Los bailarines tienen una cualidad que a veces me gustaría tener, lo admito. Darle a mi cuerpo esos movimientos que me ayuden a expresar y experimentar diferentes sensaciones. Como habrán notado en mis fotografías anteriores, suelo rescatar detalles que me impactan. Aunque el detalle es mínimo, al final termina siendo un paraíso de sensaciones que se grabará en un instante. Esta vez vengo a compartir una parte de mi proceso creativo fotografiando la danza.

En primer lugar, me gustaría aclarar que mi formación como artista comenzó en el teatro como actor y una de las premisas que siempre tuve en mente fue observar; ayuda mucho a interpretar un personaje. Después del teatro llegó la fotografía como herramienta de salvación a un espacio más tranquilo (digo salvación porque el teatro, aunque lo amo mucho, me provocó demasiado estrés). Luego, aprendí a apreciar los detalles y con ellos construyo un lenguaje muy personal en la fotografía.

Mi viaje comenzó fotografiando teatro, deteniendo el tiempo que en el escenario se consumía rápidamente; busqué expresiones, miradas, movimientos, actitudes. Luego aprendí la importancia de la luz en la fotografía y poco a poco aprendí sobre el oficio. Sabía cómo fotografiar teatro, sabía cómo componer una fotografía ... pero no sabía cómo componer con movimientos rápidos, como en la danza. Fui a un foro sobre fotografía de danza y nunca olvidaré esta pequeña frase:

"... me gusta fotografiar las espaldas de los bailarines."

¿Por qué fotografiarles de espaldas? ¿Por qué despreciar toda la expresión que pueden lograr con sus rostros, sus miradas?

Ese día me fui con muchas dudas y tenía que responderlas. Me atreví a involucrarme en ensayos de danza, salones de danza, espectáculos de danza, casi todo lo relacionado con la danza, sólo para fotografiar y experimentar lo que aprendí ese día. Descubrí una pasión que nunca pensé que tendría con la danza. Con el tiempo, fui agudizando la mirada y comencé a fotografiar manos y pies. ¿Alguna vez has hablado con alguien y has notado que mueven las manos y los pies como si estuvieran diciendo algo diferente a lo que sale de sus bocas? Me pareció curioso observar esos mismos detalles mientras veía interpretar a un bailarín. De allí nació una obsesión que hasta hoy sigo sufriendo jajaja.

Una fotografía es un instante, es escribir con luz, es sentimiento, es poesía, es vida, es un detalle. Espero que disfrutes de estos recuerdos que me enseñaron todo lo que he logrado hasta el presente.