionar todo con sexo; raro y extraño es aquel cuyos pensamientos y deseos, por mas románticos que sean, no desemboquen de una forma u otra en sexo, y es que en el fondo no somos más que bestias primales que de vez en cuando buscan redención. Sin duda por algo antes de que existieran los loqueros, la plebe y los reyes acudían con los sacerdotes en búsqueda de esa redención. Ahora bien, considerando mi historial, se podría haber esperado que Tom y yo terminásemos siendo amantes de él haber sido ella, pero para mí fue sorpresa caer tan encantado con otro hombre cuando antes me limitaba a comentarios humorísticos para causar polémica, pero acá me tienen ahora: escabulléndome en mis ratos libres, sonsacando al pobre muchacho, manteniéndolo lejos de su mundo y más cerca del mío con esperanzas de… ¿de qué? Nuestra relación era extraña, yo sabía muy bien que había algo raro ahí mas allá de la diferencia de edad y la similitud de género, que él nunca haber cuestionado lo natural y fluido del surgimiento de mis deseos y emociones hacia él y por el ocultaba algo que seguramente pasaría factura más adelante, pero mi necesidad de su compañía nublaba todo, ¿y cómo no estar feliz sabiendo que el incidente con la gropie, que ya parecía lejano fue una falla del momento? Tom no sólo era compañía compatible, buena conversación, sino también la cura milagrosa para que el viejo soldado de mi pene volviera de nuevo al combate, siempre presuroso de explorar una y otra vez estos nuevos territorios. Tom era una carne extraña pero a la vez familiar, y mientras poco a poco nos ensimismaba, cometí el error de ignorar al resto del mundo, a pasar por alto las sospechas de mis allegados y, confieso amargamente, a nunca haber indagado sobre la vida de Tom más allá de mí, aun con lo sospechoso que debía de ser un chico que se la pasaba solo, prácticamente sin contacto de sus padres, preocupados por la ubicación y estado de su hijo. Quiero justificarme y decir que él me sedujo, pero eso no es excusa, yo también lo busque y me aproveche de él, creyendo que porfin la sed de “que, donde y quien” seria saciada, pero ni modo, continúo ahí, como la bestia que se devora a sí misma para seguir viva. Él es quizás como debí ser, en vez de enterrar complejos y dudas y reemplazarles con una hedonista y delirante personalidad, debí fortalecer al pequeño Charles, y ahora, décadas después me encuentro a alguien que es fuerte dentro de su simpleza y fragilidad, alguien que es genuino a sí mismo y a este supuesto ídolo suyo, un viejo verde cuyos “te quiero” sólo son al oído y con voz entrecortada mientras se lo coge una y otra vez. Sé que las cosas no pueden seguir así, que debo ser tan sincero con él como él ha sido conmigo, admirando a Lord Baxter, pero queriendo encontrar realmente a quien le interpreta. Sin embargo, años de estupidez me han freído el cerebro y no sé cómo sentirme, ni cómo explicarle las cosas sin que crea que he hecho algo malo, aun si es verdad que lo he hecho, pero algo he de hacer, y pronto, cualquiera de nuestras noches o nuestras mañanas debería servir.


hr-jeremy-mo.png


Esas nalgas tan blancas, siempre ellas ahogándome en mi hambre de cosas apretables y suaves, esas nalgas seguidas de piernas delgadas pero bien esculpidas, esas nalgas como el final de una espalda que no me molestaría que me fuese dada, tan hipnotizantes como podrían ser, solo ahogaron por un par de segundos el sonido del maldito teléfono celular que sonaba en algún rincón del cuarto, su insistente pitido me taladraba los tímpanos, hiriendo a una cabeza que ya desde antes sufría por el masoquista veneno del alcohol; ¡ah!, pero mientras bebías el whisky y el vodka era todo menos veneno, ¿no es así Charles? La noche anterior fue de esos tantos momentos de “me vale verga todo”, pero ya estas empezando a ponerte viejo, por más que sea las cosas no son como antes en que la gente se preguntaba si tu hígado y tus riñones estaban hechos de titanio o algo así, el tiempo te demostró que no, y ahora sientes, más rápidamente y más pesados los efectos de «la mañana después», esos momentos donde maldices hasta a los ancestros de ti mismo por andar de pseudo rebelde que le dejó las consecuencias a su yo futuro. ¡Malditas sean esas nalgas! ¡Malditas las piernas que les siguen! ¡y maldita la espalda que le precede!
Trago de nuevo el vomito que se alza en mi garganta, y empiezo a buscar al taladro sónico que continua sonando y taladrando al quizás masoquista cerebro que todo esto pudo prevenir pero no quiso, después de todo, la vida te lanza tanta mierda encima que a veces lo poco que queda de libertad es poder elegir algunos de tus sufrimientos, quizás aderezarlos con un poco de alegría (probablemente falsa o extremadamente temporal) para hacerlos la pastilla de sabor horrible que te forza la sonrisa que te mantiene andando.
Me levanto con cuidado y sigo el doloroso sonido, la única ventaja de su estruendoso taladreo seria que es imposible no encontrarle, aun entre toda la basura, ropa, botellas y restos pegajosos con los que mis pies tropiezan, encontrando el torturador aparato debajo de una mesa cubierta con envases de comida china, el delicioso olor a “rata” en salsa de ostras ahora me resulta desagradable, así que tomo rápidamente el teléfono celular mientras retengo nuevamente el vomito, y descuelgo para escuchar la carraspeante voz de mi representante: —¿Charly? ¿Eres tú? Hay algo importante que debo contarte y por dios santo, ¡espero que estes sobrio!

