El As de Corazones

Estos son los perfiles de dos personas normales, en una web de contactos cualquiera, llena de esperanzas para personas solitarias o con falta de tiempo para relacionarse. Se llamaba Amadeo. Tenía el pelo castaño, ojos verdes, y un cuerpo atlético con 1.80m de altura. Un hombre culto y de buena familia. Doctorado en finanzas y sub-director de una sucursal bancaria. Ella se llamaba Ingrid. Tenía el pelo rubio y ojos azules. Su cuerpo era atlético, media 1.70m de altura. Soñadora y de buena familia. Doctorada en medicina y trabajaba en un hospital de la zona.

Pero el destino quiso que se entrelazaran los perfiles y así se conocieron. Era una hermosa tarde de septiembre. En la cafetería que había junto al mar, vieron como el ocaso, daba paso a una hermosa luna llena. Pasearon bajo su luz por la orilla del mar, dejando que las olas acariciaran sus pies desnudos. Sellando la noche con un beso ardiente de pasión. Una noche que ella nunca olvidará. Así fue su primera cita que quedó marcada en el recuerdo.

Hace ya tres años de eso. La relación fue como un cuento de hadas, junto con el sueño de Ingrid, de formar una familia perfecta. Haciendo que los defectos de él, fuesen más pequeños. Se casaron al enterarse que había quedado embarazada y lamentablemente, perdió a su bebé unos meses más tarde. Un suceso que a una madre le cuesta superar y lo digo así porque a Amadeo pareció no afectarle tanto.

Llegó la navidad. Ingrid como todos los años iba a casa de sus padres a Francia. Era la tarde de noche buena y ya tenían todos los preparativos de la cena. Así que Ingrid, encendió su viejo pc, había estado allí guardado desde que conoció a Amadeo.

Le quitó el polvo acumulado de estar guardado y lo encendió. Al abrir el navegador, en la pestaña apareció la web de contactos en la que se conocieron, recordó aquellos lindos días en los que se sintió como una quinceañera. No pudo evitar la tentación y se conectó.

En cuestión de segundos se colapso su buzón, con mensajes de caballeros o no tan caballeros, dispuestos a conocerla. Toda una tentación, en la que por un momento dejó volar su imaginación. Para evitar caer en el pecado, empezó a borrar todos los mensajes.

Cuando le llamó la atención un mensaje en particular. ¡Amadeo! no es posible. ¿Le habrán robado la cuenta?¿Cómo se lo digo? Si lo hago, sabrá que estado usando la web y se enojará mucho. Pero sino se lo digo tal vez, le conlleve problemas futuros, un dilema para su mente. Luego pensó que serían los mensajes automáticos que mandan por la similitud de perfiles y se relajo.

<<Continuará>>

Capítulo II : El As de CorazonesII
Capítulo III : El As de CorazonesIII
Capítulo IV : El As de CorazonesIV
Capítulo V : El As de Corazones V (El desenlace)

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