ALGUIEN REGRESÓ DEL MÁS ALLÁ (RELATO VERÍDICO)

FUENTE
Les voy a narrar la historia de una señora quien murió, cruzó el famoso "tunel" y contó lo que vió al salir de él.

Hará unos veinte años atrás, cuando daba clases de música a domicilio a personas de la tercera edad, comencé a impartir clases de Cuatro Venezolano a una dama cincuentona quien vivía en la urbanización El Paraíso, en Caracas. Una vez me relató algo que tengo gusto en compartir con ustedes:

Una de sus tías cayó por una escalera y a consecuencia del golpe recibido en la cabeza no sólo perdió el conocimiento sino que cayó en estado de coma. Según me contó mi alumna, su tía permaneció por cerca de seis meses hospitalizada en una clínica y “conectada” a diversos aparatos que se encargaban de que su organismo pudiera continuar ciertas funciones vitales. Ella la iba a visitar e inspirada en escenas que había visto en películas trataba de estimularla a regresar diciéndole cosas como:

• ¡Tía, te queremos, te extrañamos, haz el esfuerzo de volver, la familia está incompleta sin ti!

Sin embargo, la tía nunca dio señal de escuchar nada. Un día en que la visitaba su esposo tuvo un paro cardíaco y el médico de guardia y unas enfermeras se afanaron tratando de revivirla. Le aplicaron un desfibrilador tratando de que su corazón volviera a funcionar pero nada lograron. El esposo seguía en la habitación, en un rincón, ya que debido a la emergencia del momento ni el médico ni las enfermeras le habían tomado en cuenta y por ello no le habían pedido saliera de la habitación.
Después de luchar un rato, el médico se dio por vencido y dijo a la enfermera:

• Ya no va a revivir, desconéctenle los aparatos.
  En ese momento, el esposo notó que la dama movía el dedo gordo de uno de sus pies y gritó:
• ¡Está viva! ¡Movió un dedo!
  Médico y enfermeras se afanaron nuevamente y la dama no solo volvió a la vida sino también regresó del coma. Gracias a Dios conservó casi todas sus facultades motoras y mentales, lo único que perdió fue la capacidad de escribir. Más nunca pudo escribir siquiera su nombre aunque leía a la perfección.
  La sobrina (Mi alumna) le preguntó un día:
• Tía ¿Tú escuchabas cuando yo te hablaba y te decía que regresaras con nosotros?
• No, todo ese tiempo que estuve en coma yo ni escuché ni sentí nada. Fue como estar dormida. Recuerdo haberme caído de la escalera y luego verme flotando boca abajo pegada del techo de la clínica, mirando lo que el médico y las enfermeras hacían. De repente me sentí como aspirada hacia arriba y comencé a recorrer a altísima velocidad un túnel. Me dirigía hacia una luz. Cuando llegué allí vi que la luz era en realidad la salida del túnel, cuando la traspasé me encontré en un lugar maravilloso. Un parque con mucha grama, árboles y unas flores preciosas con colores que yo nunca había visto. Entonces vi que venía un grupo de personas vestidas de blanco como a darme la bienvenida. Me sentí feliz. Entre las personas distinguí a varios de mis familiares y amigos ya fallecidos, comencé a dirigirme hacia ellos y en ese momento escuché la voz de tu tío gritando “¡Está viva! ¡Movió un dedo!”, de inmediato sentí que entraba en mi cuerpo, algo parecido a cuando uno sueña que pisa un escalón y lo falla y siente el vacío y luego el impacto. Me sentí con mucha rabia porque yo quería era quedarme allá donde había llegado, pero lo que sí te puedo decir es que ahora cuando vaya a morir no me va a dar miedo porque ya yo sé a dónde voy a ir.

Esta historia verídica es una de varias que conozco, de esos hechos que llamamos "sobrenaturales" y no lo son, porque no hay nada más natural que la muerte, lo único que tenemos seguro desde que nacemos. Estaré compartiendo con ustedes otras vivencias porque creo que mientras más se difundan estas historias habrá más claridad acerca de esas experiencias que conocemos o vivimos pero callamos por miedo a ser criticados o no creídos si las compartimos.

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