Las cosas sucedieron muy rápidamente después de eso. El viejo Mike me dijo que los medios habían descubierto mis escapadas con Tom, que nos habían visto juntos muchas veces e interpretar lo que hacíamos en privado no era muy difícil. —Mira Charly, a mi no me importa a quién te fornicas; tu pene es tuyo, pero ¿a un menor de edad? ¡Maldita sea, Charly! ¡Creí que sabias que esas cosas se mantienen en secreto, coño de la madre!—Gritó Mike furioso, parecía que estaba echando espuma por la boca como una cerveza agitada. —El reportero aquel a quien tanto odias ha publicado un artículo con fotos muy comprometedoras y diciendo lo que no se debería saber; ¡los medios están locos con eso! No te imaginas la cantidad de llamadas que he recibido pidiendo explicaciones ¡Sus padres te han acusado de secuestro y violación a un menor!—Dijo poniendo énfasis en la última parte de la oración mientras imaginaba que me miraba desde el otro lado de la línea como si regañara a un maldito y pendejo adolescente que creía sabérselas todas más una. Corté la llamada, el dolor de cabeza más intenso que antes, ya no era un cerebro dolorido sino pedacitos de sanguinolenta materia gris siendo atormentados por el significado de sus palabras, tenía que despertar a Tom y contarle todo, aun sabiendo que al final, seria todo un desastre para ambos. No me equivoqué, la necesidad interna del muchacho se transformo en bilis al decirle porque me creía tan apegado a él, porque me recordaba a lo que fui, a una etapa más bien inocente de mi vida donde podía llegar a haber sido una persona genuinamente buena en lugar de un tren sin rumbo fijo ni intenciones de detenerse; sus palabras dolieron mucho más que las del juzgado, que las de la prensa y que las del público en general.
No volví a ver a Tom después de aquella llamada, y me devastó no poder disculparme con él, ¿qué sentido tenía ahora defenderme? Si lo lastimé, me merecía cualquier castigo. Él fue quien colmo mi sed insaciable, entonces ya no tenía sentido protegerme, mantener arriba cualquier barrera que escondiera un centro vacio de todo excepto del recuerdo y las ganas de algo, de siempre mas, pero Charles Baxter no se puede ir calladamente, si el final de mi vida será un desastre, que sea un completo y sin cabos sueltos o arrepentimientos, le escribiré algo, puede que de alguna forma lo lea.

hr-jeremy-mo.png

Querido Tom:
¿Cuánto tiempo ha pasado desde la última vez que nos vimos? Seguramente mucho, o poco, no lo sé, solo sé que cuando te veía lo menos a lo que le prestaba atención era al tiempo de los relojes, ya que sólo nuestro tiempo importaba. Pero ya ves que las cosas no son buenas por mucho, y ahora lo único que me acompaña en la cama es un fantasma, una imagen sepulcral tallada en mi retina que taladrada en mi corteza cerebral, que por cierto, Tom, se eleva como un altar en cada puto lugar donde hicimos el amor. Cualquiera diría que lo mío es puro capricho, pura “necesidad” o puro “verano espumeante” aun a pesar de mis otoños. Yo sé que cometí muchos, muchos errores, sólo por sufrir una regresión del razonamiento que me condenó a tratarte como un juguete, un hermoso objeto, y con ellos o por ellos no se razona, ¿verdad?

¿Sabes Tom? Si te quise, si me importaste aun mas allá de las erecciones y los abrazos sudorosos; de los besos ebrios y oscuros que viejas y mojigatas podrían usar como vomitivo; si, es cierto que adoraba tu cuerpo, pero más que eso adoraba tu “imagen”, lo que sea que eso signifique. Ahora estas lejos, o cerca, ¿Quién sabe? Y yo, ese a quien le gritaste “¡¡¡MALDITO NARCISO!!!” Se arrepiente de haberte contado el porqué de su obsesión y sus problemas. Tom, te recordaré como lo que fuiste y lo que quise que fueras: amigo, amante, y espejo de mí abismo.

Con deseos de que todo fuese diferente, Charly.


hr-jeremy-mo.png

Coin Marketplace

STEEM 0.28
TRX 0.13
JST 0.032
BTC 60913.71
ETH 2919.21
USDT 1.00
SBD 3.71