Si estás pensando que esa foto es de una fiesta de disfraces, déjame decirte que no lo es. Si crees que se trata del jefe indio Sioux Caballo Loco, con bigotes al estilo mexicano, tampoco lo es, si tu imaginación te lleva a pensar que me acompaña Pocahontas esa linda india de la tribu Algoquin que se hizo muy famosa con una película de Disney lamento decepcionarte pero tampoco lo es.
Te cuento que no sabía lo que significaba la palabra Pocahontas en el dialecto de los algoquin, ahora que lo sé se los comparto:
“Ella es juguetona”
Los hombres y mujeres de las praderas del Norte de América les daban nombres muy peculiares a sus hijos, algunos se llegaron hacer muy populares, como por ejemplo, Toro Sentado y Gerónimo por mencionarles un par de ellos, cuyos nombres en su propio dialecto, Sioux y Apache respectivamente eran, Takanka Yotanka y Goyathlay.
Esos nombres les eran dados a los recién nacidos en función de ciertas características físicas o cualidades que veían en ellos, en ocasiones por eventos de la naturaleza con la que vivían en perfecta armonía, de allí surgían los nombre como “Nube Blanca”, “Choque de Truenos” y muchos más que les servía de inspiración y guía en su vida.
Como te comentaba, no es una fiesta de disfraces, se trata de una Gran Asamblea de Negocio, con representantes de varios países. Negocio que maneja millones de dólares, con grandes inversiones, con presencia internacional, alta tecnología, con su fábrica en Miami, cientos de miles de personas, dirigidas por grandes líderes que hacen del liderazgo su forma de vida.
No tengo la más mínima idea de cuantos libros o artículos se han escrito sobre el tema del liderazgo, hay personas que han dedicado su vida casi que por completo a estudiar e indagar sobre ese tema tan apasionante, que luego comparten con otros a través de sus libros, charlas y conferencias.
Se intenta descubrir y describir lo observado, pero muchas veces quien descubre y describe no ha vivido el liderazgo en sí mismo, hay otros que sí. Hay un hecho curioso que algunos grandes líderes de la historia de la humanidad nunca hablaron de liderazgo, ellos vivían el liderazgo.
Detrás de la gran admiración o repudio que se puede llegar sentir por un líder, siempre ha existido la curiosidad por conocer que hacen, cómo lo hacen. Pero eso no es suficiente, incluso existen corrientes de estudio donde se busca modelar la excelencia y el liderazgo personal, que termina como una mala copia del original.
En la política, en los negocios y en otras áreas de la vida hemos visto como cuando un importante líder ya no está porque murió o por cualquier otra razón, quien lo suplanta pretende ser una copia al carbón del líder original, si el anterior cantaba o recitaba, el nuevo lo imita aunque nunca en su vida haya cantado o recitado.
fuente
Empiezan a utilizar los mismos gestos, sus frases con todo y entonación, se llega al extremo de vestirse igual o casi igual, pretendiendo ser una proyección holográfica del otro. Yo me pregunto:
“¿Cómo se puede sentir ese individuo, que piensa de sí mismo?”
Será que el fin justifica los medios, no importa cómo, ni dónde, ni cuándo. Lo más cumbre que ese nuevo “líder” cuando empieza a rodearse de sus nuevos seguidores, de su equipo, como que los busca con su mismo estilo ya que estos empiezan a hacer lo mismo y se convierten en réplicas de réplicas.
“Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia”
Pasa entonces como con el papel carbón, que quizás muchos lectores no lo utilizan, como si los llegamos a utilizar los de otras generaciones. En aquella época que no existían las computadoras, ni las impresoras, ni fotocopiadoras, ni internet, menos aún un disco duro, cuando nos disponíamos a redactar una carta o un memorándum, le decíamos a la secretaria:
“Original con tres copias”
Fuente
Cuando el papel carbón estaba nuevo, las tres copias se veían nítidas, se veía más nítida la primera copia que la tercera ya que al teclear sobre la máquina de escribir, la marca más débil la recibía la tercera copia.
Después de utilizar ese papel carbón, una y otra vez, las copias iban perdiendo calidad, ya era hora de cambiar el papel, y lanzarlas al cesto de la basura.
