Mira lo que sacrificas a cambio de lo que ganas.

Escribo esta nota partiendo de observaciones personales; y es que ya he visto la forma en que personas que se encuentran mal enfocadas son capaces de luchar por conseguir algo particular de las personas o el entorno que les rodea pero sin medir las consecuencias de sus logros.

Podríamos estar hablando de algún regalo a alguna cosa material; o simplemente una actitud o conducta deseada de la (s) otra (s) persona (s). Pero ¿Qué estamos sacrificando a cambio de eso?

Ejemplificando el Asunto.

María quiere que Carlos (su mejor amigo) le regale un pantalón para su cumpleaños y por eso le hizo prometer que se lo regalaría. Se acerca la fecha del cumpleaños de ella, y María no cesa de recordarle su promesa día tras día, y hacerle saber que si le falla ella estará muy decepcionada.

Siempre, cada vez que ve oportunidad, le recuerda a él cómo es el pantalón que ella quiere (y cómo no lo quiere). Ya le ha sacado la cuenta de lo que gastará y donde está el que le gusta y de manera continua está preguntándole como va en el asunto de conseguir el dinero para su gran regalo.

Al saber que él tuvo un ingreso extra, no duda en recordarle lo suyo y reconvenirle si no tuvo como prioridad su regalo.

- Y ¿Porqué no? piensa ella, después de todo él se comprometió.

Al final de todo esto llega la esperadísima fecha, y su amigo del alma le regala el pantalón que tanto ella anheló y luchó. Él trató de dárselo lo mas apegado posible a las especificaciones de ella pero jura en su alma que jamás volverá a prometer un regalo a María en su vida; Y en el fondo de su corazón él está muy decepcionado de la amistad interesada de ella y muy difícilmente volverá a ser el mismo o volverá a regalarle algo.

Concluyendo

¿Que ganó María? ¡Lo que quería! Un Pantalón

¿Y Qué perdió? ¡Todo lo demás!

¡Los tesoros de la amistad de Carlos, que en su vida habrían valido más que un millón de pantalones!

Así podemos llegar a ser todos nosotros cuando nos importa o nos centramos en lo que queremos y esperamos de los demás, más que en ellos mismos.

Y para finalizar, no olvidemos la gran regla de oro:

Tratemos a los demás como quisiéramos ser tratados por ellos.

Fuente de Imagen: Pixabay.