Independientemente de la edad, el género, la herencia y la profesión, todos estamos a merced de las emociones. Quizás sin ellos sea más fácil. Pero es poco probable que seamos felices, habiendo dejado de sentir no solo la ira o el dolor, sino también la sorpresa, la alegría o el amor.

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Nos hacen reír, tristes, alegrarnos o llorar ...Todos los días, bajo la influencia de impresiones y recuerdos, experimentamos una gran variedad de emociones. Nos controlan hábilmente: sentimos alegría, y en este momento nos volvemos más receptivos, atentos a los demás. La pena nos hace más educados, útiles y circunspectos. El estrés puede literalmente destruirnos.

Debido a las emociones y sentimientos, la vida adquiere colores especiales, pero esto es precisamente lo que nos asusta. Quizás el hecho es que nos enseñan a controlarnos a nosotros mismos y a nuestros impulsos espirituales desde la infancia, y luego la vida en la sociedad comienza a dictar sus reglas "adultas": no es costumbre derramar el alma a los colegas, la sociedad nos dice los hombres no lloran ...

Intentamos ocultar nuestros sentimientos, suprimirlos. ¿Pero es posible prescindir de ellos, ir por la vida solo con lo que la fría razón dicta? Para vivir en armonía con sus emociones, los expertos dicen que, en primer lugar, es importante comprender cómo funcionan, qué llevan en sí mismos y por qué surgen.

Como Sabemos El amor nos empuja a un compañero, la ira protege contra los enemigos. El miedo advierte del peligro. La alegría nos atrae a otras personas... Las emociones básicas son las mismas para todos, están "escritas" en los genes en la medida en que aseguran nuestra supervivencia en nuestro planeta tierra.