"Concurso maximiza tu mirada"
Elda, creo que no le soy simpático a tu nieto ¿Te ha dicho algo desagradable sobre mí?
No. Dice que eres buen hombre ¿Por qué preguntas eso?
-Nunca me mira directamente a los ojos. Es incómodo. Dentro de dos semanas vendré a vivir junto a tí y quisiera que todo fuera armonioso.
- Okey, hablaré con él.
Desde que, teniendo Cristian solo 5 años, un accidente arrebatara la vida de sus padres su joven abuela se hizo cargo de él en todos los aspectos menos el económico ya que el niño recibía mensualmente los intereses de un fideicomiso que le permitía cubrir sus gastos con cierta holgura. Cristian era ya un adolescente de 15 años, con mucho amor y gratitud hacia su abuela pero también con plena confianza para decirse las cosas, tal como ella le había enseñado desde pequeño. En la tarde, cuando Cristian llegó a casa del Liceo, Elda lo abordó:
Cristian, Andrés teme que tú no simpatices con él.
¿Y eso por qué?
Dice que nunca le miras directamente a los ojos.
Cristian la miró con sus ojos "color del tiempo", que la mayoría de las veces eran de color gris claro pero que en ciertos momentos se le ponían muy azules y en otros eran verdosos con matices dorados.
- Dile a Andrés que no se preocupe, abue. Me alegra que se venga a vivir acá, para que no estés sola. Es solo que...cómo te explico...No me gusta mirar a los ojos de ciertas personas porque veo el vacío de su alma.
-¿Qué es eso?
Eso es más que su alma, abue. En los ojos está todo: tu presente pero también tu pasado y a veces tu futuro. Cuando hay dolor...prefiero mirar hacia otro lado.
¿Qué ves tú en los ojos de Andrés?
Abuela ¿Recuerdas cuando se fueron mi papá y mi mamá? A veces es dificil aceptar que las personas que amamos son un préstamo de Dios para nosotros y que es un regalo el tiempo con ellos. Siempre llega un momento en que uno dice "adios" y se va y otro dice "adios" y se queda. Quisiera que nunca sufrieras pero esas cosas no dependen de mí.
Elda no entendió nada de lo que decía su nieto.Dos semanas después Andrés se mudó a su casa y Elda tuvo una nueva razón para sentir alegría y entusiasmo.
Después de un año, una noche en que Andrés tardaba en llegar sonó el celular. Cristian apretó los ojos y los puños con fuerza. Elda atendió:
- ¿Alors? Sí, con ella habla...No....¡No puede ser! ¿Dónde? Si, voy para allá.
Miró a Cristian, él la abrazó mientras le susurraba:
-El préstamo de Dios, abuela, el préstamo de Dios.
IMAGEN: Dibujo realizado a lápiz a mano alzada en hoja de papel bond blanco.
Foto tomada con celular Galaxy