Me encantan los libros de John Maxwell, quien es toda una autoridad sobre la materia del liderazgo en la época actual, he leído varios del autor, también me inclino por los libros de Stephen Covey, y otros autores más de los cuales hay mucho que aprender, sobre todo aplicar como él lo sugiere en cada texto al igual que Maxwell. Pero, no es de ellos que les voy a comentar.
Hace 14 años, luego de venir de una formación académica universitaria y trabajar en el área de consultoría, tuve que dar un giro de 180 grados en mi vida, tuve que cerrar un negocio dedicado a la formación profesional, y por necesidad debí incursionar a una actividad que rechacé durante toda mi vida, de la cual hoy les puedo decir ha sido una de las mejores experiencias de vida que he tenido.
Se trataba de un negocio de la venta directa, que ofrecía excelentes beneficios, pero no me gustaba la forma en que se hacía. Yo venía de un mundo muy formal, donde no había espacio para una rifa, menos para un baile en público, me parecía ridículo todo lo que hacían, lo que más me sorprendía era como la gran mayoría lo disfrutaba.
Con el tiempo, en la medida que le vamos quitando las capas a la cebolla, en nuestro proceso de transformación, vamos comprendiendo toda la magia que se esconde detrás de cada acto. Cuando descubres a través de tu propia experiencia cómo tocar el corazón de las personas para que a través de tu mensaje, inspiración y ejemplo quienes te siguen puedan lograr lo que tú has logrado, sólo entonces comprenderás lo que significa vivir el liderazgo.
El extraño era yo.
Definitivamente, una cosa es hablar del cambio y otra vivirlo en carne propia, yo sabía sobre la importancia de la adaptación, el punto es cuando te toca a ti ser el protagonista, observador y director al mismo tiempo, eso si deja aprendizaje.
A estas alturas te estarás preguntando:
¿Y el Cacique Empujao?
Aprendí de dos grandes líderes maracuchos, el Sr Luis Urdaneta y la Sra. Verónica Rodríguez valiosas enseñanzas de vida que aplico a diario. Quienes son de Venezuela y conocen del típico hablar del maracucho saben que ellos son muy ocurrentes y hablan gritao, son muy simpáticos y dicharacheros.
Seguramente ni el Sr Luis ni Verónica habían leído a Maxwell, ni hacían clasificaciones, ni tipologías sobre el liderazgo, tampoco los ubicaban por niveles. Venían de abajo, él era mensajero a los 17 años en una institución bancaria y ella secretaria en la misma institución, con educación básica de nivel medio, pero con una ganas inmensas de comerse el mundo, incursionaron con una compañía americana de Venta Directa la cual fue su escuela de vida donde se pulieron como líderes, no con los libros, sino en la calle con la gente.
A este par de maracuchos les escuchaba repetir una y otra vez en su tono cantaíto maracucho:
“Con ese hay que trabajar, hasta que lo aprenda bien, ese es un cacique empujao”
“Parece perrito mojao, cuando le hablo de metas, se sacude”
“María, es una líder nata, observa lo que hace, esa camina sola”
Estos dos personajes no se complicaban la vida con léxico rebuscado, contaban sus propias historias, con una magia y sabiduría increíble a nivel comunicacional, con una conexión con el público que cualquier político envidiaría.
A los líderes los clasificaban en dos, el Cacique Nato, ese que camina sólo, no hay que decirle lo que hay que hacer, ese ya vino hecho, sólo hay que pulirlo; el otro tipo de líder es el Cacique Empujao, ese no camina sólo hay que empujarlo para que lo haga, da más trabajo, pero se puede trabajar, una vez que suelte el miedo va a volar, está metido en su caja mental.
¿Cuántas veces nos quedamos atrapados en nuestros paradigmas y negamos a ver nuevas opciones porque creemos saberlo todo?
¿Te has preguntado las veces que producto de un miedo que sólo está en tu cabeza, no te atreves a tomar una decisión?
¿Cuántos cambios podemos lograr en la vida cuando nos dejamos guiar como niños en el proceso?
De vez en cuando hace falta un buen empujón para salir del marasmo mental y pasividad en que estamos. Pasado el tiempo valoramos más ese buen empujón que alguna vez nos dieron en la vida.
El cambio solo es posible, cuando vas de lo conocido a lo desconocido, es ir del no sé qué no sé, al no sé qué sé. Cuando no sabes que sabes, estas sin saberlo en el lugar reservado a la Maestría Personal.
Fuentes consultadas:
Mi historia de vida.
Jefes Indios
Salomón Castellanos
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